La visita del pasado domingo al Girona se recordará por el triple fallo del Athletic desde el punto de penalti. Alex Berenguer, Iñaki Williams y Ander Herrera fueron incapaces de batir desde los once metros a Paulo Gazzaniga, si bien el penalti de Williams no computa en las estadísticas al mandarlo repetir el colegiado Pulido Santana con el posterior error de Herrera en la ejecución. Fue una tarde absolutamente nefasta para los leones, que para más inri acabaron mordiendo el polvo con una pena máxima regalada en el tiempo de añadido con expulsión incluida de Aitor Paredes en la protesta.
La alternancia de lanzadores en los tres penaltis de los que dispuso el cuadro rojiblanco, que se proclamó campeón de Copa en abril en una tanda sin fallo en cuatro lanzamientos y que proyectaba hasta el domingo un 80% de acierto en los 20 penaltis lanzados desde el regreso de Ernesto Valverde al banquillo en el curso 2022-23, incluido el pleno en la mencionada tanda de la final copera, se debe a que no hay un jugador específico definido para patear, si bien Ernesto Valverde apuntó tras la dolorosa derrota ante el Girona que “en el descanso le he dicho a Iñaki que si había otro penalti lo iba a tirar él”. Falló el mayor de los Williams después de que Berenguer hiciera lo propio en la primera mitad y dio un paso al frente Herrera para lanzar también, confirmándose así lo expuesto cuatro días antes por Mikel Vesga en Lezama, donde el encargado de asumir la responsabilidad el pasado curso afirmó al ser cuestionado por quién es el designado para tirar los penaltis esta temporada que “ahora mismo no te lo sé ni decir, la verdad. Por suerte el año pasado se nos dieron bien, vamos a dejarlo ahí, y tenemos buenos lanzadores”.
Aitor Larrazabal (Loiu, 1971), actual director deportivo del Gernika y que materializó 31 de las 38 penas máximas que ejecutó como león con acierto en sus primeros 17 lanzamientos en caso de incluir el anotado tras un rechace del portero del Mérida, siendo además el tercer máximo lanzador en la historia del Athletic tras Dani Ruiz Bazán y Aritz Aduriz según los datos facilitados por Adurizpedia, apunta respecto a que a día de hoy no exista un encargado de lanzarlos sí o sí que “no sé si puede afectar que no haya uno habitual, en mi época sí los había. Ahora quizás es diferente, pero antes de empezar a lanzarlos yo los tiraba Ander Garitano, antes Urtubi, antes Dani…”. “Que ahora se rote tanto puede ser por desconfianza o porque todos crean que pueden lanzar y quieran jugársela a meter goles”, agrega Larrazabal, quien apunta que “creo que debería haber un lanzador habitual que tenga la confianza para marcarlos y si no está en el campo, que haya otro solo. Así ha sido en otras épocas y creo que cuanta más alternancia haya en los lanzamientos, peor”.
Cuestionado por el triple fallo en Montilivi, el loiutarra asegura que “es algo difícil de explicar desde mi posición de exjugador y exlanzador de penaltis y también para los propios jugadores que fallaron. El caso de Berenguer es el que más explicación puede tener, porque falló el penalti y no pasa nada, porque nos ha pasado a todos. La otra situación fue más convulsa al fallar uno y luego tirar otro, quizás por poca confianza o convicción, aunque lo que más me llamó la atención fue la manera de lanzarlos, que no fue la mejor”. Respecto a una hipotética incidencia negativa en la confianza de Williams y Herrera tras ver fallar penaltis previos en el mismo partido, Larrazabal entiende que “fallar uno no debería generar menos confianza al siguiente”.
“En mi primer penalti era un chaval; Ernesto me preguntó si estaba seguro y le dije que sí”
La clave
La confianza, precisamente, es un factor clave para el de Loiu a la hora de encarar un lanzamiento desde los once metros, lo cual hicieron a las mil maravillas Raúl García, Iker Muniain, Mikel Vesga y el propio Alex Berenguer en la tanda de la final copera. “Yo tengo una anécdota muy buena con Valverde en Mallorca en el primer penalti que lancé en Primera División. En ese momento íbamos 0-1 y era el penalti para el 0-2. Cogí el balón, vino Ernesto y me preguntó si estaba seguro de lanzarlo, porque si lo tiraba él y lo fallaba no pasaba nada, mientras que yo era un chaval, pero le dije que sí tenía confianza y que lo iba a meter. Lo digo porque tienes que tener muy claro que vas a lanzar el penalti bien y tocado para que el portero no pueda sacarlo ni llegando, como le pasó a Padilla en el gol de Stuani”, define Larrazabal, un especialista desde el punto fatídico.