Emoción para regalar en la penúltima jornada de la liga. Que ocho de los diez partidos se celebren esta tarde a la misma hora da una idea de la gran cantidad de temas que aún quedan pendientes de resolución. Entre ellos uno que compete a un Athletic que parte, sin embargo, de una posición que no se podría calificar como ventajosa. Más bien es al revés, después de las oportunidades desperdiciadas en fechas recientes solo le vale ganar y ni así se garantiza la consecución del objetivo perseguido. Recibe a Osasuna, feliz y contento con lo realizado durante el año, que puede permitirse el lujo de saltar a San Mamés ajeno por completo a tensiones y cálculos. Ese desigual estado anímico, producto de la necesidad o de su ausencia, asoma como factor a considerar, si bien está por ver cómo influye en los contendientes.El contexto que envuelve el derbi se halla muy lejos de lo que se consideraría como ideal. Puede lamentarse el hecho de que a estas alturas del campeonato los hombres de Marcelino estén fuera de las plazas europeas, aunque no cabe obviar que ha sido una constante a lo largo del curso, pero en realidad lo realmente molesto, enojoso, irritante incluso, es el escueto margen que tiene para finalmente salirse con la suya. Y esto ocurre, sencillamente, porque no ha sabido dar la talla cada vez que la meta ha estado a tiro, que han sido unas cuantas. Desde luego, si hoy las opciones de figurar en el cuadro de los siete mejores del campeonato penden de un hilo, no es solo por haber sumado uno de seis puntos frente a Valencia y Granada. Previamente ha habido demasiadas actuaciones y marcadores mejorables, ellos son la causa de que la resignación haya sustituido a la ilusión en este final de campaña.

En el caso de que el Villarreal venza a la Real en La Cerámica, ya no habrá más que hablar. Imanol Alguacil certificó días atrás su tercera presencia consecutiva en Europa y no quiere que le arrebate la sexta plaza su paisano Unai Emery, que viene pisando a fondo el acelerador para continuar el año próximo luciendo tipo en el escaparate internacional. Cuesta muchísimo imaginar que, alcanzado este punto, la tripulación del submarino amarillo vaya a tropezar tan gravemente como para alimentar una jornada más las opciones del Athletic.

adioses definitivos

Y al Athletic solo le queda intentar cumplir con su parte. Lo de superar a Osasuna, aparte de innegociable desde la perspectiva clasificatoria, se antoja interesante habida cuenta que no volverá a estar tan cerca de la afición hasta la temporada que viene. Despedirse dejando un sabor de boca agradable, aunque luego a efectos prácticos no sirva de nada, conviene siempre. Y al margen de que el adiós colectivo sea de carácter temporal, una especie de hasta luego de tres meses escasos de duración, hasta el arranque de la liga 2022-23 en agosto, se prevén adioses definitivos. Alguno en el aire, otros más que cantados: Capa, Ezkieta, Elizegi y su directiva, Marcelino,...

Se mire como se mire, la fecha de hoy no es cualquiera, encierra una fuerte significación que afecta de lleno a la totalidad de los estamentos del club ante la inminencia de las elecciones. No cabe descartar que se registren múltiples relevos en el organigrama deportivo y en otros departamentos del club. Es como funcionan los traspasos de poderes en la casa. Sin duda que esta circunstancia genera un ambiente que se sale de lo normal, algo que convendría que no interfiriese en el comportamiento de los que van vestidos de corto.

En la alineación se esperan novedades en varias líneas, acaso en todas. Pocas son las opciones atribuibles a Lekue, Berenguer y Villalibre, cuyos lugares podrían ser ocupados por De Marcos, Raúl García e Iñaki Williams. Si hubiese más cambios, no extrañaría después de la birria de partido que se vio en Granada, pero es probable que Marcelino se mantenga fiel a su gente de confianza. Si ha sido así hasta la fecha, para qué liarse la manta a la cabeza en vísperas de irse de vacaciones. l