Ni los tres meses transcurridos desde el anterior partido, ni las singulares circunstancias del paréntesis, ni siquiera el aspecto anómalo que presentaba de San Mamés, lograron alterar la personalidad de los equipos o la mentalidad de sus entrenadores. Entre Athletic y Atlético de Madrid construyeron un duelo sin sorpresas, fiel al guion que seguramente hubiera inspirado la cita de haberse celebrado en marzo. Bloques laboriosos y recios, renuncia al riesgo, contadísimas acciones profundas y dos porteros de esos que suman puntos. Consecuencia de todo ello el empate, que si no resuelve necesidades tampoco penaliza en exceso. Volver con derrota era lo único que nadie quería y por ese lado ambos se retiraron con la sensación del deber cumplido. Ahora bien, quien más agradeció el sonido del pitido final fue el Athletic, que habiendo sido mejor en el cómputo global acabó más justo de fuerzas y de argumentos.

El partido murió en la parte del campo que defendía el Athletic, un córner aportó la dosis de incertidumbre al último minuto, sin embargo la opción del triunfo local existió. Estuvo al alcance en una amplía fase y hasta pareció que tomaba forma con el afortunado gol de Muniain: impactó dos veces el centro de Yuri y en medio el balón fue repelido en corto por un defensa. El remate del capitán fue el único envío que superó a Oblak y debería haber apuntalado una puesta en escena notable. Con perseverancia logró el Athletic orientar la pelea a su favor. Demostró fe en el planteamiento, no se dejó intimidar y tras casi un cuarto de hora de tanteo, con el personal buscando su sitio y moviéndose todos a gran velocidad, empezó a percutir y el rival aceptó su inferioridad.

Con el Atlético incrustado en torno a su área, los de Garitano ofrecieron un bonito repertorio. Tardaron un rato en intervenir Unai López, Muniain o Córdoba, lo que retrajo a Capa y Yuri, pero en cuanto se adueñaron de la posesión, gracias a la destreza del grupo para rebañar cada balón suelto, creció el protagonismo de los citados y fueron cayendo las llegadas. Antes, Carrasco se saltó los controles y cruzó mal ante Simón, un susto que valió para que el Athletic se centrase definitivamente y se pusiera a mandar.

Las mejores imágenes del partido: Pablo Viñas, José Mari Martínez y Borja Guerrero

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Las mejores imágenes del partido entre Athletic-Atlético

Williams dispuso del primer remate, a centro de Capa, y no tardó Yeray en probar suerte con una peinada venenosa, para lucimiento de Oblak. La permuta de Raúl García y Williams era otra fuente de complicaciones para un Atlético sin brújula, abocado a pegar sus líneas para resistir las embestidas. El tanto de Muniain, producto de la inercia del choque, fue el momento álgido de un Athletic que recogía el premio a su fútbol. La pausa adecuada para dar con la vía de penetración, con la pareja de medios a pleno rendimiento, y la aceleración oportuna por uno u otro costado que el rival no conseguía frenar.

Llegaba tarde el Atlético, impotente para discutir la iniciativa, asfixiado, pero entonces aconteció la jugada clave, lo inesperado, el accidente que hizo que ya nada fuese igual. Apenas habían pasado unos segundos del saque de centro y en un despeje sencillo Yeray se la regaló a Saúl, este conectó rápido con Koke, quien a su vez filtró a la frontal, donde el propio Yeray habilitaba la posición de Costa. El ariete no perdonó en el mano a mano. Quedó flotando una intensa sensación de frustración, se había desperdiciado la mitad del encuentro de malísima manera.

La igualada no solo condicionó negativamente al ánimo del anfitrión. Desde luego, la entereza del Athletic fue menguando, la alegría previa no volvió a asomar y el pulso se fue equilibrando a cada minuto. Resultó patente que solventado a toda prisa el trance que le condenaba a sufrir y que acaso le abocaba a la derrota, el Atlético revivió y hasta el final su versión estuvo más acorde a la línea que le caracteriza. Los semblantes eran elocuentes camino de la caseta. Y a la vuelta, la tropa de Simeone pudo desplegar las armas que habían permanecido enfundadas por culpa del elevado ritmo establecido por el Athletic. El golpe anímico combinado con el desgaste físico invertido derivó en una segunda mitad solo discreta de los anfitriones.

El capítulo de los cambios tuvo también su importancia. Los entrenadores coincidieron en que había que meter frescura. El partido estaba bastante atascado, Yuri la tuvo en la mejor combinación de este período, pero estampó el zurdazo en el lateral externo de la red. En el área de Simón llovieron varios centros comprometidos que los centrales acertaron a resolver. La verdad es que las variaciones locales no pillaron a nadie desprevenido: Unai López y Córdoba, fuera. Simeone hizo una apuesta más fuerte: Arias, Lemar y Morata, tres de golpe, uno por línea. Y surtió efecto.

Aunque el Athletic eludía agobios, el campo se iba inclinando hacia su portería. Además, ya no ganaba metros. Es probable que pesase el temor a la voltereta, al menos cabía intuirlo. Y no tardó en incorporarse Correa, especialista en explotar rendijas. La réplica local se hizo esperar un cuarto de hora más, tiempo en que definitivamente el visitante se hizo con el control. La entrada de Núñez y De Marcos despejaba dudas, si es que aún quedaba alguna: tocaba aguantar. Tres minutos antes, Arias debió apuntillar, pero Simón se rehizo después de un apurado despeje que dejó el balón muerto en el área chica y, pisando la línea de gol, desvió a córner.

El Athletic había cedido espacio y pelota. Aguantaba porque sabe hacerlo, pero en ello invirtió el combustible restante, de modo que desde su perspectiva se antoja cabal dar por bueno el punto. Intentó ganar, pero comprobó que a falta de otras virtudes el Atlético conserva su oficio tres meses después.

ATHLETIC: Unai Simón; Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Yuri (Min. 83, Unai Núñez); Dani García, Unai López (Min. 63, Vesga); Williams (Min. 91, Kenan Kodro), Muniain (Min. 83, De Marcos), Córdoba (Min. 63, Sancet); y Raúl García.

ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Trippier (Min. 63, Arias), Savic, Giménez, Lodi; Koke (Min. 78, Herrera), Thomas, Saúl, Carrasco (Min. 63, Lemar); Marcos Llorente (Min. 68, Correa) y Diego Costa (Min. 63, Morata).

Goles: 1-0: Min. 37; Muniain. 1-1: Min. 39; Diego Costa.

Árbitro: González González (Comité de Castilla y León). Mostró tarjeta amarilla a los locales Muniain (Min. 6), Williams (Min .46), Iñigo Martínez (Min. 84) y Gaizka Garitano (Min. 94).

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo octava jornada de LaLiga Santander, disputado en San Mamés a puerta cerrada debido a la pandemia. Los jugadores de ambos equipos guardaron un minuto de silencio antes del partido y portaron brazaletes negros en homenaje a las víctimas del covid-19.