La crudeza del resultado desvirtúa algo lo que dio de sí el tercer ensayo del Athletic. La legitimidad del triunfo del Sporting de Portugal no admite discusión, pero en una noche donde se contabilizaron incontables oportunidades en las dos áreas, el marcador pudo haber sido más llevadero. Dos de los tres goles recibidos llegaron en la fase final, con el partido desordenado a causa de las múltiples sustituciones. En sendas contras, muy seguidas y superado el minuto 80, el cuadro local aseguró una victoria que pudo haber certificado con antelación. Si se hizo esperar fue, básicamente, por el esfuerzo que realizó el conjunto de Ernesto Valverde.
El Athletic quiso jugarle de tú a tú a un enemigo con la autoestima por las nubes, muy seguro de sus argumentos, que adoptó diferentes actitudes para gestionar con acierto sus probabilidades. Ese afán por dar la talla acaso sea un tanto prematuro, pero tampoco es cuestión de criticar que los jugadores de Valverde pretendan demostrar que también atesoran calidad y que su forma de desenvolverse es muy válida para optar al éxito. Así que, este sábado podría haber ocurrido casi cualquier cosa, pero prevaleció la lógica, se impuso el favorito.
Una prueba exigente
Se presuponía una prueba exigente para el Athletic y en ese sentido, desde luego, no defraudó. Estos partidos enfocados a adquirir ritmo y resistencia de forma paulatina, a ir cogiendo el punto para llegar a la competición oficial en condiciones óptimas. Visitar el estadio de un campeón de liga, además en el marco de su trofeo anual, no es ni parecido a las experiencias vividas en los cruces con Burgos y Racing de Santander.
El Sporting se halla a una semana de disputar su primer título, la Supercopa lusa contra el Oporto, por lo que el cotizado Rubén Amorim no se anduvo por las ramas: deseaba ofrecer una actuación convincente a su público, que pobló generosamente las gradas del José Alvalade y, claro, quedarse con el trofeo en liza. Amorim presentó una formación que no diferirá en exceso del once tipo que tiene en mente para la nueva temporada, mientras que el Athletic continúa sin poder contar con media docena de hombres que aspiran a ser titulares. Valverde solo introdujo una variación respecto al partido de Barakaldo esta misma semana, Jauregizar ocupó el puesto de Herrera.
Si a todo lo apuntado se suma el hecho de que un error propio permite que el rival adquiera ventaja bien pronto, no puede extrañar que los rojiblancos hallasen problemas para plantar cara y alcanzar un nivel satisfactorio. Objetivos que plasmaron en varios aspectos del juego, al menos en la medida que ello es viable a estas alturas y en el contexto descrito.
Otro error de Yuri
Una defectuosa entrega de Yuri dio pie a un ataque eléctrico, como la mayoría de los que monta el Sporting, y la pelota terminó en la red de un Padilla desprotegido, con la zaga al garete. El revés cerca estuvo de ser doble enseguida, pero el portero respondió firme ante Gyökeres. Al Athletic le costaba ajustar la presión sobre la salida del Sporting, parsimoniosa en apariencia, aunque bien trabajada y útil para proyectar a varios atacantes al espacios y con velocidad en transiciones que son su seña de identidad.
Perseveró el Athletic, fue equilibrando fuerzas y empezó a asomar en el área local. Sin dinamita, pero inquietó al anfitrión a partir de un manejo de balón bastante eficiente. El problema es que aún no puede completar con garantías la doble función defensa-ataque. El personal va corto de forma y poco antes del descanso eludió la goleada de milagro: dos remates lusos repelidos por la madera en la misma acción y Yeray, sobre la línea, despejó un remate franco, imposible para Padilla.
Tras el descanso, el Athletic buscó con un mayor equilibrio la igualada. Merodeó el gol, provocó errores con su presión y hasta dio la impresión de que encarecería el trofeo. Pero poco a poco, el Sporting, a ratos muy hundido en su terreno, mostró esa sencillez con la que se vuelca en ataque y fue encadenando ocasiones. Los cambios de Valverde, siete en diez minutos, no ayudaron, pero eran obligatorios por el desgaste. Padilla y Gorosabel, este con un pie dentro de la portería, retrasaron el castigo. No hubo antídoto para evitar los remates a placer que triplicaron la ventaja del Sporting.
SPORTING PORTUGAL: Kovacevic (Min. 68, Israel); Geny (Min. 46, Fresneda), Quaresma, Inácio (Min. 68, Reis), Debast (Min. 68, Edwards), Quenda (Min. 68, Bragança); Trincao, Morita (Min. 80, Fernandes), Hjulmand (Min. 68, Muniz), Gonçalves; y Gyökeres (Min. 59, Ribeiro).
ATHLETIC: Padilla; Gorosabel (Min. 63, Hugo Rincón), Yeray (Min. 80, Egiluz), Lekue (Min. 80, Duñabeitia), Yuri (Min. 73, Adama Boiro); Prados (Min. 73, Canales), Jauregizar (Min. 63, Ander Herrera), Iñaki Williams (Min. 73, Martón), Sancet (Min. 73, Unai Gómez), Berenguer (Min. 80, Berenguer); y Guruzeta (Min. 63, Djaló).
Goles: 1-0: Min. 10; Gonçalves. 2-0: Min. 80; Marcus Edwards. 3-0: Min. 84; Trincao.
Árbitro: Thiago Martins (Portugal). Amonestó a Gyökeres, del Sp. Portugal; y a Jauregizar, del Athletic.
Incidencias: Muy buena entrada en el José Alvalade de Lisboa para la disputa del encuentro de pretemporada correspondiente al Trofeo V Violines que enfrentó al Sporting de Portugal y al Athletic.