SE avecinaba fiesta grande en Las Llanas y vaya si la hubo. La Copa, con sus constantes vitales recuperadas al calor de un formato de competición que alimenta la ilusión y multiplica la emoción, puso frente a frente a Sestao y Athletic en medio de un formidable ambiente que recordó a los de épocas pasadas. Porque la caldera verdinegra, en un deporte cada vez más moderno y globalizado, es justo eso, un campo con sabor añejo en el que se respira fútbol por los cuatro costados y olor a césped desde las gradas. Fue ahí, precisamente, donde se jugó otro partido, el de las aficiones, con mención especial a la local, que intentó llevar en volandas a sus jugadores haciendo más real que nunca el lema de que el Sestao, con más de cien años de historia, es más que el orgullo de un pueblo.

Volvió a quedar demostrado ayer en un encuentro que nadie quiso perderse. Con el ánimo desatado y la pasión por bandera, los 4.500 seguidores que se dieron cita en Las Llanas dieron continuidad en el campo a un espléndido ambiente que nació en las calles después de que el Sestao llamara a sus fieles a través de una carta cargada de adrenalina y escrita desde lo más profundo del corazón por un riverzale: "¡Hoy jugamos! ¡Hoy es un día de fiesta! Que nuestro pueblo se tiña de verdinegro por toda aquella gente que os educó en esos valores que todavía conservamos y que nos llevarán, seguro, donde nunca debimos dejar de estar. ¡Aupa River! Gora Sestao!". El mensaje, acotado en estas líneas, no hizo sino poner de manifiesto la manera en la que la afición verdinegra vivió una jornada de pura y auténtica fiesta con presencia de los alcaldes Juan Mari Aburto y Josu Bergara, así como de los presidentes de uno y otro club.

Como no podía ser de otra manera, Aitor Elizegi, que encabezó en representación del Athletic la comida que tuvo lugar entre ambas directivas en El Charro, asistió a Las Llanas al igual que hombres como Javier Irureta, Joseba Etxeberria, Rafa Alkorta o Joseba Agirre para formar parte de una jornada histórica en la que las bengalas se encargaron de dar la bienvenida al autobús del Sestao, recibido entre gritos de "¡A Segunda B, A Segunda B!". El Athletic, por su parte, escuchó algunos silbidos a su llegada al campo, donde se introdujo por el polideportivo cuando el ambiente ya era de gala a pie de calle. Lo fue también en el interior del volcán verdinegro, donde los dos porteros del Sestao, Ibon Barandiaran y Joritz, fueron los primeros en ser aclamados por la grada antes de que Adrián Miramón, bogador de Kaiku y campeón del mundo de mar en 2019, fuera homenajeado en los prolegómenos del inicio de un encuentro cuya temperatura se encargó de bajar Asier Villalibre.

EL ÁNIMO NO CESÓ El fuego en el que se había convertido Las Llanas en pleno mes de enero lo convirtió en hielo el delantero gernikarra con un gol que puso en franquía la eliminatoria a los leones en el minuto 27, aunque la afición del Sestao, pese a los otros tres tantos rojiblancos que deparó el choque, no dejó de animar a sus jugadores hasta el pitido final. Fue, sin ir más lejos, una eliminatoria con sabor añejo que fue más allá del resultado en las gradas, donde, como ocurrió en las calles, se vivió una fiesta de primera categoría que tocó a su fin con invasión de campo y una atronadora ovación al River y a Ibai Gómez.