ATHLETIC: Unai Simón; Lekue (Min. 30, De Marcos), Vivian, Yeray (Min. 86, Paredes), Yuri; Prados (Min. 86, Vesga), Galarreta; Iñaki Williams, Unai Gómez (Min. 74, Sancet), Berenguer; y Guruzeta (Min. 74, Nico Williams).

GIRONA: Gazzaniga; Arnau Martínez (Min. 74, Valery), Èric García, Juanpe, Miguel Gutiérrez; Aleix García, Herrera (Min. 89, John Solís); Tsygankov (Min. 89, Stuani), Iván Martín (Min. 74, Portu), Sávio; y Dovbyk.

Goles: 1-0: Min. 2; Berenguer. 1-1: Min. 48; Tsygankov. 2-1: Min. 56; Berenguer. 3-1: Min. 60; Iñaki Williams. 3-2: Min. 75; Eric García. 

Árbitro: José María Sánchez Martínez (Comité Murciano). Mostró tarjeta amarilla al local Lekue y al visitante Juan Carlos.

Incidencias: partido de la jornada 25 de LaLiga EA Sports disputado en San Mamés ante 46.220 espectadores. En el minuto 77, justo tras el 3-2, los médicos del Athletic acudieron a una grada para atender a un espectador que necesitaba de atención y acabó siendo evacuado del estadio.

El cartel no defraudó, como sucediera en Montilivi, también en San Mamés Athletic y Girona brindaron un espectáculo muy entretenido, vistoso, aunque esta vez condicionado por cierto descontrol, lo que explica en parte un marcador tan abultado, que perfectamente se pudo duplicar. No faltaron las alternativas radicales, el buen juego, que en general corrió a cargo del anfitrión, los sobresaltos y, para que el menú fuese completo, la tensión hizo acto de presencia cuando el pulso moría. Incertidumbre por un desenlace que, sin discusión, fue justo con lo realizado por el equipo de Ernesto Valverde, que de nuevo funcionó en San Mamés. Dar continuidad a esa tónica consistente en exprimir el factor campo, clave a lo largo de la temporada, le debería haber otorgado una victoria incluso cómoda, pero el conjunto catalán, pese a rendir en un tono discreto, acertó a apurar unas opciones que rescató casi de la nada y estuvo en un tris de forzar la igualada en los minutos finales.

Cabe pues calificar el encuentro de extraño, por cuanto el Athletic dio una imagen de neta superioridad salvo en minutos sueltos y el tiempo añadido, dilatado por una incidencia que afectó a un aficionado en la grada, y casi se le escurre el premio. Trabajó a conciencia para apropiarse del control del juego y su producción ofensiva triplicó la del Girona, pero algo tiene el agua cuando la bendicen. De modo que, desde una versión floja, a ratos muy mediocre, el bloque que dirige Míchel despertó cuando se presumía rendido a la evidencia y consiguió meter el miedo en el cuerpo a un Athletic sorprendido ante una reacción de lo más inesperada.

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Las notas de Aitor Martínez: Vivian, el salvador Aitor Martínez

No hubo disgusto, pero estuvo cerca de materializarse hasta en tres oportunidades, dos de ellas salvadas al límite por Simón y Vivian, este sobre la línea de gol. Hubiese sido el colmo de los colmos si se repara en el desastre que en tareas de contención completó el Girona. Pretender sacar algo positivo un equipo que regala los tres goles que recibe es un sinsentido; sin embargo, el alucinante harakiri que protagonizó sobre el verde de La Catedral a punto estuvo de no pasarle la factura correspondiente al Girona. Y no solo se han de contabilizar las situaciones que subieron al marcador, de sobra para volverse a casa de vacío, pues el Athletic generó otra media docena de aproximaciones que pusieron en evidencia la formidable fragilidad de la estructura catalana.

El contenido de cuanto pasó en los instantes previos a la conclusión, quizás altere la percepción de lo que en realidad fue el partido, pero sería ridículo cuestionar que el Athletic se manejó con una autoridad incontestable. Desde el mismo inicio. La acción del gol de Berenguer sintetizaría lo que deparó una primera mitad donde el Athletic fue bastante superior, más de lo previsible, cabría añadir. La agresiva presión que le caracteriza provocó una horrible entrega de Aleix García en zona comprometida y el extremo no perdonó, con un zurdazo que, la verdad, tampoco pareció tan venenoso, pero que a Gazzaniga le debió pillar frío. En realidad, pese a que luego se registraron un par de escarceos ofensivos, con Tsygankov en ambos, al cuadro de Míchel le tocó sufrir constantemente.

El Girona se mostró impotente ante el elevado ritmo local, con y sin balón. Varias de sus interminables posesiones lo reflejaron con nitidez. Le resultaba imposible progresar, conectar con garantías con las piezas más avanzadas porque enfrente había un bloque firme y sin embargo muy móvil. El Athletic nunca perdió el sitio, basculaba coordinadamente y a la mínima lograba robar, con Prados un día más estelar en dicha faceta. Cada corte de la circulación visitante llevaba aparejada una inmediata activación y situaciones de riesgo para el Girona. Iñaki Williams, en su día más entonado desde que regresara de África, fue determinante en este aspecto, con una serie de irrupciones a la carrera que debieron servir para ampliar la ventaja adquirida. Para sentenciar por la vía rápida.

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En imágenes: ¿Has estado en San Mamés viendo el Athletic-Girona? Búscate en nuestra galería Borja Guerrero

Sin duda, el hecho de marcar tan rápido facilita las cosas, pero el Athletic, lejos de conformarse, persistió para sacar a relucir las deficiencias defensivas del oponente. Más acentuadas como consecuencia del ardor con que se emplean los rojiblancos. Ver al Girona recular, mientras Vivian y Yeray se mantenían cómodamente instalados en su parcela, daba la medida precisa de lo que estaba ocurriendo. Un bando, en su salsa; el otro, sin saber por dónde le daba el aire.

A la vuelta del intermedio se registró el primer síntoma de que el Girona es, efectivamente, el segundo de la tabla. Lanzó dos dentelladas, primero Savio, frenado por el pie izquierdo de Simón, y seguido Tsygankov, en boca de gol a servicio de Martín. La afición no tuvo margen para rumiar un empate a todas luces cruel con el Athletic. En cuestión de cinco minutos, Miguel y Juanpe, en colaboración con Miguel, devolvían la normalidad al partido con decisiones letales para sus intereses. Berenguer aprovechaba la primera, tampoco aquí el portero estuvo fino, e Iñaki Williams, la segunda, nacida de un balón larguísimo de Yeray sin visos de peligrosidad.

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En imágenes: así ha sido la rápida actuación de los servicios de emergencia en San Mamés Borja Guerrero

En fin, estaba liquidado y Valverde puso en liza a los titulares que reservó de inicio, Nico Williams y Sancet. También Míchel introdujo dos relevos. Y unos segundos más tarde, la zaga quedaba clavada ante un magnífico golpeo a balón parado de Aleix: Eric acortaba distancias a bocajarro. Restaba un cuarto de hora. El Girona, en vista de que el empate dejaba de ser una quimera, avanzó líneas y ya el Athletic no tuvo arrestos para recuperar el guion anterior. 

Entonces fue el turno de los sustos ya comentados. Sustos que lógicamente dispararon los decibelios de la celebración tras el pitido final. Fue un rato nada más, pero San Mamés lo pasó mal, la verdad, pese a que el Athletic había acumulado argumentos de fuste y de sobra para imponerse. El triunfo se agradece, dada la entidad del rival y después del regusto de lo de Almería o Cádiz. El equipo deja sentado que está muy puesto.