bilbao - Gaizka Garitano decidió retocar el plan que había aplicado en los partidos anteriores y la apuesta no le salió bien. Tiró de una fórmula que hizo aguas desde el inicio, hasta el punto de que el fútbol generado por el conjunto rojiblanco durante gran parte de los noventa minutos brilló por su ausencia, lo que ocasionó un evidente malestar en el público, que por momentos no se podía creer el esperpento que presenciaba. Se conoce que el Athletic de Garitano no destaca por su buen gusto a la hora de crear juego, pero ayer rizó el rizo ante un Eibar menor y plagado de bajas, lo que acentúa el mal de los leones, que no supieron imponer su idea debido a la nula credibilidad de su puesta en escena, fallida desde el minuto cero.

El derioztarra se inclinó por poner más cemento en la medular, probablemente convencido de que le iba a servir para romper las costuras del que fue en el pasado su equipo tanto como jugador como entrenador. Y el tiro le salió por la culata, porque el retoque en la parcela ancha supuso un lastre para el propio Athletic, que no encontró la manera de hacer daño al cuadro armero, muy cómodo en su propuesta. La pareja formada por Dani García y Mikel San José no funcionó, especialmente a la hora de crear fútbol y conectar con Unai López, que ejerció de media punta, posición en la que se sintió incómodo por la imposibilidad de gozar de balón. Lo paradójico es que el donostiarra sí se dejó ver en dos acciones en las que supo dar salida, una en cada tiempo, cuando se retrasó unos metros.

Garitano, consciente de que sus pupilos no ofrecían nada y que causó protestas puntuales desde la gradas, cambió sobre la marcha pasada la media hora, momento que en que llevó a Unai López a banda derecha, para retrasar a Raúl García y ubicar a Iñaki Williams como delantero centro. Un giro táctico que no dio resultado y del que renunció en la segunda mitad, en la que tampoco surtieron efecto las dos sustituciones que decretó, ya que prescindió de un tercer recambio.

El técnico se decantó por dar entrada a Ibai Gómez, que gozó de la ocasión más clara de los rojiblancos, en el lugar de un gris Iñigo Córdoba y después otorgó minutos a Asier Villalibre por Unai López, con lo que Raúl García retornó a la media punta, pero los movimientos se quedaron en meros fuegos de artificio. Eso sí, el VAR invalidó el tanto en propia puerta de Rober Correa a los 73 minutos por posición incorrecta por milímetros de Ander Capa.