SI algo funciona, por qué no repetirlo. Eso pensó ayer el Athletic desde primera hora de la mañana, cuando a través de las redes sociales espoleó a las masas del mismo modo que hizo el 16 de agosto de 2019, fecha en la que una soberbia tijera de Aritz Aduriz en los minutos finales sirvió para derrotar al Barcelona en la primera jornada de la presente edición de liga y, cómo no, para desatar la locura en San Mamés. Con el objetivo de repetir ritual en busca de un desenlace tan apoteósico en la Copa, el club volvió a proyectar ayer un vídeo motivacional acompañado de expresiones cargadas de adrenalina como "siente la llamada de San Mamés", "piel de gallina" o "es la noche, es La Catedral". Y vaya si lo fue.
El ambiente, espléndido desde horas antes del inicio de todo un clásico con las semifinales del torneo del K.O. en juego, se trasladó desde las calles hasta el coliseo bilbaino, que superó anoche los 49.095 espectadores que se dieron cita en marzo de 2017 contra el Real Madrid para establecer un nuevo récord de asistencia con 49.154 fieles en las gradas, convirtiéndose así en una auténtica caldera después de que Iñigo Cabacas Herri Harmaila, tras acompañar con bengalas la llegada del autobús del Athletic a San Mamés, contribuyera a encender la ya de por sí entregada calle de Pozas en un multitudinario encuentro rojiblanco con aroma a final.
Ya en el campo, mientras el palco exhibía la camiseta que lució Leo Messi en el inolvidable partido de ida de la Supercopa que el Athletic ganó ante el Barça en agosto de 2015, con un demoledor 4-0 que pasó directamente a los anales de la historia, las gradas fueron calentando motores para recibir a los jugadores, después de un juego de luces que alentó aún más al respetable, al abrigo de un suculento mosaico en rojo y blanco que dio paso al pitido inicial y, por ende, al comienzo de un choque sin retorno en el que la primera chispa la encendió Iñaki Williams en el minuto 10. Su gol, sin embargo, quedó anulado por un fuera de juego que cortó en seco el estallido de una hinchada que entonó "y Valverde, qué" en el minuto 42.
la explosión Con la piel y el corazón metidos de lleno en el partido, la parroquia bilbaina no dejó de empujar en ningún instante y esperó el momento señalado para cantar bingo y no dar opción de respuesta al Barcelona. La explosión, no en vano, llegó en el tiempo de prolongación, cuando el partido se dirigía hacia una nueva prórroga en clave rojiblanca, con un centro lateral que peinó en el primer palo Williams para, esta vez sí, romper el marcador y meter al Athletic en las semifinales de la Copa en busca de una nueva final.