El calendario previsto para lo que resta de campeonato de liga promete emociones fuertes a partir de la alta frecuencia con la que se sucederán las jornadas. Jugar cada 72 horas a lo largo de mes y medio, única fórmula que permite encajar las once fechas que faltan por disputarse antes de agosto, plantea un escenario singular. Todos los equipos se verán en la tesitura de asumir un nivel de desgaste desconocido, pero especialmente duro para aquellos menos habituados a tomar parte en torneos continentales. Acostumbrados a combinar dos competiciones, liga y Copa, solo suelen actuar los fines de semana y en muy contadas ocasiones intercalan compromisos en días laborables.

En el escenario que levantará el telón dentro de un mes escaso, la profundidad de las plantillas adquiere una trascendencia superior. En pura lógica se trata de un factor desequilibrante, una baza que favorece las posibilidades de los clubes más poderosos, que lo son porque cuentan con un número superior de jugadores de calidad. La reglamentación, modificada a fin de atenuar la carga de esfuerzos de los jugadores, contempla el aumento de las sustituciones por partido, que pasan de tres a cinco, así como la opción de convocar a 23 hombres en vez de 18. Estas medidas tampoco servirán para reducir las distancias existentes entre poderosos y humildes, lo que no quita para que todos las hayan recibido con alivio y agradecimiento.

Se trata de hacer más llevadero el fútbol en circunstancias tan especiales. "Creo que va a ser una norma positiva para todos, para el equipo, la plantilla e individualmente", opinaba ayer Mikel Balenziaga, "estaremos más enchufados con esos cinco cambios por partido y esa convocatoria más amplia. Cuanta más gente haya enchufada los días de partido es mejor para el equipo". Los entrenadores dispondrán de más recursos en la búsqueda del rendimiento óptimo. En realidad, se verán forzados a ello, de lo contrario asumirían riesgos poco recomendables. Al margen de que es imposible aguantar el ritmo que propone el calendario con un bloque fijo sin que el comportamiento se resienta, está el peligro de las lesiones que ya ha sido advertido por los especialistas.

El estreno de la Bundesliga resultó paradigmático, con ocho futbolistas que abandonaron el campo antes de tiempo, pero según avance el calendario lo normal es que los problemas físicos se multipliquen. Balenziaga también habló en torno a esta cuestión: "La preocupación existe. Solo vamos a tener un mes para prepararnos después de mucho tiempo entrenando diferente en casa a lo que solemos hacer en Lezama, y vienen partidos cada tres días. Tenemos que intentar entrenar muy bien para que las lesiones afecten lo menos posible a nuestro equipo".

La tendencia a seguir consistirá en repartir minutos como no se había hecho previamente. En el caso del Athletic, a nadie se le escapa que Gaizka Garitano deberá revisar su política. Lo de insistir con un bloque definido día sí y día también se antoja inviable. De hecho, su insistencia en alinear a sus jugadores favoritos tuvo consecuencias negativas en el tramo en que se compaginaron dos competiciones. En la Copa no fue mal, pese a las penalidades vividas en cada eliminatoria, pero el equipo perdió posiciones en la tabla liguera y quedó en tierra de nadie.

Entre otros, quien podría beneficiarse de la nueva normativa que va a regir es Balenziaga, uno de los elementos más infrautilizados del grupo. Ha intervenido en cinco partidos nada más, una presencia casi anecdótica para alguien que durante cinco temporadas casi nunca faltó en el once titular. Su suerte cambió de forma radical a raíz del fichaje de Yuri Berchiche, considerado fundamental en el esquema de Garitano. Si el año pasado, Balenziaga vio muy menguada su participación, en el vigente ha descendido casi a la mitad.

El veterano lateral reconoció que las sesiones individuales de la semana anterior se le hicieron un tanto extraños, muy distintos a los que comenzaron el lunes, en grupos de diez. Lamentó que se vaya a jugar a puerta cerrada porque se pierde "el empuje de los 40.000 aficionados que llenan San Mamés" y reiteró que "el objetivo es meternos entre los siete primeros para estar el año que viene en la Europa League".

"Va a ser una normativa positiva, cuanta más gente haya enchufada, es mejor para el equipo"

Jugador del Athletic