Boni García está jubilado. Sí, en cursiva, porque todavía le quedan fuerzas para presidir la Asociación de Hostelería de Bizkaia. Ayer llegó puntual a su cita con DEIA después de atender sus compromisos con los hosteleros de la villa y con la mirada puesta en el jueves, cuando la gabarra volverá a navegar por la ría. “Iré a verla pasar con mi camiseta rojiblanca”, asegura.

¿Dónde estaba Boni aquel 7 de mayo de 1984? ¿Logró escaparse de la barra del Café Lago?

—Sí. Aquello fue una efusión de alegría, la misma que se siente ahora. Creo que en Bilbao hay dos cosas importantes: la Amatxu de Begoña y el Athletic. Son nuestras señas de identidad, va en el ADN, en la piel.

¿Cómo recuerda esa jornada, señor presidente?

—Fue muy bonita, la verdad. Fui a ver la gabarra. Entonces, llegaba hasta San Antón y los jugadores salían por el Mercado de la Ribera, después subían a ver a la Amatxu y luego bajaban a la Diputación en la tolva de un camión. Fue una explosión de júbilo, como ahora.

Aunque las medidas de seguridad serán bastante más escritas.

—¡Hombre! Si les dices a los jugadores ahora que vayan en la tolva de un camión… (risas). Sería más difícil de creer, pero la explosión de alegría es la misma.

¿Y la del sábado? ¿Cómo vivió la final?

—La viví en el Centro Extremeño de Santutxu, donde nos juntamos cuatro amigos. Cenamos juntos viendo la final.

Determinados locales se quedaron sin existencias. Cuando han pasado ya cuatro días de la final de copa, ¿qué valoración hace de su impacto en la hostelería bilbaina?

—Aquello fue como un día de Aste Nagusia. La verdad es que el domingo había poco bar abierto, porque algunos quedaron agotados. Trabajaron a un ritmo muy fuerte.

¿Fue la del 84 otra jornada feliz para los bares de la villa? Usted, ¿a cuántas personas llegó a despachar en el Lago?

—No lo recuerdo. Como punto de comparación, ese día fue muy parecido al 700 aniversario de Bilbao, en el que la gente salió mucho a la calle. Pero el Athletic siempre nos une más, nos identificamos con los colores y vivimos los partidos con ilusión.

Supongo que este jueves la hostelería de Bilbao vivirá otra jornada intensa. ¿Qué le trasladan los taberneros? ¿Volverán a redoblar los pedidos tal y como sucedió el sábado?

—Sí. Estoy seguro. El día de la gabarra va a ser una jornada larga y muy bonita. Estoy seguro que Bilbao se va a teñir de rojo desde primera hora de la mañana y que recibirá mareas de gente ilusionada.

Usted, ¿saldrá a recibir a los leones?

—Sí, voy a ir a ver pasar la gabarra con mi camiseta rojiblanca.