gernika - El foco mediático de un Real Madrid-Barcelona (o viceversa) de la década de los 90 quedaba lejos del eco actual, aunque su magnitud, aun así, era enorme. Internet no existía -qué decir de las redes sociales- y el periodismo deportivo vivía una época dorada con facilidades de todo tipo que pasaron a mejor vida con el paso del tiempo. La burbuja actual en la que vive el fútbol estaba aún lejos de inflarse y muchas de las cuestiones que rodean al deporte rey en la actualidad eran entonces una cosa de ciencia ficción. Sin programas televisivos que, como muchos de los que se consumen en la actualidad, lo único que persiguen es crecer en audiencia con una capacidad increíble para generar contenido que se convierte rápidamente en viral, hubo una imagen que dio la vuelta al mundo por inusual. Curiosamente, esta se produjo en un Barcelona-Real Madrid, el partido que más interés generaba también dos décadas atrás. Hristo Stoichkov (Plovdiv, Bulgaria, 8-II-1966) e Ilbon Urizar Azpitarte (Bilbao, 19-XI-1943), pisoteador y pisoteado, fueron los protagonistas de un hecho insólito que acabó en una sanción de dos meses sin jugar a fútbol, un sinfín de tertulias radiofónicas de la época girando sobre un mismo hecho y un abrazo. La escenificación de un perdón entre dos amigos que hace 29 años no podían siquiera imaginar lo que la vida les depararía.

Hablamos, por supuesto, del pisotón de Stoichkov sobre el excolegiado vizcaino en el partido de ida de la Supercopa que enfrentó a azulgranas y merengues en el Camp Nou la noche del 5 de diciembre de 1990. Una polémica acción que ambos recuerdan muy bien y que no deja de ser una anécdota más de las muchas que vivieron sobre los terrenos de juego. Tal vez, eso sí, una de las más especiales, ya que lejos de provocar una guerra entre árbitro y jugador acabó en una relación de amistad de la que ambos presumen en la actualidad y sobre la que charlan para DEIA en Gernika:

-“Yo cometí un error, pero de todo se aprende. Urizar es parte de mi larga carrera. Supimos darnos la mano el uno al otro y perdonarnos. Primero expulsó a Johan (Cruyff). El partido se había calentado y yo pedí que lo calmara. Le aplaudí y me expulsó. Luego llegó el pisotón”, rememora Stoichkov.

-“Se levantó del césped, se acercó y me pisó el empeine. Me hizo bastante daño”, recuerda el excolegiado.

-“Hoy en día el VAR le podría haber sancionado a él por simular tanto”, bromea el búlgaro.

-“Lo del campo queda en el campo. Todos en el deporte tenemos un momento de mala leche. Los árbitros también. Hay que saber perdonar”, expone Urizar Azpitarte.

Después de coincidir en distintos actos a lo largo de los años, el búlgaro escenificó el perdón en Sofía hace poco más de un año, en un homenaje que le tributaron el ministro de Deportes y el alcalde de la capital de Bulgaria durante la presentación de la biografía del exdelantero y en el que, entre otros muchos ilustres invitados, se encontraban Urizar Azpitarte y su mujer. “Me salió en el momento. No lo tenía pensado. Le vi emocionado y me salió. Pedir perdón no es malo, es reconocer que de los errores también se puede aprender. Me equivoqué, y listo. No me cuesta decirlo. Después pasamos tres días fantásticos en Bulgaria”, afirma Stoichkov, un tipo serio al principio, pero que no tarda en abrirse y sincerarse. Así, no puede ocultar su agradecimiento al colegiado, pues debido a la buena fe de este le redujeron la sanción de los seis meses iniciales que pedían a solo dos.

Al perdón le acompañaron las botas de aquel icónico momento de regalo y que Urizar Azpitarte guarda en una vitrina en su casa. “Tuvo la gallardía de pedirme perdón delante de tanta gente. Y encima me regaló las botas...”. “Él, a pesar de ser árbitro, fue como un padre para mí que defendió a un extranjero que acaba de llegar a la liga”.

Diez expulsiones El temperamento de Stoichkov, un delantero peleón, al que Urizar Azpitarte compara con Raúl García, “que también es un peleas, pero respetuoso con los árbitros”, le hizo tener más de un desencuentro con los árbitros. “Tengo algunas anécdotas con otros árbitros”, recuerda entre risas Hristo Stoichkov. “Por ejemplo, Juan Andújar Oliver me decía que podía decirle de todo. Yo le llamaba enano cabrón y él se reía. Ahora, le levantaba los brazos y me sacaba amarilla. Joaquín Urío Velázquez a veces te permitía hacer de todo y otras se ponía duro, como Joaquín Ramos Marcos. Era una pequeña guerra entre el árbitro y yo, pero porque yo soy así, que siempre quiero ganar”

En total, le expulsaron en diez ocasiones. Todas, salvo una, por protestar. “Esa fue por una entrada sobre Quique Sánchez Flores. Las acciones antes pasaban muy rápidas. El fútbol ha cambiado mucho en eso. Ahora hay una falta y al de tres minutos te llaman de arriba. Antes los árbitros estaban más concentrados y ahora están más cómodos por el VAR. Es algo bueno, lo defiendo, pero quizá debería de haber algún exjugador o algún exárbitro en la sala desde la que se sigue el VAR”, finaliza el búlgaro.