¡Según las matemáticas, todavía el Athletic no se ha garantizado la quinta plaza, aunque incluso si no sumase ningún punto más se antoja muy improbable que Betis o Real Sociedad (se cruzan el domingo) puedan arrebatársela. De las tres jornadas por celebrarse, la de hoy aparece como la más complicada porque enfrente tendrá a un Celta que habita en la frontera de la permanencia, amenazado por un Cádiz con margen real para darle caza. El cariz del partido que acoge Balaídos puede depender bastante del resultado que un rato antes se registre en el Sánchez Pizjuán, al que los gaditanos acuden con el agua al cuello.

La realidad es que el conjunto gallego suspira por terminar de una vez, cuanto antes, con la angustia que le ha perseguido toda la temporada. Ganando al Athletic quedaría a salvo, o casi en el supuesto de que el Cádiz también sumase hoy tres puntos. Por tanto, los rojiblancos están advertidos, saben que les aguarda un rival con la motivación por las nubes, que se vaciará y contará con el empuje visceral de la grada.

Equipararse al Celta en el plano anímico no será fácil. Hay que considerar que, además de su peliaguda situación, tanto el equipo como su entorno han interiorizado desde el inicio del campeonato su condición de víctimas, a causa de los perjuicios derivados de una larga serie de decisiones arbitrales; así como de un pertinaz infortunio que les ha privado de sumar con mayor asiduidad pese a sus méritos deportivos. Un ejemplo de esto último sería el marcador habido en San Mamés en noviembre, un 4-3 que perfectamente pudo ser un 3-4 o cualquier otro a su favor.

Sobre el tema de la mentalización, ayer martes Valverde dejó caer que el amplio capítulo de celebraciones y despedidas ha tenido su incidencia en el rendimiento. Comentó que a él le compete contrarrestar ese ambiente festivo recordando a sus hombres que mientras la competición esté en marcha hay que seguir dando la talla. Mencionó que el objetivo inmediato sería lograr un triunfo más para quedarse el quinto puesto en propiedad.

Asimismo, analizó el crecimiento del Celta desde que Claudio Giráldez suplió a Rafa Benítez en el banquillo. En puntos y en juego, gracias a un enfoque más agresivo en ataque que ha servido para compensar los síntomas de fragilidad detectados en labores de contención.

Por segunda jornada consecutiva, el Athletic echará en falta a un puñado de habituales: Yuri, sancionado, y Nico Williams, además de Muniain, ambos con problemas físicos, se suman a Guruzeta y Sancet. El técnico ya advirtió que Galarreta, que finalmente sí figura en la convocatoria, y varios más eran duda, pues arrastran diferentes molestias, en general propias del desgaste acumulado durante el curso.

El panorama se aclara en la defensa, dado que tanto Yeray como Paredes regresan tras cumplir suspensión. De modo que dicha línea podría estar compuesta por De Marcos, Vivian, Paredes o Yeray y Lekue. De ahí en adelante, los únicos con plaza fija serían Iñaki Williams y Berenguer.

Sorprendería que Prados no recuperase su lugar en el centro del campo, tras el flojo papel de la pareja Herrera-Vesga en el derbi. De confirmarse, la identidad de su acompañante constituye una incógnita. Aparte de los dos citados, optan Unai y Dani García, si bien el primero pudiera asimismo actuar unos metros por delante en la función de enlace con los delanteros. Al caerse Muniain, esta opción encajaría.

Y arriba, salvo que de repente irrumpa Adu Ares como extremo zurdo y a Berenguer le toque de nuevo actuar como falso ariete, porque Valverde lleva dos jornadas amagando con ubicar a Iñaki Williams como la pieza más avanzada, pero a la hora de la verdad se escora a la derecha, asoma la posibilidad de Villalibre. Claro que en la apuesta por el de Gernika, su permanente infrautilización pesa más que el gol que firmó para rescatar un punto el pasado sábado.