Bilbao - Unai Núñez vive una situación poco gratificante a partir de su condición de suplente habitual en el último año y medio. En una plantilla sobredimensionada son bastantes los jugadores con escasa presencia en la competición, pero de ellos pocos han conocido el reverso de la moneda, el éxito, y ninguno ha merecido la atención mediática que recibe el central vizcaino. Su suerte podría cambiar mañana sábado con motivo de la visita al Wanda Metropolitano, algo que no se sabrá hasta minutos antes del comienzo del partido.

El Atlético de Madrid es un rival que a Núñez le ha traído suerte. Por ejemplo, durante la campaña anterior participó en ambos cruces con el equipo que dirige Diego Pablo Simeone. Frente a los colchoneros sumó dos de las trece titularidades que acumuló, muy lejos de las 35 de la temporada 2017-18, la de su debut en el Athletic de la mano de José Ángel Ziganda. Entonces, la prolongada baja por enfermedad de Yeray Álvarez precipitó su irrupción en la elite. Personificaría una de las contadas alegrías en un contexto poco propicio, con el equipo permanentemente bajo sospecha, por imagen y resultados.

Como se suele decir cuando un chaval de la cantera asimila con naturalidad el salto a Primera División, fue todo un descubrimiento. Sin embargo, su proyección en el Athletic se vio interrumpida con la llegada de Eduardo Berizzo al banquillo de San Mamés y hoy sigue desempeñando un rol secundario con Gaizka Garitano, que pronto cumplirá un año como responsable. Esta realidad contrasta con el protagonismo que alcanzó el pasado verano en la conquista del título de campeón de Europa con la selección española Sub´21. Arrancó como suplente la cita que acogió Italia, pero acabó como indiscutible.

Quizá a modo de recompensa, dos meses después recibió la llamada de Robert Moreno para estrenarse con el combinado absoluto. La anécdota de este episodio fue que el día en que se anunció, el Athletic disputaba el derbi con la Real y Núñez no estuvo en el once rojiblanco. Una lesión de Iñigo Martínez le había permitido intervenir en las dos jornadas previas, ante Barcelona y Getafe, pero en cuanto el defensa ondarrés tuvo el alta, Núñez perdió el sitio.

Es evidente, pues los datos así lo certifican, que si los tres centrales están disponibles, Garitano se decanta por la pareja Yeray-Iñigo, lo cual significa que Núñez consume más tiempo en la banda que en el rectángulo de juego. Con Berizzo la cosa fue todavía peor, pues Núñez comprobó que también Peru Nolaskoain, un centrocampista reconvertido en zaguero, le antecedía en el escalafón de los centrales. Así ocurrió coincidiendo con otra baja de Iñigo, a cuyo regreso Nolaskoain se mantuvo en las convocatorias mientras Núñez pasaba a la grada.

En la decimosegunda jornada, en diciembre y con solo un par de encuentros como bagaje, Núñez volvía a jugar. Yeray ingresaba en la enfermería a poco de iniciarse la cita de Cornellá-El Prat, Núñez le relevaba y cinco días más tarde repetía en el feudo del Atlético de Madrid. “Grandísimo partido” fue el calificativo que mereció su rendimiento contra los colchoneros en boca de Berizzo. Aunque el Athletic cayó (3-2) con un gol de Godín en el tiempo añadido, cuesta escoger una puesta en escena colectiva que superase la del Wanda a las órdenes del técnico argentino. No tardó en producirse la destitución de Berizzo, si bien la repercusión que este hecho entrañó para Núñez fue insignificante.

En adelante jugó esporádicamente y quiso el destino que pudiera hacerlo cuando en marzo el Atlético vino a Bilbao. Esta vez le benefició un contratiempo de Iñigo, pero pronto se vio de nuevo relegado al banquillo. Su presencia no ha experimentado novedades de entidad en el vigente curso. Hasta la fecha son tres las jornadas en las que ha asomado, en dos por faltar Iñigo. La tercera fue en el campo del Leganés, en una semana con tres compromisos. Es posible asimismo que las características de los delanteros del cuadro madrileño, particularmente corpulentos, favoreciera su elección. Un factor este que podría influir en el criterio de Garitano, pues Simeone alterna e incluso hace coincidir a Diego Costa y Morata en punta.

La envergadura y la velocidad de Núñez pudieran ser bazas a valorar en detrimento de Yeray, que en ocasiones se diría que acusa el emparejamiento con delanteros grandes, como se percibió ante Enes Unal, el ariete del Valladolid. Al margen de la decisión puntual de Garitano, la incertidumbre revolotea sobre el futuro de Núñez. Su contrato expira en 2023, pero ha desestimado reiteradamente la oferta de renovación del club, que en julio sí amarró a Yeray hasta 2026 con una subida considerable de ficha y cláusula. Por hache o por be, el foco no deja de apuntar al tercer central del Athletic.