Iñaki Williams ha declarado por videoconferencia ante el titular del juzgado de instrucción número 2 de Cornellà de Llobregat como testigo de los insultos racistas que sufrió en enero de 2020 en el partido que enfrentó al Athletic con el Espanyol en el estadio Cornellà-El Prat, tras la querella presentada a la Fiscalía por la Liga Nacional de Fútbol. El delantero dijo al juez que se sintió "humillado" y que le resulta indignante que en el siglo XXI sucedan hechos de semejante naturaleza.

La causa se abrió por una querella que resulta pionera de la Fiscalía de Delitos de Odio de Barcelona debido a insultos racistas proferidos desde la grada durante un partido de fútbol. Se acusa concretamente a dos personas por delitos contra los derechos fundamentales y las libertades públicas. Uno de ellos se acogió a su derecho a no declarar, mientras que el otro no se presentó en el juzgado.

La investigación comenzó por la denuncia presentada ante la Fiscalía por la Liga Nacional de Fútbol, que está personada como acusación en la causa, en la que relataba los insultos racistas proferidos cuando Willians era sustituido del terreno de juego y que recibió de un sector de la grada del Espanyol. Según la Fiscalía, fueron "gritos de menosprecio hacia su persona, con la indudable intención de humillarle y lesionar su dignidad por motivos racistas".

Tal y como figura en la querella, seguidores del Espanyol despidieron a Williams gritándole "uh, uh, uh, uh", onomatopeya que reproduce los sonidos emitidos por los monos y que, según la Fiscalía, "ha sido proferida en diversas ocasiones por grupos de aficionados de distintos países para menoscabar la dignidad de los futbolistas de raza negra".

La Fiscalía encargó a los Mossos d'Esquadra la investigación para detectar a los sujetos, y gracias a las cámaras fueron identificados tres personas presuntamente relacionadas con los insultos, siendo uno de ellos menor de edad.