No corren buenos tiempos para el Real Madrid, ni para Zinedine Zidane (Marsella, 1972), cuya figura al frente del conjunto blanco quedaría seriamente tocada en caso de caer eliminado a manos del Athletic en la semifinal de la Supercopa. Consciente de ello es el técnico francés, expuesto tras los últimos empates cedidos en liga a domicilio ante Elche y Osasuna, dos rivales que lograron maniatar a un equipo que se encuentra sumamente alejado de su mejor versión. La irregularidad, no en vano, acompaña al Madrid en un curso en el que la sombra de la destitución ya planeó sobre Zidane en pleno diciembre. El entrenador francés salvó entonces una situación límite después de asomarse al abismo con sendas derrotas frente al Alavés (1-2) en el campeonato de la regularidad y contra el Shakhtar Donetsk (2-0) en la fase de grupos de la Champions League, tropiezo que levantó ampollas y que obligó al cuadro blanco a vencer en la última jornada al Borussia Mönchengladbach en Valdebebas para no quedar apeado a las puertas de los octavos de final.

En medio de la tormenta, con su continuidad en el club más dudosa que nunca pese a haber conseguido el título de liga la pasada campaña, emergió la capacidad de supervivencia de Zidane, quien salvó la delicada situación con una trilogía de triunfos a costa de Sevilla (0-1) y Atlético (2-0) en liga y del Mönchengladbach (2-0) en Champions en la cita más importante del curso para los madridistas. Cogió aire así el galo, pero la tranquilidad apenas le ha durado un suspiro, pues la segunda posición actual en la clasificación liguera, con cuatro puntos de desventaja respecto a un Atlético que figura con dos partidos menos disputados, vuelve a situar en una incómoda situación a un entrenador que ha recuperado para la causa a hombres como Lucas Vázquez y Marco Asensio, pero que aguarda una versión convincente de Eden Hazard, a quien sigue sin poder convertir en pieza angular de su segundo proyecto en el Madrid.

En el primero, entre 2016 y 2018, Zidane se mostró intratable desde la banda al adjudicarse una liga, tres Champions, dos Supercopas de Europa, dos Mundiales de Clubes y la primera de las dos Supercopas de España que lucen en su palmarés como técnico, al cual intentará añadir una nueva Supercopa que alivie su comprometido presente en la capital estatal. No hacerlo, mordiendo el polvo esta misma noche frente al Athletic, volvería a dejar su silueta en entredicho y en el centro de un despiadado huracán de críticas que tratará de sortear a costa de los pupilos de Marcelino García Toral, entrenador al que se medirá por primera vez esta temporada tras enfrentarse a Gaizka Garitano en Valdebebas el pasado 15 de diciembre.

un partido distinto

El miércoles en su rueda de prensa previa al choque, Zidane dejó claro que la semifinal no será nada sencilla para sus jugadores. Olvidada la victoria por 3-1 en liga ante un Athletic que veía agonizar el proyecto de Garitano, el francés subrayó que esta noche "vamos a tener que trabajar mucho, pelear y hacer un gran partido para poder ganar". "Estamos aquí desde hace cuatro días y estamos contentos de jugar este partido contra un rival fuerte", agregó en torno a la cita frente al Athletic un sereno Zidane, que mostró un talante más sosegado que el exhibido el pasado sábado después del empate sin goles ante Osasuna. Afirmó entonces que el partido, como consecuencia del temporal, "no ha sido de fútbol y tendría que haberse suspendido". Cuatro días después, el Athletic asoma en una cita de vital importancia para el francés.

"Vamos a dar lo máximo". El madridista Luca Modric, indiscutible a sus 35 años para Zinedine Zidane, se negó ayer en rueda de prensa a mirar más allá de la semifinal de esta noche contra el Athletic, dado que "vamos a dar lo máximo para llegar a la final y conquistar otro título, pero primero hay que ganar este partido y creo que no hay favoritos, porque los cuatro equipos que están aquí tienen posibilidades de ganar el torneo". "Nos encontramos bien, llevamos tres días en Málaga preparando el partido y las sensaciones del equipo son buenas, porque sabemos que nos espera un partido muy importante contra el Athletic y tenemos muchas ganas", advirtió asimismo el internacional croata, que está cerca de firmar su renovación con el Real Madrid, club al que llegó en 2012, y quiere demostrar que los años "no son un problema, porque lo importante es lo que demuestras en el terreno de juego".

"Vamos a tener que trabajar mucho, pelear y hacer un gran partido para ganar al Athletic"

Entrenador del Real Madrid