Después de recriminar con fruición al árbitro extremeño Gil Manzano el poco tiempo que añadió en el Clásico disputado en Valdebebas, el sábado, recibiendo una tarjeta amarilla por pelma, Gerard Piqué seguía con ganas de hablar. No jugó ni un minuto del partido frente al Real Madrid, así que estaba desbordante de energía, con la adrenalina apretando y muchas ganas de ejercer de capitán de una tropa alicaída por la dura derrota ante el eterno rival. Los micrófonos de Deportes Cuatro captaron la siguiente conversación con Jordi Alba: "Tú tranquilo..., esta Copa la ganamos seguro, ¡vamos€!". "No sé yo, eh€", respondió el lateral izquierdo azulgrana. "¡Que no sé yo!", reiteró Alba ante los intentos de su compañero por levantarle el ánimo.

No solo perdió el Barça un encuentro ante el Real Madrid, con todo lo que conlleva, sino que además cortó de cuajo su meteórica progresión en el campeonato liguero. No en vano el conjunto de Ronald Koeman llegaba a la parte final de la temporada con serias opciones de hacer doblete, Liga y Copa, tras encadenar 19 partidos consecutivos sin perder en la competición regular (no lo hacía desde el 12 de diciembre en Cádiz) y después de remontadas épicas en el torneo del KO, como la conseguida en Los Cármenes frente al Granada.

Gerard Piqué se quedó al margen del Clásico. Recién salido de una lesión, primó sobre todo la precaución. Cercano estaba el antecedente, cuando forzó para regresar al equipo azulgrana y disputar el duelo ante el PSG en la Liga de Campeones, y recaer de la lesión. En cambio, es muy probable que sí juegue la final del próximo sábado en La Cartuja.

Después de un despegue meteórico, el frenazo de Valdebebas ha redescubierto la fragilidad del Barça y desinflado el castillo levantado en el aire con respecto a la Liga. Sin embargo pocos dudan de su capacidad para ganar la final de Copa ante el Athletic, avisados además del antecedente en la Supercopa. Pero otra cosa es el doblete.

El optimismo de Laporta

Sobre todo porque antes del clásico el Barça dependía de sí mismo para ganar la Liga y ya no, aunque quedan ocho encuentros por delante, entre ellos un enfrentamiento directo con el Atlético de Madrid.

En la estela de Piqué también está Joan Laporta, que lanzó un mensaje de optimismo en su primer Clásico tras su regreso a la presidencia, recordando que quedan muchos partidos por delante "para conseguir el objetivo de ganar la Liga". Laporta, como es de esperar, no tiene dudas de que el Barça "luchará hasta el final: ¡Visca el Barça!".

Koeman, en cambio, seguía ayer domingo masticando la derrota y recurrió a Twitter para reiterar que el Barça llevó la iniciativa frente al Real Madrid y tuvo ocasiones para un mejor resultado, sobre todo en el instante final, cuando el jovencísimo Ilaix Moriba (18 años, como Pedri) estrelló el balón en el larguero de la portería de Courtois.

Y también para seguir involucrando al factor arbitral del desatino en Valdebebas. "Mala suerte al final con una decisión equivocada del árbitro y del VAR", escribió sobre la acción en la que Mendy derriba a Braithwaite en los instantes finales del partido.

Nada dijo de Messi, que no tuvo su noche en el que pudo ser su último Clásico. Frente al Athletic también puede ser la última oportunidad de levantar una copa con la camiseta azulgrana. Y Messi es el jugador que más goles ha marcado al Athletic