Ferdinand Daucik, el nexo entre el Athletic y el Slavia
Javier, hijo del que fuera técnico rojiblanco y futbolista del conjunto checo, repasa las vivencias de su padre
El comunismo soviético y su expansión por centroeuropa hizo que a finales de la década de los 40, más concretamente desde que la extinta Checoslovaquia se convirtió en 1948 en un satélite de la Unión Soviética, miles de personas salieran del país hacia otros lugares del Viejo Continente. Ferdinand Daucik (Sahy, Hungría, 1910-Alcalá de Henares, 1986), futbolista de éxito del Slavia de Praga y después entrenador del mismo equipo, fue uno de ellos. En 1949, cuando era entrenador de la selección checoslovaca, fue encarcelado y sometido a durísimos interrogatorios. Logró huir, primero a Austria, después a Italia, a Turín, y finalmente recaló en Barcelona.
Cuñado de Ladislao Kubala, cuentan que una de las condiciones para que el húngaro aceptara fichar por el Barça y no por el Real Madrid fue que en el acuerdo figurara también Daucik, quien asumiría las riendas del conjunto catalán. Claro que no era un entrenador cualquiera, pues contaba con experiencia pese a su edad, apenas 40 años, y el Hungaria, un equipo que él mismo fundó y que estaba formado por exiliados húngaros que viajaron por distintos lugares de Europa e incluso América del Sur, había obtenido un gran reconocimiento por su juego.
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Tras ganar dos ligas y tres copas con el Barcelona, en 1954 inició una corta pero muy exitosa etapa en el Athletic. En solo tres temporadas, el técnico conquistó dos Copas y una liga y se convirtió en el primer entrenador en dirigir al conjunto rojiblanco en la Copa de Europa, competición en la que el Athletic participa ahora por sexta vez y en la que este martes se verá las caras con el Slavia, uniendo a dos de los equipos que más marcaron al checo, fallecido en 1986.
Javier, su hijo, recorrió aquel trayecto entre Checoslovaquia y Bilbao con él. Era muy joven, pero guarda en su memoria aquellos años en los que su padre se convirtió en toda una institución en la capital vizcaina, especialmente por su peculiar manera de trabajar y de tratar de encontrar nuevos talentos.
“A mi padre en muchas de las ocasiones en las que dio con jugadores juveniles o incluso más jóvenes, pero que él creía que tenían potencial, le tocó ir a los caseríos para hablar con las familias de los chavales. Necesitaba su aprobación para que pudieran ir a entrenar con él. Él detectaba la genética del éxito que quería para sus equipos, como hizo, por ejemplo, con José Eulogio Garate y Miguel Jones poco después”, relata el hijo de Ferdinand.
Insiste Javier en la cuestión de la genética: “Por ejemplo, en el Athletic, Arrieta, Uribe y Merodio eran chicos muy jóvenes que prácticamente salían de la cantera. Él siempre detectaba esa capacidad que iban a tener para ser futbolistas. La genética era parte fundamental del éxito. Eso es lo que hizo que ganara allí donde fue. Buscaba esa buena genética y después la optimizaba para que fueran grandes jugadores”.
Eso sí, hay un lamento que aún hoy perdura inmóvil en la mente del hijo de Ferdinand Daucik, y es que de no haber sido por cuestiones ajenas a la figura de su padre, podría haber marcado toda una época mucho más longeva y exitosa en el Athletic. “Desgraciadamente no dio con la mejor directiva del Athletic y no se pudo alargar”. Tras tres años en Bilbao, fichó por el Atlético de Madrid.
Las misas
El que fuera técnico rojiblanco llegó con ese atractivo estilo futbolístico centroeuropeo de la época debajo del brazo. Ese, cuentan, fue uno de sus secretos para que siga siendo, más de medio siglo después, el entrenador con más títulos de Copa, pues a las tres del Barcelona (1951, 1952 y 1953) y las dos del Athletic (1955 y 1956) sumó una sexta, lograda con el Zaragoza en 1966.
El otro, según relata su hijo Javier, es la unión que conseguía en sus equipos: “Mi padre llevaba a sus jugadores a misa antes de los partidos. Lo hizo en todos sus equipos, y por supuesto también en el Athletic. No es que fuera un beato, era una persona religiosa, pero lo hacía especialmente porque con ello conseguía apiñar a todo el grupo. Con ello conseguía transmitirles el mensaje de unión en un ámbito más íntimo y la unión era mucho más grande”.
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Aunque Ferdinand Daucik únicamente vivió tres años en Bizkaia, Javier desvela que la familia siempre tuvo mucha “cercanía con Bilbao”. “Vivíamos en Las Arenas y allí vivimos todos mis hermanos y mis padres. Incluso cuando mi padre dejó de ser entrenador del Athletic volvíamos allí porque a mi madre le encantaba. Era un entorno maravilloso y la cercanía de la gente de Bilbao con mi padre era muy grande”.
Este martes, por segunda vez en la historia en un encuentro oficial, pues ambos equipos ya jugaron dos amistosos en 1923, y trece meses después de verse las caras por primera vez en la Europa League, Athletic y Slavia de Praga, dos de los equipos que más marcaron la carrera de Ferdinand Daucik, se enfrentarán nada más y nada menos que en la Liga de Campeones, la competición a la que el técnico llevó por primera vez en su historia al conjunto rojiblanco.
