San Mamés, en su primera experiencia en un partido de vuelta de toda una semifinal de Copa, pasó del fuego al hielo en una prórroga que trajo el final más amargo posible con el gol del osasunista Pablo Ibáñez. No falló aun así ‘La Catedral’ a los leones en una cita de máxima enjundia que, con todo el papel vendido, dio pie a un nuevo récord de asistencia con 51.544 seguidores en las gradas, 1.803 más de los congregados el pasado 12 de marzo ante el Barcelona y 2.228 más de los que se dieron cita contra el Real Madrid el 22 de enero. Fuera del fútbol, la mayor asistencia al nuevo estadio bilbaino data del 14 de mayo de 2018, cuando 52.282 amantes al rugby disfrutaron de la final de la Champions Cup entre el Leinster Rugby irlandés y el Racing 92 francés. Anoche, con una final de Copa como anhelado premio, el empuje de la entregada parroquia rojiblanca no fue suficiente. 

El gol de Iñaki Williams terminó de encender la caldera de San Mamés, que esperó sin premio un segundo tanto que no llegó

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Una marea rojiblanca recibe al Athletic en San Mamés Pablo Viñas

La noche se atascó desde antes incluso del inicio del partido, que comenzó diez minutos después de la hora programada después de que el Athletic y la Federación Española de Fútbol dieran el visto bueno a la reclamación de Osasuna, que solicitó formalmente que el envite, de máxima tensión, arrancara un cuarto de hora más tarde. La polémica, si bien no tuvo incidencia a posteriori sobre el verde, pareció servida de antemano, pues al arder un contenedor de cartón fruto de las bengalas con las que la afición rojiblanca escoltó al autobús del Athletic rumbo a ‘La Catedral’, la expedición rojilla se vio abocada a dar vueltas por las calles aledañas del estadio y condenó públicamente su llegada al campo media hora más tarde de la hora prevista. 

Incendio en el trayecto del Athletic a San Mamés

Incendio en el trayecto del Athletic a San Mamés Aitor Martínez

El incendio de un contenedor fruto de las bengalas retrasó la llegada al campo de Osasuna, que logró retrasar el choque

Sin transcendencia

“No son las circunstancias óptimas para afrontar un partido tan importante en nuestra historia”, lanzó en los prolegómenos del encuentro Francisco Canal, director general del cuadro rojillo, mientras que Jon Aspiazu, segundo de Ernesto Valverde, advertía de que “nosotros nos hemos mostrado enseguida partidarios de retrasar el partido diez minutos”. No importó. Una vez iniciado el partido, el balón tomó el protagonismo. Y el Athletic, el control. Mandaron los rojiblancos desde el pitido inicial coleccionando acercamientos al área visitante y ocasiones de gol hasta que Iñaki Williams, pasada la media hora de juego, cantó bingo. Lo hizo 5 meses y 2 días después para terminar de encender a San Mamés, que aguardó con paciencia el segundo tanto de la noche, que no llegó.

Sí lo hizo, por el contrario, el temido gol del empate de Osasuna, obra del canterano Pablo Ibáñez en el minuto 116, que silenció San Mamés. 

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