Se conoce que el Getafe es un equipo pétreo desde que lo dirige José Bordalás y que el Coliseum Alfonso Pérez es un campo poco amable para sus visitantes. Se trata, además, de un rival atípico y ante el que es difícil sentirse cómodo, sin que se argumenten razones convincentes. Sea como fuere, el Athletic puede dar fe de ello y, particularmente, su entrenador, al que no le suele ir bien las cosas cuando se mide al conjunto azulón.

No en vano, el Getafe no es un contrario simpático para Gaizka Garitano, al que se ha medido en siete ocasiones desde el banquillo como un pobre bagaje de cuatro derrotas, dos empates y una sola victoria (2-1), que, paradójicamente, se remonta a cinco años atrás, cuando estaba al mando del Eibar, ya en Primera División, y gracias a un tanto del hoy león Ander Capa, el segundo que ejecutaba el portugalujo en la máxima categoría.

Anteriormente, Garitano se había estrenado ante el Getafe en una eliminatoria de Copa, con el conjunto armero en Segunda División, resuelta con cierta facilidad por la escuadra madrileña que dirigía por entonces el rumano Cosmin Contra, en tanto que el derioztarra no sabe lo que es vencer a su rival de mañana como técnico del Athletic, un flemón del que quiere curarse reconfortado gracias a la goleada de los leones el pasado lunes sobre el Betis.El encuentro de mañana se entiende como un examen de máxima exigencia para el entrenador del Athletic, resignado este curso a someterse a continuas reválidas a causa de los vaivenes que proyecta el equipo rojiblanco en sus nueve compromisos recorridos. La necesidad de encadenar dos triunfos consecutivos por primera vez en esta liga está sobre la mesa, por lo que le toca dar un golpe de autoridad. Pero los antecedentes con Garitano en el banquillo frente al Getafe no son nada halagüeños, ya que no ha sido capaz de batir al equipo de Bordalás en las tres ocasiones en las que se han visto las caras, con el déficit añadido de que los leones solo han hecho un gol en esos 270 minutos, un dato revelador de las dificultades con las que se ha encontrado el derioztarra ante uno de sus rivales malditos en su carrera en la elite, como son también el Atlético de Madrid, Valencia y Villarreal, a los que únicamente ha vencido en un partido, y el Real Madrid, el único equipo al que no ha logrado superar.

Garitano compareció por primera vez en el Coliseum al frente del Athletic en la trigésima primera jornada de la campaña 2018-19, una visita en la que el conjunto rojiblanco, que perdió a Ibai a lo poco del inicio del choque por lesión, hincó la rodilla por la mínima por culpa del solitario tanto de Ángel a los 78 minutos y que acabó por penalizar a un conformista equipo bilbaino, cuya derrota fue una de las razones para que no llegara a tiempo de lograr una plaza en la Europa League que sí consiguió el equipo de Bordalás, que esa misma temporada ya había empatado en San Mamés (1-1), en la que a la postre fue la despedida de Edu Berizzo de La Catedral, ya que una semana después fue destituido tras la sonrojante derrota en la visita al Levante.

El Athletic estrenó la liga como foráneo en el Coliseum con un trabajado punto (1-1) después de haberse adelantado a los cinco minutos con el gol de Raúl García, pero Mata empató pronto, en un duelo que se cobró la lesión de tobillo de Óscar de Marcos y que tantos quebraderos de cabeza la está dando durante el último año. Gaizka Larrazabal sustituyó al de Beristain en lo que se trató del bautizo como león del hoy futbolista del Zaragoza. La mala racha de Garitano con el Getafe se acentuó en la última comparecencia del cuadro azulón en San Mamés, donde firmó una cómoda victoria (0-2) ante un penoso Athletic que tenía en la cabeza el inmediato choque de Copa frente al Barça y al que se impuso para alcanzar las semifinales de un torneo del K.O. pendiente de jugar aún su final histórica entre el Athletic y la Real Sociedad.

un plan creíble

Mañana, por tanto, el reto es mayúsculo para un Garitano que, además, asume el punto de presión sobre su persona. El lunes salvó la cabeza gracias al contundente éxito sobre el Betis y que permitió al Athletic alcanzar en la tabla a un Getafe un tanto irregular, por lo que debe activar un plan creíble en su deseo de sumar su primera victoria al frente del equipo rojiblanco sobre la tropa de Bordalás, un técnico que comparte mucha letra del ideario del derioztarra, avisado de que no puede permitirse el lujo de ofrecer de nuevo un fiasco en el Coliseum que no haría más que recuperar el debate en torno a su crédito y volver a las andadas completado ya el primer cuarto de liga, con un calendario duro por delante en lo que resta de 2020. La goleada sellada por los leones ante los béticos debe tener continuidad en el feudo madrileño y antigua casa de Dani García, ausente ante el Betis y que militó en el filial del Getafe, del que curiosamente llegó al Eibar de la mano de Garitano.