Desde que el Athletic afrontó la remodelación de San Mamés, el propósito del club vizcaino fue construir un estadio legendario. Que mantuviera la mítica esencia del antiguo, pero que a la vez estuviera a la vanguardia de la arquitectura del fútbol de élite. Así, La Catedral, la nueva, la de ahora, fue diseñada según los estándares más exigentes con el fin de acceder al rango máximo que otorga la UEFA a los estadios. Y objetivo cumplido: San Mamés es de Categoría 4. La máxima para unas instalaciones con capacidad para 53.331 espectadores. Es decir, el estadio del Athletic puede ser sede de la Eurocopa y albergar finales de la Europa League. La oportunidad de albergar la primera llegó a Bilbao en 2020, pero la pandemia de coronavirus obligó a retrasar la edición hasta 2021 y después la UEFA decidió trasladar la fase de grupos de San Mamés a La Cartuja ante la imposibilidad de garantizar la presencia de público por las exigencias sanitarias del Gobierno vasco. Para compensar la marcha de la Eurocopa de la capital vizcaina, la UEFA otorgó a La Catedral el partido definitivo de la Europa League de 2025 –al que aspira llegar el Athletic– y la final de la Champions League femenina que el próximo sábado (18.00 horas) enfrentará al Barcelona y al Olympique de Lyon.

Es decir, ambos partidos asoman en el horizonte. Aún no han llegado. Sin embargo, desde su reinauguración en 2013, San Mamés ha acogido ya grandes eventos deportivos. De esos que atraen todas las miradas y que pusieron a Bilbao en el mapa. El primero de ellos fue en 2018, cuando La Catedral se abrió para acoger las finales de la Champions Cup y la Challenge Cup, los principales torneos del rugby europeo por clubes. En la primera, el busto de Pichichi vio atónito cómo el Leinster irlandés conquistaba su cuarto título tras imponerse al Racing 92 francés (15-12), en un partido que permanece en la historia puesto que mantiene el récord de asistencia a San Mamés. 52.282 amantes del oval disfrutaron del último partido de la Champions. Un día antes de eso, en la Challenge, el Cardiff Blues galés remontó al Gloucester británico (31-30) ante 32.250 asistentes, convirtiendo a esta edición del segundo campeonato continental en la segunda más con más público, tan solo por detrás de la cita de 2010 en la que 50.000 aficionados llenaron el Vélodrome de Marsella.

Con todo, el éxito de organización no solo se vio en San Mamés, sino también en las calles de Bilbao, que durante todo el fin de semana acogieron la marabunta de seguidores irlandeses, ingleses franceses y galeses. Todos conquistaron la capital vizcaina con su buen rollo y la convivencia dejó tan buen gusto de boca en el oval continental, que la European Proffesional Club Rugby (EPCR) decidió que el hogar del Athletic volviera a acoger las dos finales. Será en 2026 cuando La Catedral sea otra vez testigo de los últimos partidos de la Challenge Cup y de la Champions Cup. Además, cabe destacar que la EPCR se decantó por San Mamés entre una terna de 23 campos de 12 países diferentes por ser “un estadio magníficamente equipado”.

La importancia del ciclismo

El ciclismo es otro de los deportes que se ha asomado a San Mamés para presentar sus respetos. La primera vez fue en 2019, en la décimo tercera etapa –que ganó Tadej Pogacar– de La Vuelta que también ganó, por su puesto, Tadej Pogacar. Fue en una salida lanzada. Fue una vuelta al ruedo por “el templo”, tal y como apellidó Mikel Bizkarra a La Catedral. El escalador salió al césped de San Mamés en primer lugar, acompañado de Omar Fraile y Jonathan Lastra, para ejercer de anfitrión al pelotón. Un mañaniarra, un santurtziarra y un bilbaino que para la ocasión cambiaron su maillot por la camiseta rojiblanca y guiaron a 165 ciclistas por el interior de San Mamés. Una vuelta al verde fue suficiente para que algunos corredores se sintieran futbolistas. De hecho, Pierre Roger Latour –que en esa etapa terminó tercero– utilizó su casco como pelota, lo colocó sobre el punto de penalti y simuló lanzarlo a la portería defendida para la ocasión por Shane Archbold. Este se creyó Iribar y en sus memorias siempre contará que esa pena máxima fue detenida.

Esa fue la única vez que el deporte de la bicicleta entró en el nuevo San Mamés, pero la explanada de La Catedral ha sido utilizada como inmejorable marco para una salida de etapa en otras dos ocasiones. En 2022, también en La Vuelta, los aledaños del estadio del Athletic fueron usados para la salida neutralizada. Un hecho que sirvió de ensayo general para llegada del Tour del año pasado. El mejor pelotón internacional, la crème de la crème, arribó a Bilbao para una Grand Départ histórica, que llenó las cunetas, que ganó Adam Yates y que salió también desde la explanada de San Mamés. Hubo tanta gente que la canción que gritaban los báfles vociferantes, Welcome to the Jungle, de los Guns N’Roses, bienvenidos a la jungla, fue perfecta.

Atletismo y música

Quien sí tuvo la suerte de pasar por dentro de San Mamés, de rodear su césped, fue la Herri Krosa. La popular carrera bilbaina y el Athletic mezclaron fútbol y atletismo con motivo del 125 aniversario del club rojiblanco y consiguieron reunir en La Catedral a 10.000 personas que, ataviadas con sus camisetas blancas, hicieron un alto en los 10 kilómetros de prueba para respirar la mítica esencia del templo. Ni siquiera Raúl García, que este mes anunció su retirada del fútbol profesional; ni el tres estrellas Michelín Eneko Atxa, que demostró estar en plena forma, quisieron perderse la tradicional carrera.

Pero no todo iba a ser deporte. En la casa del Athletic también hay hueco para la cultura y, sobre todo, para la música. Por eso, Fito puso en pie a La Catedral con un concierto con casi 47.000 almas entregadas. Una bilbainada con entradas agotadas que además pudo verse en directo a través de varios medios como RTVE. Pero el músico del botxo solo recogió el guante que antes se pusieron Guns N’ Roses, Metallica o la MTV. Los primeros estrenaron el estadio como pabellón roquero ante 40.000 fieles que afrontaron con resignación el mal sonido inicial. Desventajas de ser el pionero en algo. Afortunadamente, después la banda californiana remontó y la buena organización en La Catedral contagió a otros grupos ilustres como Metallica, que atronaron Bilbao ante también 40.000 incondicionales y sometieron a San Mamés con un espectáculo demoledor. Como también lo son ellos.

También la MTV, el canal televisivo musical por excelencia, escogió Bilbao para celebrar los Europe Music Awards (EMAs) y San Mamés para acoger el MTV World Stage, el concierto con el que abre los premios. Fue en noviembre de 2018 cuando Berri Txarrak acompañaron en el escenario ubicado en La Catedral a Muse y Crystal Fighters, ante 35.000 personas que aprovecharon los precios populares para disfrutar in situ del evento. Es decir, la final de la Champions femenina no será el primer gran suceso que acoja San Mamés. Y es que La Catedral ya ha demostrado ser mucho más que la casa del Athletic. Es ya todo un estadio de Categoría 4.