Viento sur, un horario un tanto extraño como las dos del mediodía y el clásico bochorno bilbaino. De entrada, los ingredientes que acompañaron al encuentro entre el Athletic y el Cádiz, no invitaban demasiado al optimismo por aquello de que cuando Eolo sopla como ayer, los más veteranos del lugar tienen más que asumido que se avecina un partido plomizo en el que a los leones les cuesta un mundo ganar. La mezcla no suele ser la mejor. Y durante una hora la sensación fue esa. Los locales mandaron, generaron un buen puñado de ocasiones como para haberse adelantado en el marcador, con hasta dos balones estrellados en larguero, ambos de Oihan Sancet, pero resultó imposible no evocar a ese pasado no muy lejano en el que pese a las numerosas acciones de peligro, el Athletic era incapaz de marcar. Hasta que en un abrir y cerrar de ojos todo cambió. Dos goles prácticamente seguidos, con Gorka Guruzeta y su sustituto, Asier Villalibre, como anotadores, dejaron el encuentro visto para sentencia y las dudas propias de la falta de puntería se tradujeron en un partido redondo.

En un equipo como el bilbaino, que vive aún a la sombra de los goles de Aritz Aduriz, retirado hace ya algunas temporadas, y que ansía desde entonces encontrar a ese delantero que le garantice más de una docena de goles por curso, que en un mismo encuentro vean puerta tres de los cuatro futbolistas que pueden ocupar la posición de nueve es una grandísima noticia. Solo faltó por unirse a la fiesta Raúl García, que no salió del banquillo. Guruzeta, que se ha hecho con la titularidad, abrió el marcador para lograr su tercer tanto de la campaña en cinco partidos; e Iñaki Williams, que crece cada día en la posición de extremo derecho, donde es súper determinante, cerró la goleada y obtuvo el premio a su insistencia.

Entre medias, además, vio puerta Villalibre, que necesitaba el gol como el comer. Muy activo, el de Gernika envió la fondo de la red el primer balón que tocó y asistió en el último minuto del partido al mayor de los Williams con una medida dejada de cabeza.

La cosa no se quedó ahí. Sí en el terreno goleador, aunque el encuentro frente al Cádiz dejó otro puñado de buenas noticias. Ernesto Valverde recuperó para la causa a Óscar de Marcos y Yeray Álvarez, que están llamados a tener un papel vital en este equipo. El de Biasteri regresó a su puesto en el once titular tras dos partidos de baja por lesión y su incidencia en el partido fue enorme, ya que asistió a Guruzeta para que este abriera el marcador. El central, por su parte, disputó poco más de 20 minutos tras reemplazar a Aitor Paredes. Fueron los primeros minutos del curso para un futbolista que debe asumir el rol de líder de la defensa.

Una zaga que cumplió con nota frente al Cádiz, que pareció estar de chirigota en Bilbao. Pese a las dudas que habían dejado en algunos momentos de la presente campaña, Dani Vivian y Paredes se las ingeniaron para secar a los delanteros gaditanos. Mención especial para el central de Arrigorriaga, que minimizó a Chris Ramos, al que le ganó en casi todos los duelos. Juntos, gracias al aporte de Unai Simón, que no tuvo mucho trabajo pero que sacó dos muy buenas manos con el partido ya sentenciado, volvieron a dejar la portería a cero. Y ya son tres partidos de cinco sin encajar. Números más que positivos mientras Yeray va cogiendo su mejor tono.

El único lunar del encuentro fue el de la animación. Alguien tiene que darle una vuelta al asunto, agarrar el toro por los cuernos y ponerle solución. No es normal que 400 rivales se dejen notar más que 4.000 locales. Hay trabajo.

LA CRIFRA

10

  • El Athletic ganó ante el Cádiz su tercer encuentro de la temporada, por lo que ha realizado un buen inicio de campaña, en el que ha sumado diez puntos de quince posibles. Ha igualado el registro de la temporada pasada y en las últimas cinco campañas solo en la 2019-20 consiguió más puntos, once.