De mal en peor. El Bilbao Athletic no levanta cabeza. Los brotes verdes que se detectaron cinco jornadas atrás con su victoria, la última hasta la fecha, sobre el UD Logroñés, uno de sus rivales directos, se han vuelto a teñir de negro por culpa de su derrota el domingo en Lezama frente al Calahorra, al que superaba en la tabla y del que toma el relevo como colista del grupo II de Primera RFEF, por lo que la sombra del descenso se acentúa como nunca cuando restan doce encuentros para la conclusión de la liga regular. Así las cosas, el tiempo juega en contra de un filial rojiblanco que sabe que la salvación se encuentra a diez puntos cuando quedan 36 por disputar, una distancia enorme y poco halagüeña, aunque también asume que el próximo partido, con la visita al SD Logroñés, supondría un soplo de aire fresco en caso de llevarse los tres puntos de Las Gaunas. No queda otra si los cachorros quieren albergar una mínima esperanza, que pasa por hacer números de Champions en esta traca final de la competición, misión harto complicada si se toma como referencia las sensaciones del colectivo del cuestionado Álex Pallarés, que solo ha sido capaz de cosechar ocho puntos en los catorce partidos que lleva acumulados en el banquillo.

El Bilbao Athletic hincó la rodilla ante el Calahorra que dirige el vizcaino Carlos Pouso sin el concurso de Adu Ares, una de sus grandes referencias, quien formó parte de la expedición del primer equipo a Vallecas, aunque el extremo no llegara a comparecer ante el Rayo, una decisión de Ernesto Valverde que no es comprensible para cierto sector de la afición athleticzale, que desprende una manifiesto pesimismo sobre el futuro del filial este curso. No en vano, el conjunto de Pallarés es el menos goleador del grupo, condición que comparte con el Calahorra con una tarjeta de veinte tantos, y es el más goleado, con 36 dianas encajadas, unas cifras que retratan las debilidades del equipo en las dos áreas, donde se resuelven los enfrentamientos.

Son estadísticas que reiteran el fracaso a día de hoy de un proyecto que tampoco se ha regenerado con las cuatro incorporaciones en el marcado invernal, de las cuales solo la de Urko Izeta, titular indiscutible y autor del primero gol el domingo de los cachorros, ha causado un efecto positivo, mientras que Quicala Bari, Iñigo López y Asier Pérez, este inédito desde su llegada, no han gozado del protagonismo que esperaban.