El partido hay que analizarlo en su contexto exacto, esto es, el de un entrenador recién aterrizado que únicamente había tenido dos entrenamientos a su disposición, el primero de ellos, además, de recuperación para muchos de los futbolistas, y un estreno ante nada más y nada menos que el Barcelona. Cierto es que no es el mejor Barça de los últimos tiempos, pero tiene jugadores suficientes como para marcar diferencias. Y estos hicieron acto de presencia para desgracia de un Athletic al que sus errores, algo que no ha cambiado, y un sensacional Messi, en su mejor versión de la temporada, le dejaron carbón a Marcelino en su debut.

Al margen de esas cuestiones, que no pueden pasarse por alto, el conjunto rojiblanco ofreció detalles del librillo de Marcelino No todo su repertorio, pero sí parte del mismo. Partiendo de la disposición táctica del equipo, no tanto en la alineación, que apenas varió con respecto a la elegida por Gaizka Garitano ante el Elche -Capa en lugar de Berenguer-, y continuando por el tipo de presión o las rápidas transiciones de defensa a ataque.

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El Barcelona no da opción al Athletic

La puesta en largo del equipo fue una clara muestra de las pretensiones del técnico asturiano. La presión elevada, característica del Athletic en los últimos años, especialmente cada vez que se veía las caras con el conjunto azulgrana, fue mucho más tibia que en ocasiones pretéritas. El equipo aguardó la salida del balón de su rival a la altura del centro del campo, dibujando un 4-4-2 fácilmente reconocible desde cualquier ángulo, y en el que se buscaron reducir a la mínima expresión las distancias entre las dos líneas de cuatro hombres que conformaron los centrocampistas y los defensas.

El objetivo era claro, forzar las pérdidas del Barcelona y tratar de buscar en largo a Williams con el menor número de toques posibles. El plan salió a pedir de boca, ya que en la primera acción ofensiva del choque Vesga recuperó un balón ante Dest, asistió rápido a Raúl García y este, sin pensarlo, lanzó en largo a Williams, quien recortó ante Araujo dentro del área para batir a Ter Stegen.

Repitió el Athletic esa forma de atacar en unas pocas ocasiones más, especialmente en el primer cuarto de hora, pero el Barcelona no tardó en hacerse con el balón. Aunque el conjunto rojiblanco le invitó a atacarle por las bandas, otra característica más del estilo de Marcelino, los desajustes defensivos, con fallos puntuales de Simón y de Nuñez, le costaron caro al Athletic, que en el minuto 14 había perdido su ventaja en el marcador y para el 38 perdía ya por 1-2.

Le costó reaccionar al equipo bilbaino tras cada tanto del Barça. Para colmo, perdió a Yuri por lesión y con ello la capacidad para generar peligro por el costado zurdo.

Tras la reanudación, salvo en un par de acciones, el Barcelona siguió en su línea y solo los palos salvaron al Athletic de la goleada. La capacidad para contragolpear se perdió en las imprecisiones, algo que tampoco es nuevo, y el rival, que crecía con cada irrupción de Messi cerca del área, se sintió muy cómodo. Solo al final, cuando el Barça bajó un poco el pistón, volvió a inquietar el Athletic. Muniain acortó distancias con un remate preciso, pero murió en la orilla. En la puesta de largo de Marcelino, el conjunto rojiblanco ofreció detalles. Varios, aún insuficientes. Pero es pronto, demasiado pronto. El nuevo proyecto exige tiempo.