Un año antes de su debut, en noviembre de 2013, jugó un amistoso en Laudio. Aquel fue su primer partido con el Athletic.
Me acuerdo perfectamente. Llovía muchísimo.
En la grada estaban su madre y también Félix Tainta, su representante. ¿Qué supone Tainta para usted y para su familia?
Es como nuestro segundo padre. A Félix, como mi aita estaba en Londres, muchas veces le tocó hacer ese papel de aita. Ha sido un apoyo familiar tanto para mi madre como para Nico y para mí. Sentir ese apoyo de que tienes una persona que confía en ti, que apuesta por ti, que quiere lo mejor para ti que desde los inicios… Le conocí en cadetes, jugando en el Pamplona. Ahí él ya creía que yo podía llegar a vivir del fútbol y me ayudó en todo lo posible, ya fuese con el material, con la comida, con el dinero, en traerme a los entrenamientos a Lezama... Muchas veces parece que Félix, por ser representante, es como una de las partes feas del fútbol y que no a todo el mundo le puede caer bien. Pero a Félix no lo cambiaba por nada ni por nadie. Él ha apostado por nosotros, por la familia Williams, ya no solo por mí, también por Nico, y también ha sido un apoyo familiar. Siempre tengo palabras de agradecimiento para él. Desde que tengo 14 años Félix ha estado conmigo y necesitamos de él como él de nosotros.
En 2016, en una entrevista a DEIA, dejó el siguiente titular: “Sería la hostia si jugamos dos negros, y encima hermanos, en el Athletic”. Un lustro después, en 2021, tras años hablando de esa posibilidad, aquello se hizo realidad. ¿Se quitaron en cierta medida un peso de encima?
“Félix Tainta es como un segundo padre. Desde que tengo 14 años ha estado conmigo y necesitamos de él como él de nosotros”
Sí. En las ruedas de prensa y en las entrevistas muchas de las preguntas eran sobre ello. ¿Tienes ganas de jugar con tu hermano pequeño? ¡Claro! Cómo no voy a tener ganas. Le he visto crecer, hemos pasado muchísimo tiempo juntos, y para nosotros era una ilusión máxima. El día que debutó contra el Valladolid fue increíble. Fue decir por fin. Imagínate el orgullo que debieron sentir mis padres cuando nos vieron a los dos juntos. Antes Nico era el hermano de Iñaki y ahora soy yo el hermano de Nico (se ríe).
Siempre se dice que el hermano que viene por detrás es mejor que el que ya está, aunque luego no haya nada de verdad en ello. En su caso, ¿Nico es mejor que usted?
Sí, joder. Por supuesto.
Pero solo lleva tres años en Primera División…
“Cuando debutó Nico fue como decir ‘por fin’. Imagínate el orgullo que debieron sentir mis padres cuando nos vieron juntos”
Pero es que mi hermano es el número quince del mundo. Eso son palabras mayores. Se me cae la baba al verle jugar. Por ejemplo, el día del Elfsborg veía la facilidad con la que se iba de su par y... Hace unas cosas que me pregunto dónde ha aprendido eso, porque yo no se lo he enseñado. Yo tengo muchas cosas buenas, pero para mí, mi hermano es el mejor de largo del equipo; junto con Oihan (Sancet), el más diferencial. Son talento puro, nos dan oro.
Dentro de poco le tocará ser el primer capitán negro del Athletic, en concreto, cuando Óscar de Marcos decida retirarse. ¿Es otra puerta derribada en ese camino que empezó Jonás Ramalho y al que usted le dio continuidad?
Sí. Viene a ser también un reflejo de lo que es la sociedad. Mis padres me decían que cuando llegaron a Bilbao en el 93 casi no había negros. Y ahora, 30 años después, estamos cuatro en el Athletic más Adu Ares, que está cedido. Es increíble lo que se ha ido consiguiendo a base de esfuerzo. El mundo no tiene que tener barreras. Es la diversidad. Los Williams no somos nosotros, son todos aquellos que dejan su vida atrás en busca de un futuro para sus hijos. Los padres de Adama (Boiro), los de Álvaro (Djaló) en su día, el padre de Adu, mis padres… todas esas personas que te encuentras por la calle y te dicen que quieren que su hijo sea como tú. Eso es traspasar barreras, que el Athletic crezca también a nivel de calidad humana. Creo que todos los athleticzales se sienten súper orgullosos de que Iñaki Williams pueda ser el capitán del Athletic. Seguiremos intentando hacerlo de la mejor manera posible. Cada vez veo más negros canteranos en el Athletic e intentaré ser un espejo para ellos y hacerles ver que el Athletic traspasa barreras y que es un club especial. Ojalá siga mil años más de historia con estos valores.
A lo largo de su ya larga carrera ha vivido varios episodios de racismo. Públicos fueron los de El Molinón y los del campo del Espanyol, aunque es posible que haya habido muchos otros, sobre todo cuando era más joven. ¿Estos episodios cada vez le enfadan más o qué sensación le provocan?
“Mis padres me decían que cuando llegaron a Bilbao en el 93 casi no había negros. Ahora estamos cuatro en el Athletic, más Adu Ares”
No me enfada, pero me pone triste. Antes, cuando era más joven y me llamaban negro, me sentaba mal. Ahora me pone triste. ¿Cómo puede ser que en 2024 haya gente que se meta con la gente por su color de piel, por su orientación sexual, etc.? Vivimos en una sociedad, y eso se traslada por desgracia al fútbol, que está perdiendo el respeto al prójimo. Se habían dado pasos de la hostia en ese sentido, pero parece que nos estamos retrasando en eso. Aparece la extrema derecha, que siempre ha existido, pero ahora parece que son más; en las redes sociales cada uno puede opinar y decir barbaridades y parece que no pasa nada… Yo tengo las espaldas muy anchas y es como que me da igual un poco todo, pero lo que me da lástima no es que me digan a mí negro, es que se comporten así con los Iñakis que van vendiendo cosas, que se están ganando la vida como pueden. Que les hagan desprecios a esa gente me duele en el corazón. Esa persona viene con toda su buena fe a trabajar, a ganarse la vida, a intentar sacar a su familia adelante.