El estadio Municipal Can Rosés de Rubí es un hervidero de gente en la tarde del jueves. Decenas de niños y niñas se ejercitan en los dos campos de hierba artificial del recinto ante la mirada de sus padres y madres, que no pierden detalle de los progresos de los más pequeños, que sueñan con emular a sus ídolos y quién sabe si algún día poder vivir del fútbol. Las limitaciones de espacio, situación idéntica a la de otros tantos campos, les obliga a compartir muchos metros de césped y a ratos predomina el caos. Nada que no se solucione con el sonido de algún silbato y la recogida del balón por parte del entrenador de turno. Aitor Torres (Sabadell, 1-VI-1990) fue hace ya algunos años uno de esos niños a los que observa desde la cercanía, mientras atiende a DEIA y se prepara para una larga jornada de fútbol: primero para dirigir el entrenamiento del juvenil A y de la misma, para ejercitarse junto a sus compañeros, pues es el capitán del primer equipo de la Unió Esportiva Rubí.

Hasta aquí, nada anómalo, ya que perfectamente podría ser el día a día de muchos futbolistas de categoría regional, que compaginan su faceta de jugador con la de entrenador. Claro que en el caso de Aitor adquiere una dimensión mayor, especialmente a las puertas del histórico enfrentamiento entre el conjunto catalán y el Athletic. Para empezar, su nombre es poco habitual por esos lares, pero lo que más llama la atención es su pasión por el equipo bilbaino, del que es hincha acérrimo desde que tiene uso de razón. Pese a ello, lo tiene claro: “Soy del Athletic, pero quiero ganar. Cuando uno sale a jugar se le olvida todo y lo que quiere es defender sus colores, su camiseta”. Quizá en su familia no compartan esta visión. O sí, todo sea por verle feliz.

“Me viene de familia. El amor por el Athletic se ha ido pasando de generación en generación. Mi abuelo se lo inculcó a mi tío, este a mí y también a su hijo, que tiene ahora siete años y te diría que es el más forofo de todos”, explica el capitán del Rubí, que trata de no perderse ni un solo partido de los leones. “Si puedo, no me pierdo ninguno”, asegura instantes antes de echar la vista atrás y rememorar sus primeros recuerdos del Athletic. “Cuando yo era pequeño en casa no teníamos forma de ver los partidos, que los daban en el Pay-per-view (PPV). Por lo general no quedaba otra que bajar al bar, pero mis padres no eran mucho de ir al bar y no me llevaban. Así que iba a casa de mi abuelo a verlos, que era el que tenía el aparato. Comprábamos el partido y echábamos la tarde”.

A sus 33 primaveras, forma parte de toda una generación de athleticzales que ansían ver a su equipo conquistando una Copa, aunque en cierta medida su primer recuerdo en rojo y blanco tiene mucho de éxito. “La primera plantilla de la que me acuerdo es la de 98. La de la Champions y el subcampeonato de liga. No he visto al Athletic ganar más que dos Supercopas, pero en general tengo buenos recuerdos. Mis primeros recuerdos del fútbol están relacionados con el Athletic. Me gustaban mucho Julen Guerrero y Fran Yeste. Esos jugadores tenían algo diferente, un talento innato. Disfrutaba mucho viéndoles”.

MUNIAIN, DE MARCOS...

La sonrisa se le queda cosida a la cara cada vez que habla del conjunto rojiblanco. Aitor Torres disfruta del momento, de la inesperada atención mediática que se ha ganado por algo tan simple, pero a la vez muy llamativo y curioso, como ser del Athletic a 600 kilómetros de Bilbao. Los Guerrero, Yeste y compañía, que forman parte del pasado, han dado paso a otros futbolistas que están haciendo historia y escribiendo sus nombres con letras mayúsculas en la centenaria historia del club, en la que hace tiempo que se colaron en el selecto grupo de los diez jugadores con más partidos disputados.

Así, el capitán del Rubí tiene claro cuáles son sus preferencias para intercambiar la camiseta en la cita de este miércoles. “Tengo en mente la de dos jugadores: Iker Muniain y Óscar de Marcos. Los dos capitanes son referentes para mí”, apunta, obviando a otros probablemente más mediáticos. “Yo soy de los de mi generación. Óscar es un año mayor que yo e Iker tiene dos menos. Los valores de esos jugadores son únicos. El estar siempre en el mismo club, el sentimiento que tienen, la pasión con la que se entregan... Los veo jugar y me emociona cuando celebran lo que consiguen. Me identifico mucho con ellos”.

Como capitán y aficionado del Athletic, será el primero en elegir camiseta y, aunque dude, lo tiene claro. “Me quedo con la de Muniain. En el vestuario ya lo hemos hablado. Hay un orden y, por suerte, estoy arriba del todo. Se trata de que todos nos llevemos un recuerdo y tenerlo todo mínimamente organizado para que no haya problemas”, explica.

COMO LA LOTERÍA

Admite, eso sí, pese a que tratarán de dejarlo todo lo más ordenado y organizado posible, que en el equipo “aún” no son “conscientes” de la que se le viene. “Nos ha tocado la lotería. Esto te puede pasar una vez en la vida y mira, hemos tenido esa suerte. Pero si te soy sincero, creo que ni yo ni mis compañeros somos conscientes. Hasta que no les veamos entrar por aquí…”, dice señalando a su espalda, hacia la bocana de los vestuarios.

Han pasado ya varios días desde el sorteo y Aitor Torres aún trata de asimilarlo. “Yo trabajo como repartidor en una empresa de leña y carbón de siete de la mañana a tres de la tarde. Y claro, el sorteo me pilló trabajando. Estaba con un compañero y no me quedó otra más que sacar el móvil para seguirlo en YouTube. Veía que nuestra bola no salía, que fue la penúltima, y ya no quedaban casi equipos de Primera. Vi que era el Athletic y me emocioné mucho. Eso sí, tardé dos días en creérmelo”, apunta.

Ahora, sueña con poder superar la eliminatoria, aunque eso vaya en contra de su equipo del alma. “Vamos a intentar competir hasta donde nos dé. Somos humildes, sabemos quiénes somos, pero por ilusión, por entrega y por esfuerzo no va a ser. Y si perdemos, pues a animar al Athletic y que llegue lo más lejos posible, sostiene Aitor Torres, el capitán del Rubí, rival mañana del Athletic en la primera ronda de Copa. Un futbolista humilde, apasionado del conjunto rojiblanco y que aprovechando el eco mediático y estas líneas no quiere olvidarse de su familia: “Quiero nombrarles. A mi pareja, a mis padres, a mi tío… Son los que me siguen siempre y los que me soportan. Todos estamos muy ilusionados”.