El Athletic se explica por realidades como la vivida en el derbi frente al Alavés. Que faltan los hermanos Williams y Alex Berenguer por lesión y Oihan Sancet no está más que para un rato –jugó media hora contabilizando el tiempo de añadido–, pues oportunidad para Peio Canales y Aingeru Olabarrieta. Es la razón de ser del conjunto rojiblanco, obligado a buscar en Lezama, en su cantera, aquello que le falta.

Cierto es que tampoco Ernesto Valverde tenía mucho más donde elegir, pero que dos chavales de la juventud de los citados sean titulares cuando el equipo se está jugando entrar en Champions es también una forma de lanzar un mensaje al resto del mundo. Claro que se trata de una circunstancia que entraña sus riesgos, no nos vamos a engañar, pero cuando no hay más…

Olabarrieta y Canales, junto a Álvaro Djaló, que va agotando la paciencia del personal, y Maroan Sannadi formaron de inicio el ataque de un equipo que mandó en el juego, pero que pagó el peaje de su falta de experiencia en el área rival. Al menos, en la primera parte.

Después entraron Sancet, Unai Gómez, que agradeció escaparse de la media punta a la banda izquierda, y un Gorka Guruzeta que saltó al campo dispuesto a comerse el mundo, con una chispa que parecía haber perdido en los últimos meses, y la cosa cambió para mejor. Tanto, que aunque fuera con un gol en propia, pero los tres puntos se quedaron en Bilbao y el Athletic se acerca mucho a su objetivo de regresar a la Champions.

64 son los puntos que ha sumado hasta la fecha el Athletic en las 35 jornadas de liga que se han disputado hasta la fecha. El conjunto rojiblanco ha conseguido 17 victorias, ha empatado 13 encuentros y ha sufrido únicamente 5 derrotas. Está en condiciones de igualar o superar los 70 puntos del curso 2013-14.

A estas alturas se trata de ganar, no importan tanto las formas, aunque sobre el verde de San Mamés únicamente compareció un equipo, o al menos solo uno pareció no conformarse con el empate, y si bien no se generaron tantas ocasiones como en otras citas de los rojiblancos ejerciendo como locales, nadie puede dudar de que el Athletic hizo méritos más que de sobra para llevarse la victoria, como así terminó sucediendo.

Fue el premio a la constancia, a la búsqueda de tres puntos que saben a oro, porque el Villarreal ganó el sábado al Girona e igualó a puntos con el Athletic. Sentir el aliento de su más inmediato perseguidor pareció estimular al cuadro bilbaino, que fue masticando el triunfo poco a poco y, aunque únicamente fue capaz de anotar un gol, que realmente no fue suyo, pues se lo marcó Manu Sánchez en propia puerta, en los minutos finales dispuso de alguna que otra ocasión muy clara, como un mano a mano de Maroan ante Sivera, como para haber ampliado la renta. Sin olvidar que Yeray Álvarez estrelló un cabezazo en el palo y que Dani Vivian pidió penalti por un agarrón en otro córner.

Las decisiones de Ernesto Valverde desde el banquillo, tomando decisiones algo arriesgadas desde el banquillo, pues de entrada sorprendió la colocación de Guruzeta como extremo derecho, terminaron por aportar ese punto diferencial que demanda el equipo para terminar de superar a la aguerrida defensa del Alavés.

Sin apenas tiempo de digerir la eliminación en las semifinales de la Europa League, que ha supuesto un duro palo para el vestuario, como se comprobó con el llanto de Jauregizar o Unai Gómez al término del partido de Old Trafford, el Athletic volvió a demostrar que está hecho de otra pasta.

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Con la gente dudando de las capacidades de Valverde –las redes sociales y sus cosas...–, culpándole de las ausencias de los hermanos Williams y de no haber sabido gestionar los esfuerzos en una plantilla que, cierto es, cuenta con algunos jugadores lejos de su mejor versión, pero el conjunto rojiblanco dio un paso de gigante en su objetivo por volver a la Champions. A falta de tres jornadas aventaja en tres puntos al Villarreal y en seis al Betis.