Formado en las categorías inferiores del Betis, Roberto Ríos (Bilbao, 8-X-1971) puede presumir de haber sumado cinco temporadas y 114 partidos de liga como jugador verdiblanco entre 1992 y 1997, así como de ejercer de segundo entrenador bético en dos etapas distintas y ser, además, el fichaje más caro en la historia del Athletic hasta la llegada de Iñigo Martínez a Bilbao como consecuencia de los 12 millones de euros que abonó Ibaigane por sus servicios en 1997. Por todo ello, no esconde que tendrá el corazón dividido en el partido que enfrentará a ambos equipos en San Mamés, si bien desea la mejor de las suertes al discutido Gaizka Garitano.

Ha vuelto a Sevilla tras su paso por Las Palmas como segundo de Pepe Mel. ¿Motivos personales?

—Sí, volví aquí por una percepción que tenía de cómo se podían volver a poner las cosas en el aspecto sanitario, porque Las Palmas es un paraíso, pero durante el confinamiento no pude salir de allí al cerrarse el puerto y el aeropuerto y por eso tomé la decisión de volver a la península para estar más cerca de la familia.

¿Cómo está viviendo la delicada situación actual a todos los niveles?

—Como todos, con muchísima precaución y amoldándonos poco a poco a las nuevas circunstancias, porque es una situación extraña para todo el mundo.

¿Tiene algún proyecto en mente o lo afronta todo con calma?

—Estoy a la espera de lo que pueda surgir, aunque este año es raro y especial para todo. Hemos visto cómo con cuatro o cinco jornadas en Segunda División se han despedido ya entrenadores. Hay muchos nervios, poco dinero y está todo complicado.

Durante el verano se rumoreó con su posible regreso al Betis, próximo rival del Athletic en liga.

—Sí, pero fueron solo rumores. No hubo nada en realidad.

¿Le gustaría volver a trabajar en el club verdiblanco tras sus dos últimas etapas como segundo entrenador con Mel?

—Si se dieran las condiciones para volver y hacer cosas buenas, encantado. Todo lo que sea ayudar y aportar, bienvenido sea. Lo que más me ha tirado desde que dejé de jugar ha sido el ámbito de la dirección deportiva y es lo que más me atrae, aunque la vida me ha llevado por otro lado en los últimos años al haber estado trabajando con Pepe Mel. En esta vida no te puedes cerrar a nada.

Conoce a la perfección el club. ¿Cómo está en la actualidad?

—Ha pegado un salto de calidad tremendo. En mi época como jugador el Betis venía de una situación compleja al tener que convertirse en Sociedad Anónima Deportiva y se logró revertir la situación, mientras que cuando entré como técnico viví una situación parecida en el apartado económico. El equipo había descendido a Segunda, no había logrado ascender el primer año y nos encontramos otra vez un Betis con muchos problemas, pero conseguimos subir a Primera y es un club que siempre ha tenido mucha vida. Cuando las cosas están complicadas, la afición tira muchísimo y ahora mismo es otra historia al ser un Betis con mucho más potencial y contar con una estructura que ha crecido muchísimo.

Su fichaje por el Athletic lo recordará también de manera especial.

—Sí, entonces hubo una especie de revolución en el fútbol al entrar el dinero de las televisiones y tuve otras opciones, pero el Betis decidió traspasarme y de todas las opciones que tuve la del Athletic fue la que más me convenció al conocer a muchos jugadores, tener ahí la familia y ser un equipo que siempre me había atraído.

Fue el fichaje más caro en la historia del club rojiblanco hasta la llegada de Iñigo Martínez. ¿Le llegó a pesar en algún momento?

—Bueno, es un traspaso que ha estado sobre la mesa durante veinte años por lo que significó, pero que Iñigo lo superara es algo que me tomé con naturalidad. En lo que a mí respecta, mi intención fue hacerlo lo mejor posible y el primer año quedamos subcampeones de liga jugando la antigua Copa de la UEFA, mientras que en mi segunda temporada jugamos la Liga de Campeones y yo entiendo esto como un juego de equipo. Después hay una serie de circunstancias que se dan a favor o en contra, pero la experiencia de pertenecer a un club como el Athletic fue todo un orgullo.

¿Qué diría que le une y le distingue del de Ondarroa?

—Iñigo es un jugador muy bueno, internacional también, y su caso y el mío se pueden comparar dado que el dinero que ha entrado con los nuevos contratos ha sido muchísimo también. Ahora mismo no por la situación que estamos viviendo, pero cuando todo vuelva a su cauce seguramente haya otro chico en el Athletic que le quite ese récord a Iñigo. Yo le deseo toda la suerte del mundo, que siga haciéndolo como hasta ahora en medio de un grupo fuerte y sano y que disfrute todo lo que pueda.

¿Cómo ve al Athletic desde la distancia?

—He visto que hay un poco de revuelo al no conseguir esa regularidad que han tenido en otros momentos, pero lo que se está viviendo es complicado para todos los clubes, entrenadores y jugadores. No es fácil. El factor campo también ha desaparecido, pero veo al Athletic aguerrido como siempre, trabajando bien en defensa y con el problema, al igual que muchos equipos, de que igual arriba le falta algo más. Dicho esto, el Madrid también se queja de eso. Cuando la pelota no entra…

La figura de Garitano está en entredicho en Bilbao. ¿Entiende que pueda ser destituido en caso de perder contra el Betis?

—Como compañero y entrenador diría que muchas veces se toman esas decisiones cuando los problemas, en este caso, posiblemente no vengan de Gaizka. Aun así, el puesto de entrenador es el más endeble que hay y cuando las cosas no funcionan los primeros que vamos a la calle somos nosotros.

En torno al Betis también ha habido mucho ruido en los últimos años.

—Lo he vivido desde la distancia al haber estado un año y medio fuera, por lo que desconozco lo que ha pasado al cien por cien, pero es cierto que la pasada temporada aprecié ese run-run con Rubí, al igual que el año anterior con Quique Setién.

¿Qué sensaciones le transmiten los verdiblancos con Pellegrini?

—Llegarán a San Mamés en la misma línea del año pasado de no coger la regularidad que tanto se demanda aquí. Han hecho partidos muy buenos y otros en los que no han estado tan finos, por lo que no han cogido todavía esa racha positiva, si bien esto acaba de comenzar y confío en que al final tanto Athletic como Betis estén de mitad de tabla hacia arriba con opciones de aspirar a algo bonito. Irán creciendo durante la temporada.

¿Ve opciones reales de clasificarse para Europa en ambos casos?

—Las cosas varían mucho de un año a otro. La Real, por ejemplo, ha cogido una hornada muy buena y va a estar arriba, al igual que se prevé que suceda con Real Madrid, Barcelona, Atlético, Sevilla o Villarreal. El Valencia, por el contrario, no está bien este año y equipos como el Athletic y el Betis tienen que aprovechar ese tipo de circunstancias.

Volviendo al partido que se avecina entre Athletic y Betis. ¿Ve favorito a uno de los dos equipos?

—El equipo que entre con más intensidad al partido será probablemente quien se lleve los puntos, porque eso marca muchísimo en el fútbol actual, en el que es fundamental que el rival no te supere en intensidad al estar todo tan igualado. Ambos equipos, además, tienen jugadores de mucho nivel capaces de hacerte un lío.

Tendrá el corazón dividido durante el encuentro.

—Está claro. Es una situación difícil para Gaizka y para su cuerpo técnico, con los que tengo amistad, y no me gustaría que dejasen de pertenecer al Athletic, pero esto es fútbol y lo importante si dejas de estar en un sitio es irte con la cabeza alta por haber intentado hacer todo lo que has podido.

Quizás se le vea algún día sentado en el banquillo local de San Mamés.

—No descarto ser primer entrenador algún día en algún lugar, pero ahora mismo el que debería permanecer en ese puesto es Gaizka, porque sería la mejor señal al querer decir que el equipo va bien. El Athletic, además, tiene gente muy válida en el club como Joseba Etxeberria.