BILBAO. El solvente Gescrap Bizkaia de la Euroliga sigue sin encontrar su velocidad de crucero en la Liga Endesa. El equipo que en el más lustroso certamen continental fue capaz de ganar en canchas de tan elevado voltaje como las del Fenerbahce o el Caja Laboral Baskonia sigue sin estrenarse a domicilio en la competición doméstica. Cada vez que sale del Bilbao Arena falla a la hora de interpretar los mapas, no acierta cuando debe programar las coordenadas del GPS y se queda desnortado, sin rumbo. Perdido. Como ayer en el Martín Carpena malagueño. Los de Fotis Katsikaris no tuvieron ni el ritmo, ni el acierto ni la riqueza de juego suficientes como para hacer claudicar al Unicaja y su derrota trae como consecuencia que el billete para disputar la Copa sea ya prácticamente una quimera, pues el escasísimo margen de error que tenían hasta ayer ha quedado ya borrado. Ya no queda otra que ganar los cuatro partidos restantes de la primera vuelta si se quiere jugar el torneo del K.O.

Los hombres de negro recayeron en vicios pretéritos que parecían ya erradicados pero que ayer volvieron a hacer acto de presencia en suelo andaluz. Al equipo le faltó chispa, intención, verticalidad y claridad de ideas para poner el balón en situaciones ventajosas, retornando así a los ataques enrevesados que acostumbran a culminar con soluciones individuales. Con Aaron Jackson demasiado embarullado, Álex Mumbrú muy poco entonado y Marko Banic infrautilizado, sumar puntos no fue tarea sencilla para los bilbainos, que en defensa sufrieron además para parar las penetraciones de los exteriores del Unicaja y taponar su juego interior. Solo con Raúl López dirigiendo las operaciones y Kostas Vasileiadis haciendo gala de su constante amenaza tuvieron los visitantes momentos de clarividencia que, sin embargo, acabaron siendo insuficientes.

Y así y todo los de Katsikaris estuvieron en todo momento en disposición de luchar por la victoria, pero su incapacidad para gestionar las escasas rentas obtenidas volvió a pesar como una losa. Hasta en tres ocasiones pudo el Gescrap Bizkaia amasar una ventaja tranquilizadora en el marcador, pero en todas ellas se le escurrió entre los dedos, la última a 4:44 del final, cuando un 60-64 a favor de sus intereses mutó a un 73-66 en un abrir y cerrar de ojos tras una sucesión de pérdidas, tiros fallados y rebotes ofensivos concedidos. Porque tampoco es que el Unicaja jugara un encuentro prodigioso. Lo que sí supieron hacer los de Chus Mateo es jugarse los cuartos en el terreno que deseaban, en el juego interior, surtiendo de balones a Luka Zoric y Joel Freeland (entre ambos sumaron 37 puntos acaparando más del 50% de tiros de dos puntos del equipo). Además, en los últimos compases tuvieron las ideas perfectamente claras: penetraciones de Rowland y Fitch para provocar faltas. Acertaron.

El partido arrancó sin dueño, con los errores sobreponiéndose a los aciertos sin que ninguno de los dos contendientes fuera capaz de poner un mínimo de cordura sobre la cancha. Cuando Unicaja y Gescrap optaban por correr, el Martín Carpena se convertía en un correcalles, mientras que los ataques estáticos se convertían en galimatías opacos carentes de sentido. Con Zoric y Fischer llevando la voz cantante en la ofensiva de cada equipo, los de Katsikaris tuvieron la oportunidad de hacerse con el timón del duelo, pero se mostraron muy fallones desde el perímetro, forzaron demasiado las acciones y tampoco supieron aprovechar una falta antideportiva de Freeland sobre Hervelle. Con este panorama, Unicaja no tuvo que hacer demasiado para llegar al final del primer acto mandando en el luminoso (16-14).

El dibujo del choque cambió algo con la entrada en escena de Raúl López. El base catalán puso algo de cordura al partido, anotó con soltura, distribuyó juego y el Gescrap Bizkaia cimentó un 20-27 a su favor que, sin embargo, se esfumó con la misma rapidez con la que se formó. Mateo volvió a echar mano de Freeland y el poste inglés campó a sus anchas en la zona bilbaina para conseguir que la ventaja del Gescrap Bizkaia fuera mínima en el ecuador del duelo.

Duelo enfangado Tras la reanudación se mantuvo el mismo panorama. Nuevo intento de escapada de los hombres de negro (39-44) que el Unicaja no tardó ni minuto y medio en abortar. El choque se enfangaba cada vez más y más sin que los de Katsikaris fueran capaces de reactivarlo con esa chispa que les distingue de los demás y que tanto echan de menos cuando no hace acto de presencia. El 51-50 a falta de diez minutos dejaba claro que la tensión iba a durar hasta el final. Cuatro tiros libres de Vasileiadis tras una técnica pitada a Zoric invitaban al optimismo a un Gescrap Bizkaia que veía cómo el Unicaja entraba en bonus a 6:10 del final y que cogía aire gracias al acierto de Raúl desde la línea de 6,75, pero el 60-64 a 4:44 de la bocina no fue más que el principio del fin.

Los de Katsikaris sufrieron otro cortocircuito marca de la casa y no vieron aro durante dos minutos y medio, circunstancia aprovechada por los anfitriones para construir un parcial de 9-0 y dejar la victoria en bandeja. Los Rowland, Fitch y Freeland no fallaron desde la línea de tiros libres, el triple de Mumbrú llegó demasiado tarde y el Gescrap Bizkaia sufrió otra derrota a domicilio que deja la clasificación copera convertida en una quimera. Bien es cierto que el de Katsikaris es un conjunto acostumbrado a hacer fácil lo difícil, pero no se puede vivir toda la vida esperando milagros.