El Athletic vive en plena discordancia. Lo que a nivel institucional proyecta una evidente crisis se traduce en buenaventura en el matiz deportivo. Pocas horas después de que la Asamblea General de Socios Compromisarios echara abajo el presupuesto de la Junta Directiva que preside Aitor Elizegi, el colectivo de Marcelino selló una victoria de prestigio ante el Villarreal, un éxito que permite subir la cotización del conjunto rojiblanco y que alivia los males que padece Ibaigane. El día después de semejante subidón que se disfrutó en el verde de San Mamés, Elizegi, el presidente de la entidad, salió a escena para justificar su decisión de no presentarse a la reelección y, de paso, envió ciertos mensajes envenenados a su predecesor en el cargo. Sea como fuere, el entorno athleticzale pone el foco en la trayectoria del primer equipo, que, a modo de una sesión de spa, sirve como terapia recuperadora respecto a lo que sucede en los despachos. El Athletic, sin más, derrotó el sábado a un equipo de Champions que le posibilita situarse cerca de la zona noble de la tabla, desvela que recorridos nueve partidos está por encima del Barça y de, paso, alardea de ser, después de que el Sevilla encajara ayer domingo tres tantos en el Sánchez Pizjuán, el equipo menos goleado de LaLiga Santander, un dato que retrata la genética de un conjunto que presume de una fiabilidad que sube con el paso de los partidos.

Marcelino, por tanto, tiene motivos para estar satisfecho con el rendimiento de su equipo. Por lo menos, los números y las sensaciones que ofrece así lo argumentan. Son tiempos donde las redes sociales cobran un protagonismo significativo y la misma cuenta de twitter @adurizpediaTM aflora un dato que explica la trayectoria de los leones desde que arrancara el curso. El Athletic ha sumado 16 puntos en estos nueve partidos, con lo que iguala su mejor registro en este tramo en los últimos 27 años y repite las cifras de la campaña 2013-14, la primera de la segunda etapa de Ernesto Valverde en el banquillo bilbaino y que, como se conoce, llevó al equipo a la Champions League por segunda vez en su historia. Mencionar semejante objetivo suena a bilbainada, pero lo cierto es que el equipo de Marcelino, que apenas se mueve un ápice de su idea, tiene un plan, agrade más o menos su fútbol, y ello se entiende como una plusvalía en una liga sumamente igualada y en la que cuesta horrores cerrar una victoria. El Athletic puede dar fe de ello. Tres de sus cuatro triunfos los ha conseguido por la mínima y al mismo tiempo el Rayo Vallecano es el único que ha sido capaz de superar a los leones y el único en hacerle dos goles.

Así las cosas, el Athletic de Marcelino se ha ganado su punto de credibilidad, pese a que afrontó el duelo ante el Villarreal después de permanecer 22 días sin competir, un mérito que pone en valor la labor del asturiano, quien ha imprimido a su grupo un músculo competitivo que le hace ser incómodo para cualquier rival. No en vano, el conjunto rojiblanco no ha conocido la derrota en los tres enfrentamientos en los que se ha medido hasta la fecha a equipos de Champions -Barcelona, Atlético de Madrid y Villarreal-, cuando en tiempos no tan lejanos solía ceder ante con cierta facilidad ante los mismos, una estadística que reitera la pasta de la que está hecho este Athletic, un equipo de autor. El de Villaviciosa insiste en conceptos innegociables para sus pupilos, como son la intensidad, la firmeza táctica, la presión y la verticalidad cuando toca atacar, al mismo tiempo que ha recuperado a jugadores como Iñigo Lekue y ha acumulado confianza en otros, como Unai Vencedor o Mikel Balenziaga; y en la misma medida ofrece las alternativas de jóvenes encarnados en las figuras de Oihan Sancet, Oier Zarraga o Nico Williams.

El triunfo sobre el Villarreal ya es historia y el Athletic está inmerso en la cita de mañana martes en Cornellà frente al Espanyol, un equipo que precisamente no se la da muy bien a los rojiblancos en terreno periquito. Y lo hace con el aval de ser, junto a Osasuna, el único equipo que no ha perdido como visitante, un dato motivador para el colectivo de un Marcelino del que se espera que no repita un revolcón en el once inicial como ya lo hiciera con motivo de la visita, también en un martes, a San Mamés del Rayo de Iraola y que tuvo el alto precio de la derrota.

la cifra

22

Las visitas consecutivas que encadena el Athletic sin vencer al Espanyol en terreno periquito en liga, una malísima racha que el conjunto rojiblanco espera cerrar mañana. La última victoria de los leones en el feudo del Espanyol se remonta a la temporada 1997-98, gracias a un solitario tanto de Julen Guerrero (0-1). Sí lo hizo en Copa en las semifinales de 2015.