Sin novedad en el frente: otro empate. El Athletic dio un paso más en dirección opuesta a Europa, una meta que exige fútbol y eficacia en dosis superiores. Cabe ayer apelar al atenuante que supone alinear de golpe a la totalidad de los suplentes, aunque no sea menos cierto que enfrente estaba el colista. Sobrevivió el Alavés gracias al pequeño impulso que pudo derivarse del estreno de Javi Calleja en la dirección, materializado en varios detalles que sin embargo quedan en un segundo plano comparados con la formidable actuación de Pacheco. El portero evitó tres goles cantados para mantener a flote a los suyos y dejar en evidencia las conocidas limitaciones rojiblancas en la culminación. Al final, Marcelino puso en liza a su delantera titular y acarició la victoria, pero lo que cuenta es el resultado, máxime cuando ya son siete los encuentros que terminan con el mismo signo desde que el técnico asturiano ejerce en Bilbao.

Puntito a puntito no se va a ninguna parte. En alguna ocasión Marcelino ha expresado la frustración que le produce la reiteración de igualadas y el hecho de que no reflejen los méritos de su equipo. Ayer se iría con idéntica sensación, puesto que dentro del tono discreto que presidió la actuación del Athletic, hubo dos fases donde tuvo al Alavés donde le convenía para sentenciar el derbi, mientras que los ratos en que el dominio correspondió al cuadro visitante apenas sufrió en defensa. Morcillo con dos remates en el arranque, el segundo estrellado en el larguero, Sancet en un mano a mano con Pacheco y posteriormente, cerca de la conclusión, un cabezazo a bocajarro de Nuñez y otro duelo individual de Berenguer con el portero, componen el abanico de aproximaciones muy nítidas, tanto que no extrañan los berrinches o la desesperación de Marcelino en la banda.

Como estaba previsto, el Athletic calcó la alineación que un mes atrás fue capaz de doblegar al Granada, con la salvedad de la pareja de centrocampistas, ya que esta vez fueron Unai López y Mikel Vesga los escogidos por el técnico asturiano. Una apuesta que durante la primera media hora se reveló acertada. Amagó el Alavés con apropiarse de la pelota, pero la presión y la fluidez en la circulación del bando local pronto estableció un abismo. Blando e inseguro en tareas de contención, además de inoperante para desdoblarse, el cuadro gasteiztarra se manejó como ese sparring de tres al cuarto que en cualquier instante va a caer redondo en la lona para no levantarse más. Claro que para que tal cosa sucediera era preciso que recibiese un golpe, que por más que se intuyese no acabó de producirse.

Fueron unos minutos más cómodos que entretenidos, si bien salpicados por las acciones comentadas. No salía de su campo el Alavés y todo indicaba que era una mera cuestión de tiempo que el Athletic cobrase ventaja. Pero tanto desperdicio en el área debió afectar al ánimo de los futbolistas, que no se olvide tampoco que no están habituados a competir juntos y de salida; vamos, que aparte de las buenas intenciones, no cabe pedirles que instauren una superioridad permanente. La intensidad experimentó un descenso que el rival captó y quiso aprovechar. Quizá tuvo algo que ver el paulatino ajuste posicional de los disciplinados chicos de Calleja, quizá. Lo cierto es que en el rato previo al descanso el dominio fue visitante. Jota y Rioja se enchufaron, Lucas Pérez empezó a tener suministro y el Athletic reculó.

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goles anulados

Entró en escena la amenaza del balón parado, baza que ha posibilitado la mitad de los goles alaveses. O sea, que el asunto se enredó. Y cerca estuvo de tener consecuencias graves porque Joselu clavó un poderoso cabezazo en la red a centro de Pina, con el Athletic intentando salir tras un córner desbaratado en primera instancia. En plena celebración del Alavés, el árbitro anuló la acción previo chivatazo del VAR, que detectó un fuera de juego de Lucas de apenas medio metro y en un costado del campo. La advertencia no tuvo el efecto deseable en las filas locales. El mando de las operaciones en el segundo acto siguió siendo del Alavés, revivido ante las facilidades que recibía. La pelota que tocaba el Athletic parecía cuadrada, fallos en entregas sencillas, controles deficientes, mientras que el adversario acumulaba series de pases adquirir confianza. En poco más de media hora se contabilizaron en mayor número que en tres partidos seguidos con Abelardo.

Sobre la hora de encuentro y poco después de que se le anulara otro gol a Lejeune por mano de un compañero, Marcelino ordenó un triple cambio y no esperó mucho para realizar los dos que restaban. Dani García, Williams, Muniain, Raúl García y Berenguer, salían al rescate. Tardaron en invertir la inercia del derbi, pero poco a poco inclinaron la balanza. No es que se asistiese a una transformación radical, pero el Alavés comprendió que ya no había margen para alegrías y enfocó su planteamiento a aguantar el cero a cero. Aún pisó el área de Simón en una última oportunidad, una media vuelta de Joselu interceptada por Vesga y que condujo la pelota mansamente al regazo del meta.

Faltaba el coletazo del Athletic, dirigido por un Muniain activo aunque falto de inspiración. Williams se puso a zapatear por el costado izquierdo y de una falta que sufrió cuando se disponía a entrar en la cocina sacó el capitán un servicio que Nuñez cabeceó en el área chica. Por puro instinto, Pacheco elevó los brazos y desvió milagrosamente a córner. El asalto culminó con una contra donde Williams metió en ventaja para la penetración de Berenguer, quien escogió el remate cruzado para marcar. Era lo que demandaba la jugada y así lo interpretó también Pacheco, que sacó una pierna para dejar al atacante con las ganas. Al delantero, al equipo, a Marcelino y a la paciente afición, que ve resignada cómo el Athletic avanza a paso de tortuga en la liga.

ATHLETIC: Unai Simón; Capa, Unai Núñez, Balenziaga, Lekue; Ibai (Min. 63, Muniain), Vesga, Unai López (Min. 63, Dani García), Morcillo (Min. 69, Berenguer); Sancet (Min. 69, Raúl García) y Villalibre (Min. 63, Williams).

ALAVÉS: Pacheco; Ximo Navarro, Tachi, Lejeune, Martín; Jota Peleteiro (Min. 75, Pere Pons), Battaglia, Pina (Min. 78, Manu García), Luis Rioja (Min. 75, Edgar Méndez); Lucas Pérez (Min. 85, Borja Sainz) y Joselu.

Árbitro: Melero López (Comité Andaluz). Mostró tarjetas amarillas a Vesga y Capa por parte del Athletic, y a Lejeune y Manu García por parte del Alavés.

Incidencias: Partido de la trigésima jornada de LaLiga Santander disputado a puerta cerrada en el estadio San Mamés.