Síguenos en redes sociales:

El "ritmo" es la gran preocupación de Marcelino

Confía en aumentar incluso la capacidad física del equipo con la serie de entrenamientos a efectuar durante las tres semanas sin competir que ahora debe afrontar el Athletic

El "ritmo" es la gran preocupación de MarcelinoBorja Guerrero

A falta de que sea oficial, todo el mundo asume que el Real Madrid-Athletic, partido correspondiente a la próxima jornada fijado para el tercer fin de semana de octubre, se aplazará. Este retoque en el calendario provoca que los rojiblancos estén tres semanas sin competir, hasta el sábado 23, fecha en que recibirán al Villarreal. Los motivos que se esconden tras una decisión contraria al espíritu de igualdad que debe regir en el campeonato suponen un formidable descrédito para la autodenominada mejor liga del mundo. Pero esta cuestión no quita el sueño a los dirigentes, siempre abiertos a transigir con los privilegios de los poderosos, sin reparar en el perjuicio que se deriva para el resto. En este caso, un Athletic obligado en primer lugar a organizar su actividad dándole la forma de una especie de pretemporada con la liga lanzada, y abocado más adelante a asumir la saturación de compromisos que conllevará el encaje del clásico pendiente.Concretado el panorama, Marcelino se lo toma con filosofía. Qué remedio. Anunció que dedicará el desproporcionado paréntesis a entrenar en Lezama. Sesiones y más sesiones, descanso los fines de semana y, si cuadrase, que no será fácil por falta de rivales apropiados en estas circunstancias, el club acordaría un amistoso para rebajar la monotonía del trabajo. El objetivo que se marca el técnico va de preservar el ritmo que la plantilla ha adquirido y exhibido en las ocho jornadas previas. Está convencido de que es posible hasta elevarlo, aunque acaso no resulte sencillo. Combatir la falta del indispensable estímulo que son los partidos con una ración extra de rutina, se plantea como el gran reto. Para los futbolistas y sobre todo para el cuerpo técnico.

No se trata solo de velar por el tono físico sin la referencia que aporta la competición. Se debe pensar que a renglón seguido del parón el Athletic negociará tres cruces en el plazo de una semana: Villarreal, Espanyol y Real Sociedad. Es decir, pasará de la nada al todo, un salto peliagudo. Y menos mal que el derbi con el Alavés le otorga un colchón. Mejor no pensar cómo se hubiese afrontado la espera, dentro y fuera del vestuario, sin el gol de Raúl García.

Al resultado se agarró Marcelino para realizar su particular lectura del momento que vive el equipo. Habló de fomentar la “positividad”, de ahuyentar los temores que percibe en el entorno y que se manifiestan en forma de dudas e incluso críticas hacia su propuesta de juego. Exaltó el comportamiento de sus hombres, aseguró sentirse encantado con la trayectoria descrita, que resumió con una frase tan elocuente como discutible: “Una cagada (ante el Rayo) y siete buenos partidos”. Negó con rotundidad que viese peligrar el triunfo sobre el Alavés, puesto que el equipo ofreció una “prueba de madurez” en el tramo final de un duelo donde asimismo apreció “pausa y buen criterio en ataque”.

De tales valoraciones cabría deducir que el Athletic hizo un partidazo. Y bajo esta premisa, se entiende, perfectamente además, que su única preocupación de cara a lo que vaya a suceder en el parón sea que los futbolistas no pierdan esa chispa de la que se sirven para correr lo indecible en cada actuación. No ve por tanto aspectos sustanciales de su idea que se presten a revisión. Por ejemplo, aquellos que versan sobre la creación y el manejo de la pelota, la modulación de esfuerzos mientras hay combustible en el depósito o los automatismos en el despliegue.

Toda la parte del funcionamiento enfocada a elevar el índice de eficacia arriba, a su juicio no precisa de ajustes. Para Marcelino la clave del éxito descansa en profundizar en la tarea que convierte el área de Simón en coto cerrado para los rivales. “En casa no concedemos nada y debemos ir a eso”, declaró, para añadir a continuación que, por supuesto, sería conveniente fabricar más ocasiones de gol. El problema es que aún no ha aclarado cómo aspira a esto último. El balance defensivo está suficientemente testado, sin embargo el Athletic rentabiliza mal los turnos de posesión. Siendo innegable que empuja e insiste, le delatan unas carencias que los números (goles, remates, resultados) y las sensaciones que emite el equipo jornada tras jornada reflejan con nitidez. Del ritmo o la intensidad que imprime a sus evoluciones saca muy poco en limpio.

Duelo contra el Real Madrid. Iraia Iturregi, entrenadora del Athletic, admitió ayer que, a pesar de que “son tres puntos más”, ganar al Real Madrid, al que recibirán hoy en Lezama (12.00 horas), tiene “un aliciente especial”, y en caso de lograrlo sería una “inyección de moral y un premio al trabajo”. “El Madrid está construido para ser uno de los mejores equipos de Europa y vienen con la necesidad de ganar”, subrayó, sorprendida de que el conjunto blanco solo haya sido capaz de sumar un punto en las cuatro primeras jornadas. El Athletic se estrenará esta temporada en Lezama ante el conjunto blanco tras haber disputado su único partido como local en San Mamés frente a la Real Sociedad, en el que encajó su única derrota (0-1). Los tres encuentros restantes, todos como visitante, los resolvió con triunfos frente al Madrid CFF (0-2), Eibar (1-2) y Valencia (1-3) que le colocan en la cuarta plaza de la Primera Iberdrola. “Llegamos en un buen momento”, admitió Iturregi, que recupera a Nekane Diez, pero no contará con Sophie Istillart, Itxaso Uriarte, Leyre Monente y Oihane Hernández.