El Athletic superó con nota la prueba de fuego que suponía la visita a Valladolid. En la previa, hasta el propio entrenador catalogó el encuentro como “definitivo” y “fundamental” para los intereses europeos de su equipo. No lo ocultó Ernesto Valverde. Como para hacerlo estaba la cosa. El conjunto rojiblanco llegó a su cita en el José Zorilla tras enlazar cuatro partidos sin ganar en liga, con tres derrotas y un único empate, a las que cabría añadir la derrota frente a Osasuna en el choque de ida de las semifinales de Copa, y con las dudas propias generadas por esa mala racha. Cierto es que se apreciaron brotes verdes en las citas ante el Rayo Vallecano y el Barça, pero resultaron insuficientes para que el bagaje fuera mayor a un solo punto sobre seis posibles. Hasta ese viernes, cuando el Athletic firmó un triunfo que devuelve la fe al personal, incluido el millar de aficionados rojiblancos que se dieron cita en Pucela y que no esquivaron la lluvia que les caló durante muchos minutos del primer tiempo.

Se la jugó Valverde, don erre que erre, apostando de inicio en el doble pivote con Dani García y Mikel Vesga, una fórmula que hasta ayer había resultado infructuosa. Cinco encuentros con ambos juntos de inicio y un único empate, el logrado ante el Betis en el encuentro que cerró el 2022. Claro que como nunca es tarde si la dicha es buena, a ver quién se atreve a criticar a Valverde por alinearles juntos ante el Valladolid. El juego del equipo le dio la razón al técnico, que en sala de prensa ni se inmutó al defender su apuesta. “Nos aportan mucha solidez y al mismo tiempo trabajo. He confiado en ellos porque pueden hacerlo bien y lo han hecho”, explicó.

Y con Dani García y Vesga juntos en la sala de máquinas llegó la cuarta victoria a domicilio del Athletic, que ya venció en la primera vuelta frente al Cádiz y el Elche y en la segunda, más recientemente, se impuso al Valencia. Un triunfo balsámico, no cabe duda, que da aire al Athletic de cara al parón por los compromisos internacionales.

Caer ante el Valladolid habría supuesto decir prácticamente adiós a las aspiraciones europeas del Athletic, porque no haber sumado los tres puntos, además de seguir aumentando la mala racha de resultados ligueros, podría haber alejado la sexta posición, ahora en manos del Villarreal, a ocho puntos.

Por lo pronto, con su victoria frente al Pucela, el conjunto bilbaino mete presión a sus rivales, que este fin de semana se miden en algunos casos entre ellos, como sucede con los enfrentamientos entre el Betis y el Mallorca y Osasuna y Villarreal. Lejos de distanciarse, el Athletic acorta distancias. Ha amanecido a dos puntos del sexto puesto cuando resta el último tercio de la temporada por jugarse, con doce encuentros por delante y 36 puntos en disputa.

Situación clasificatoria al margen, los leones ofrecieron una imagen muy convincente en su vista al José Zorrilla. Serios en defensa, salvo algún pequeño desajuste propio de la dinámica de cada encuentro, el aspecto más positivo fue la cantidad de ocasiones con las que llegaron al área rival en condiciones de hacer gol. Vesga con dos disparos desde la frontal y un tercero desde dentro del área, Nico Williams y Sancet con dos malos remates a pase de Iñaki Williams y un par de buenas acciones de Guruzeta en el área pequeña, pudieron aumentar aún más el saco en favor del Athletic.

SIETE GOLES A BALÓN PARADO

Además de realizar un encuentro redondo en todas las líneas, tanto en ataque como especialmente en defensa, los rojiblancos vieron puerta también en acciones a balón parado en las que decantaron el encuentro a su favor y que en la presente campaña tanto les estaba costando materializar. Iñigo Martínez, de falta y con la inestimable ayuda de Óscar Plano, y Mikel Vesga, con un penalti certero con el que superó a Asenjo, anotaron el sexto y séptimo gol a balón parado del curso en liga.