La victoria a modo de remontada sobre el Sevilla en San Mamés se entiende como una tregua o un punto de inflexión, según se interprete. Lo cierto es que el Athletic y Gaizka Garitano toman aire fresco con la suma de tres puntos valiosísimos ante un rival de Champions y que fue muy superior durante poco más de una hora, pero al que le penalizó un puntito de conformismo y la falta de pegada para sentenciar al conjunto rojiblanco cuando este parecía noqueado. La bestia, en cambio, despertó y renació el viejo Athletic, que en solo un intervalo de diez minutos dio la vuelta a la tortilla para sorpresa de propios y extraños. Garitano, sobre el que sobrevolaba la sombra de una hipotética destitución en caso de encadenar una nueva derrota, salió del lío después de recurrir a un descarado 4-4-2, poco habitual en el derioztarra, y a la titularidad de Oier Zarraga, y una vez que le resultaron los movimientos de piezas a lo largo del segundo acto, con mención especial a Iker Muniain, por lo que la fortuna estuvo de su lado. Sea como fuere, el Athletic se llevó un subidón en el momento en el que más lo necesitaba, aunque queda por conocer si tendrá continuidad el domingo en Pucela ante el Valladolid, colista y que visita esta noche al Villarreal.

El éxito ante el conjunto de Julen Lopetegui, quien erró en su política de sustituciones cuando tenía el partido en sus manos, debería marcar un antes y un después. Es la misma cantinela que se proclamó después de que el conjunto rojiblanco venciera en Ipurua tras rozar el ridículo en el estreno del curso en Los Cárménes y de seguido llegaron dos derrotas consecutivas frente al Cádiz, que acabó el partido con dos jugadores menos, y el Alavés en Mendizorrotza. La historia se volvió a repetir con el triunfo sobre el Levante también tras superar el momento crítico a causa de estos dos reveses mencionados, para siete días después retornar a las andadas en el derbi en El Sadar, en el que Garitano salió señalado por enésima ocasión. El futuro del derioztarra se examina cada compromiso, sobre todo porque su equipo va dando continuos cambios de rumbo que solo generan incertidumbre y dudas a corto plazo. El triunfo del Athletic sobre el Sevilla, que únicamente ha vencido en liga en una ocasión en el nuevo San Mamés y ha sufrido siete derrotas, ha calmado en cierta medida los ánimos en la masa social y, de paso, saca al equipo de la zona peligrosa, al ubicarlo en la zona media de la tabla, si bien no se entiende como una razón de peso para presumir de cierta credibilidad ante lo inmediato a tenor de los antecedentes más cercanos.

No es novedad que el Athletic de Garitano esté acostumbrado a jugar a la ruleta rusa, que como se sabe produce su dosis de taquicardia. Ya lo exprimió a lo largo de la liga pasada, a la que se sumó su estresante recorrido durante la Copa, con las conocidas eliminatorias resueltas en las tandas de penaltis ante equipos de Segunda División o en la prórroga frente al Granada. Cabe recordar los balanceos que dio en las 38 jornadas de la competición doméstica, tanto con anterioridad al confinamiento causado por la pandemia del covid-19 como tras el mismo pasados más de tres meses. No en vano, el Athletic sorprendió con una tacada inicial de seis jornadas sin perder, para enlazar otra de cuatro sin ganar. De ahí, pasó a sumar cuatro victorias en cinco partidos invicto y volver a entrar en barrena con una racha de diez jornadas sin ganar y con el debe de sufrir tres derrotas seguidas en sendos derbis vascos. Ligó dos triunfos antes de producirse el encierro debido al coronavirus y la irregularidad alcanzó su punto álgido en el tramo final de liga, en la que los leones solo vencieron en uno de los últimos cinco partidos, fiascos que les dejaron fuera definitivamente de las plazas europeas.

examen en pucela

La remontada que selló el Athletic frente al Sevilla, gracias a los tantos de Iker Muniain y Ohian Sancet en sendas ejecuciones casi clónicas, debería servir de impulso para encadenar por primera vez este curso dos triunfos, aunque para ello el conjunto rojiblanco debe superar el domingo en el José Zorrilla al Valladolid, colista y el último equipo al que dirigió Garitano antes de recalar en Lezama. El equipo blanquivioleta solo posee tres puntos a la espera de lo que suceda esta noche en su duelo ante el Villarreal y es, junto al Huesca, el único equipo que todavía no conoce el sabor del triunfo, al mismo tiempo que el equipo de Sergio González ha sumado dos empates y sufrido mismas derrotas en su estadio, en el que el Athletic ya goleó el pasado 8 de marzo por 1-4, con tantos de Unai López, Raúl García, Williams y Córdoba.

El capitán del Athletic disfrutará en el José Zorrilla de la oportunidad de disputar su partido 430 como jugador rojiblanco, por lo que igualaría, en caso de jugar en Valladolid, a Julen Guerrero en el ranking histórico de la entidad, ante lo cual el navarro entraría en el Top-10 de futbolistas que más partidos han completado como leones. Muniain también tendría al alcance la novena plaza en esta nómina si supera a Canito, 437 partidos.

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Las jornadas consecutivas, nueve de la pasada liga y siete de la actual, que enlaza el Athletic sin firmar empate alguno, una dato llamativo. La última ocasión en que los rojiblancos hicieron tablas se remonta a la visita el pasado curso al Eibar en Ipurua (2-2). Desde entonces el conjunto de Gaizka Garitano ha sumado siete victorias, la última la del domingo sobre el Sevilla, y nueve derrotas, cuatro este ejercicio.