El estreno de Marcelino García Toral con el Athletic pasó con más pena que gloria. Pretender asistir a algo que no guardase similitud con lo visto en los últimos meses carecía de sentido. El entrenador acaba de aterrizar y, como dijo la víspera, entre sus aptitudes no se halla la de hacer magia. Hubiese hecho falta realmente un truco de esos que deja al personal patidifuso para que su equipo se impusiera a un Barcelona que no será lo que ha sido durante muchas campañas, pero conserva un grado de calidad elevado y poco a poco va escalando en la clasificación para codearse con los aspirantes al título. La visita del Barcelona no tuvo demasiada historia desde la perspectiva del anfitrión, que empezó fuerte y luego decayó paulatinamente, víctima de los defectos propios de un grupo que por algo acaba de ver cómo su entrenador salía despedido.Para Messi, que no disimuló su apetito, y compañía la función fue casi coser y cantar. No les costó asimilar el golpe recibido sin romper a sudar. Diez minutos de cierto desconcierto derivaron en un monólogo que modularon a su antojo. La rapidez con que se gestó el empate tuvo un efecto intimidante que sobrevoló el encuentro hasta su conclusión. Jugó el Athletic a protegerse y no supo. Ya en desventaja, tampoco hizo dudar al Barcelona, que se limitó a desplegar una faena de aliño en la convicción de que los puntos volarían de Bilbao. Los retoques de Marcelino sobre la marcha se revelaron vanos, además de recordar demasiado a los de la etapa de Garitano. Por supuesto, no es el momento de realizar juicios, el técnico aún ni sabe ni tiene por qué saber dónde cae Pozas, necesita un margen, lo de anoche es un peaje a abonar.

No cabía esperar un once que se diferenciase en exceso de los diseñados por su antecesor. De hecho era idéntico al que jugó contra el Villarreal con la única excepción de Raúl García por Berenguer, aunque no ocupando el mismo sitio. Fue Muniain quien se ubicó en la izquierda, mientras Raúl García hacía de pareja de Williams en punta, dentro del esquema anunciado de dos líneas de cuatro.

Trepidante inicio, plagado de acciones profundas en ambos lados del campo y con el Athletic sorprendiendo a la contra. Así se gestó el gol de Williams, fruto de una magnífica prolongación al primer toque de Raúl García: carrera, recorte en el área y culminación por abajo. Seguido, nuevo intento de similar corte, que Yuri dirigió al lateral de la red. Dos avisos serios que no arredraron al Barcelona, cuya réplica no se hizo esperar por medio de Dest. Aún dispuso Williams de otra opción, a servicio de Muniain, pero ahí expiró el afán ofensivo local. Dembelé firmó el preámbulo a la acción de la igualada, donde un cálculo erróneo de Simón, que salió en vano para cortar un centro larguísimo de Messi que De Jong, desde la línea de fondo, devolvió para que Pedri cabecease a placer, con Nuñez a medio camino.

Si el impulso rojiblanco fue efímero, la reacción culé hizo mella de verdad. El Athletic quedó a expensas de la propuesta rival. Cedió muchos metros, hasta quedar embotellado en su frontal y vivió en un sobresalto constante. Una dinámica que no auguraba nada bueno. Así que cuando Messi obró la remontada, de nuevo con Simón fuera de sitio tras genialidad de Pedri, se consumó el apagón. Antes del 1-2, trató el Athletic, que a la media hora perdió por lesión a Yuri, de estirarse mínimamente, pero fue en balde. En los instantes previos al intermedio, el Barcelona contó con dos oportunidades nítidas para ampliar su ventaja y sentenciar el duelo.

Dejando a un lado el fulgurante arranque, el marcador fue la única noticia positiva para los rojiblancos del primer acto, donde el equipo que ofreció el nivel que se le presupone plasmó una clara superioridad, prolongada en la reanudación. El cariz que adoptó el choque fue otro: el Athletic quiso imprimir otra marchay avanzó líneas a fin de dificultar las maniobras del Barcelona. Pero apenas hizo daño, salvo en un centro de Balenziaga al que no llegó Williams por poco. En definitiva, el mando no tuvo eficacia, todo lo contrario que los latigazos que intercaló el Barça.

la sentencia

Con Messi de protagonista estelar, el Barcelona castigó con tres acciones contundentes, dos repelidas por la madera. En medio, el argentino se resarció empalmando a bocajarro un pase de Griezmann. Solo entonces miró al banquillo Marcelino, pero ya daba igual. El Barcelona se abonó a un prudente repliegue y dejó que el Athletic se cociese en su inoperancia para percutir contra una estructura estática. La ausencia de filo obedeció a la lentitud con que circuló la pelota. Con servicios al pie ejecutados a una velocidad tan baja, cualquier maniobra resulta previsible.

Algún chispazo de Morcillo, que entró tarde, y para de contar. Al conjunto catalán no le importaba ser dominado con el cronómetro corriendo de su lado y Ter Stegen mirando desde la lejanía. El gol de Muniain fue una mera anécdota. En su origen, un exceso de confianza de Messi, que bajaba para recibir y no quedarse frío, de lo especulativa que era la consigna azulgrana. No le interesaba desgastarse más, el triunfo estaba a buen recaudo cuando Messi trazó un horroroso pase horizontal y se la entregó a Berenguer, quien captó el desmarque de Muniain. El capitán agarró una rosca desde la frontal que hizo inútil la estirada del meta alemán. El tiempo reglamentario estaba agotado y los tres minutos extra no generaron ilusiones.

El partido murió por inanición. Era por lo que el Barcelona había apostado a raíz del tercer tanto y al Athletic no le quedaba ya una gota de gas en el depósito. Al menos, a quien no presenciase lo ocurrido en San Mamés, el marcador le parecerá sugerente; para el resto fue evidente que no hubo color y que el Athletic anoche estuvo muy lejos de la probabilidad de puntuar. Marcelino ya pisa tierra firme.

ATHLETIC: Unai Simón; Capa, Unai Nuñez, Íñigo Martínez, Yuri (Min. 31, Balenziaga); De Marcos (Min. 65, Berenguer), Vencedor, Vesga (Min. 65, Dani García), Muniain; Williams y Raúl García (Min. 80, Morcillo).

BARCELONA: Ter Stegen; Dest (Min. 75, Mingueza), Araújo, Lenglet, Jordi Alba; Busquets, De Jong, Pedri; Dembélé (Min. 75, Braithwaite), Griezmann y Messi.

Goles: 1-0: Min. 3; Williams. 1-1: Min. 14; Pedri. 1-2: Min. 38; Messi. 1-3: Min. 62; Messi. 2-3: Min. 90; Muniain.

Árbitro: Carlos del Cerro Grande (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los locales Vesga (m.27), Dani García (m.70), y a los visitantes Lenglet (m.57).

Incidencias: Partido aplazado de la segunda jornada de LaLiga disputado en San Mamés a puerta cerrada.