L Athletic, en horas bajas y con la figura de Gaizka Garitano en entredicho por tercera vez en lo que va de temporada, visita el sábado a un Valencia que padece una mayor crisis deportiva e institucional. El conjunto che, con la Champions como objetivo y Europa como obligación en años anteriores, cabalga en la actualidad en una discreta decimotercera posición en liga con los mismos puntos que los leones, pero un partido más disputado, sin que dichos números puedan siquiera poner en cuestión la figura de Javi Gracia, un técnico engañado y devorado por la gestión de la propiedad del club. Las aguas, no en vano, vuelven a bajar revueltas por la capital del Turia, donde la estabilidad y la calma acostumbran a estar de paso. El escenario actual, del todo sombrío para la entidad valencianista, la casa de los líos, comenzó a tomar forma en septiembre de 2019. Fue entonces cuando Peter Lim, el multimillonario dueño singapurense del Valencia, que en el ecuador de este año acumulaba unas pérdidas de hasta 700 millones de euros según el estudio realizado por la prestigiosa revista Forbes, decidió pasar a la acción con mano de hierro para destituir a Marcelino García Toral.

El cese del entrenador asturiano, quien se presenta como posible recambio de Garitano en el Athletic, fue fulminante. El balear Mateu Alemany, quien asomaba como mano derecha de Marcelino bajo su condición de director general, también fue despedido apenas dos meses después de la convulsa salida del técnico, a quien no le salvó clasificar al Valencia para la Champions, ni haber ganado la Copa. La firme apuesta del asturiano por el torneo del K.O., de hecho, dio pie a un enfrentamiento crudo y directo con la propiedad. "El detonante de mi despido fue ganar la Copa", llegó a advertir tiempo después el propio Marcelino, si bien el presidente Anil Murthy alegó "pérdida de confianza" en el entrenador, además de tachar como "inaceptable el desafío de Marcelino al club". Lo cierto, según relataron en el día a día medios cercanos al Valencia, fue que el técnico no se arrodilló ante la propiedad Meriton Holdings, que entregó el 11 de septiembre del pasado año las llaves del banquillo a Albert Celades, cuya destitución el pasado mes de junio provocó otro terremoto en el club con la dimisión de César Sánchez, a quien Lim había convertido meses atrás en su sexto director deportivo.

Con la entidad sumida también en una importante crisis económica, el último mercado estival trajo consigo la llegada al banquillo de Javi Gracia, a quien se le prometieron fichajes para contrarrestar las importantes ventas que debía llevar a cabo el club. Salieron del Valencia hasta cuatro titulares habituales como el capitán Dani Parejo, Francis Coquelin, Ferrán Torres y Rodrigo Moreno, mientras que Geoffrey Kondogbia abandonó el barco el 3 de noviembre, con el mercado de fichajes cerrado, para incorporarse a un Atlético de Madrid con el plazo abierto. El capítulo de llegadas, sin embargo, quedó vacío. En total, 80 millones de euros de ganancias a costa de desmantelar un equipo que ha sido víctima de una deuda de más de 500 millones de euros. En el medio de todo, como le ocurrió a Marcelino, Javi Gracia, quien no se mordió la lengua al cargar públicamente contra los dirigentes del club en septiembre.

debilidades

"Veo la plantilla como la ve todo el mundo, debilitada por las salidas que ha habido. Este verano han sido cinco jugadores los que han abandonado la plantilla y tengo la esperanza en los refuerzos que se me dijo que iban a venir, que no ha llegado ninguno", apuntó entonces el técnico navarro, quien no dudó en presentar su dimisión tras ver al cierre del mercado que ningún futbolista se había unido finalmente a su proyecto. El Valencia, que la noche del lunes sacó un punto en Ipurua frente al Eibar, le remitió a su cláusula de salida en caso de querer abandonar la torpedeada nave y Gracia optó por continuar al frente de un grupo de jugadores que trata de mantener el tipo sobre el verde, mientras el club, con el nuevo Mestalla convertido en otra fuente de conflictos con el ayuntamiento, se hunde en los despachos.

El Valencia, con una deuda superior a los 500 millones de euros, ha descapitalizado una plantilla golpeada por la crisis económica

Javi Gracia, que presentó su dimisión por las promesas incumplidas por la propiedad del club, continúa al frente del equipo