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Más de 300 valientes se hicieron notar en Pucela

División de opiniones tras la derrota: unos pidieron la dimisión de vidorreta, otros aplaudieron al equipo

valladolid. La afición del Bizkaia Bilbao Basket, al menos los tres centenares largos que se atrevieron a viajar hasta Valladolid, algunos de los cuales se quedaron incluso tirados en el camino, se merecen un premio a la fidelidad. Ni la nieve que acompañó buena parte del trayecto hasta la capital pucelana ni el soleado y muy frío día que recibió a los valientes les apartaron de una cita con tintes dramáticos, a la que había que acudir con más razón que en todos los años anteriores.

Cuatro autobuses oficiales, movilizados de forma solidaria por la empresa Soleto, uno fletado por seguidores de forma particular y numerosos vehículos privados dejaron a la gente en Valladolid hacia la hora de la comida. Había que coger fuerzas y los restaurantes de la zona centro y de localidades aledañas a Pucela calentaron el cuerpo y el ánimo, no sólo para el partido, sino para afrontar un viaje de regreso que se intuía igual de complicado. O más. Quizás por eso y porque la trascendencia de la cita no invitaba a la fiesta, sino a la discreción, apenas se vio gente por la calle que no fueran los pingüinos que con sus motos poblaron carreteras y cunetas. ¡Esos sí que tienen mérito!

Ahora bien, de lo que se trataba era de ganar y los aficionados del Bizkaia BB, decididos a dejarse notar, se aplicaron a ello desde más de media hora antes de que comenzara el encuentro cuando sólo ellos, allá en lo alto, ocupaban las gradas del Polideportivo Pisuerga. Ya entonces dejaron sentir su apoyo a los jugadores y técnicos, sin excepciones. Ayer todos iban en el mismo barco, en el mismo autobús camino de la recuperación, pero finalmente esta meritoria expedición tuvo que volverse de vacío Algunos, muy enfadados, pidieron la dimisión de Vidorreta, mientras que otros no renunciaron a su grito de guerra: ¡Bilbao Basket!.