lUIS Llopis (Hernani, 26 de noviembre de 1964) emerge como un protagonista a la sombra de la final del 3 de abril. Su nombre no ha salido prácticamente a la luz pública en estos días en los que sube de manera paulatina la vorágine informativa en torno a la gran cita entre el Athleticen La Cartuja. Quizá porque su función sea poco mediática. Es entrenador de porteros, muy lejano de los focos de los medios de comunicación, y lo es con mucho prestigio dentro de su gremio. A día de hoy ejerce en la entidad donostiarra y antaño lo hizo en Lezama, durante los tres últimos años (2008-2011) de la etapa de Joaquín Caparrós al frente del conjunto rojiblanco. Como miembro del cuerpo técnico acaparó su cuota participativa en el éxito para que el Athletic volviera a disputar una final de Copa tras una larga travesía de 24 años de espera. Como se conoce, aquel histórico 13 de mayo de 2009 los leones se tuvieron que conformar con el subcampeonato al sucumbir en Mestalla ante el Barça de Pep Guardiola. Doce años después, Llopis vuelve a cruzarse con el Athletic, en este caso como rival. Será el único, entre jugadores, entrenadores…, que puede presumir de protagonizar una final de Copa con los dos equipos. Tras dejar el club bilbaino trabajó en el Nechatel Xamax suizo, Mallorca, Levante y Granada en compañía de Caparrós, para recalar después en el Real Madrid, desde donde llegó a Lezama, y guiar a Keylor Navas, portero del PSG y al que descubrió y forjó en el Levante. Cuando el costarricense se fue a París, la Real Sociedad no dudó en abrirle las puertas.

La política de comunicación de la entidad donostiarra niega la petición de una entrevista al herniarra, al que, si embargo, sí conoce de primera mano Armando Ribeiro (Sopela, 16 de enero de 1971), actual entrenador de porteros de la cantera del Athletic, hasta que colgó los guantes en junio de 2010. “Luis era muy metódico, muy perfeccionista. Es un gran profesional que sabe lo que hace, exigente, que emplea mucha variedad de entrenamientos de cara a la competición”, describe el vizcaino, alumno de Llopis junto a Iñaki Lafuente, Gorka Iraizoz y el mismo Iago Herrerín, que llegó a completar una pretemporada con Caparrós. Armando, que subraya que aún mantiene contactos periódicos con el de Hernani, insiste en los conceptos de Llopis: “Intenta trasladar que el portero es uno más, que se prepara para lo que se va a encontrar los fines de semana. Trabaja situaciones reales de lo que va a percibir el portero. A día de hoy el portero no solo está para parar, sino que también contribuye en el juego del equipo, por lo que maneja unos conceptos que intentas adaptar”.

Armando no solo conoce al Luis Llopis entrenador de porteros del primer equipo, sino que el de Sopela también ha bebido del ideario formativo del guipuzcoano. No en vano, se integró en el organigrama de Lezama nada más colgar los guantes y pasó a colaborar con Llopis en las determinadas jornadas de tecnificación, “en las que le gustaba trabajar con varios porteros, ya sean 4, 5 0 6 en función de la planificación”. Entre ellos se encontraba Alex Remiro, por entonces en categoría cadete, y de forma esporádica Unai Simón, que jugaba en el Aurrera de Vitoria. De ahí Llopis cogió sus primeras informaciones de Remiro, que hace dos cursos rechazó la oferta de renovación del Athletic porque ya se había comprometido con la Real. “Luis nos ha dado fórmulas para entrenar y me siento agradecido por la visión que tenía de sus conceptos, que me han ayudado mucho como de otros entrenadores”, apunta Armando, técnico clave en el crecimiento profesional de Remiro y Unai Simón, a los que formó hasta su etapa en el Basconia.

Una final de Copa se suele decidir en detalles y los porteros, en este sentido, asumen que los focos se podrían poner en sus figuras. Unai Simón y Remiro “son dos grandes guardametas, pero muy diferentes”, matiza Armando, que recuerda que estas grandes citas se estudian con mucho detalle. En la final de 2009, Llopis puso el acento en las virtudes ofensivas del Barça: “Trabajamos el balón parado del Barça con sus grandes lanzadores como Xavi (autor del 1-4 definitivo) o Messi, también el uno por uno, porque tenían mucho juego por dentro. Lo trabajas y trabajas, pero no siempre salen las cosas como piensas”. Armando dice que Llopis “tendrá bien estudiado a Unai Simón y que trabajará con Alex (Remiro) para intentar controlar nuestras virtudes ofensivas, como ocurre en nuestro caso con la Real. Apenas hay misterios”. Llopis, el bipolar en el buen sentido del término, jugará su primera final de Copa con la Real. Y en casa tendrá a un enemigo, su propio hijo Iñigo (nadador paralímpico) que “es del Athletic hasta la médula”.