EL Athletic, tras encajar a manos del Valencia su primera derrota en liga en San Mamés bajo las órdenes de Gaizka Garitano, retomará el domingo su relación con La Catedral ante un camaleónico Valladolid. El conjunto pucelano, decimotercero en la clasificación con diez puntos, dos menos que el Athletic, instalado en la séptima posición, asoma como un rival difícil de batir lejos de su hogar en el arranque liguero. Hasta la fecha, sin ir más lejos, los hombres de Sergio González suman más puntos fuera de casa, con un total de siete en cinco compromisos, que en el Nuevo José Zorrilla, donde solo han sido capaces de arañar tres empates en otro tantos encuentros. Las tablas firmadas ante su afición frente a Osasuna (1-1), Granada (1-1) y Atlético (0-0) convierten a los castellanos en uno de los tres únicos equipos de Primera que no conocen todavía la victoria en su feudo.

Espanyol y Leganés, los dos últimos clasificados, acompañan al cuadro pucelano en dicha estadística adversa, si bien el panorama cambia radicalmente al atender el desempeño del Valladolid como visitante. Es ahí, no en vano, donde más cómodos han mostrado sentirse los de Sergio González, derrotados en las visitas efectuadas al Levante y al Villarreal por sendos 2-0, pero victoriosos contra Betis (1-2) y Espanyol (0-2) y sólidos y efectivos en su comparecencia en el Santiago Bernabéu, donde empataron a un gol y estuvieron a punto de sumar los tres puntos. El buen hacer defensivo, el equilibrio en el centro del campo y la dinamita en materia ofensiva marcan las principales características de un equipo diseñado para hacer daño con espacios a fin de aprovechar cada despiste del rival.

Con siete goles a favor en las ocho primeras jornadas del campeonato, cinco de ellos bajo la condición de visitante, iguala los registros que presentan Athletic, Atlético y Osasuna en materia realizadora y supera los de equipos como el Mallorca (6), Celta (5), Alavés (5), Espanyol (4) y Leganés (4). Mejores, incluso, son los números de un eficiente Valladolid en el apartado defensivo, pues, con un total de ocho goles recibidos, puede presumir de no haber encajado más que el Real Madrid y de verse superado solo por la destacada productividad defensiva de Osasuna (7) y, sobre todo, de Atlético y Athletic, con solo cuatro tantos en contra en el tramo inicial de un curso en el que el conjunto vallisoletano mantiene las bases del pasado ejercicio.

Con Jordi Masip como indiscutible bajo palos pese a la llegada en calidad de cedido del madridista Andriy Lunin, la sensible marcha del central Fernando Calero al Espanyol ha sido subsanada con la brillante irrupción del joven Mohammed Salisu, quien a sus 20 años se ha hecho un fijo en las alineaciones junto al veterano Kiko Olivas. Entre ambos otorgan solidez y poderío físico a una defensa que encuentra la ayuda oportuna en un férreo doble pivote encargado de sostener una línea ofensiva en la que destaca el olfato goleador de Óscar Plano, la verticalidad de Toni Villa y la movilidad, no exenta de capacidad goleadora, de Sergi Guardiola, principal referencia ofensiva del Valladolid.

“buen recuerdo” Quien no estará en San Mamés por culpa de una nueva lesión muscular es el delantero Sandro Ramírez. El canario, pese a no ver portería en partido oficial desde noviembre de 2017 con el Everton, figura como una de las grandes esperanzas del club pucelano para dar un salto de calidad en un ataque que completará en Bilbao el turco Enes Unal, fuera todavía de la lista de goleadores de un equipo que encuentra en Óscar Plano a su máximo artillero con tres dianas. El atacante madrileño, autor del gol con el que su equipo sacó un punto de San Mamés sobre la bocina la pasada temporada, destacó ayer ante los medios de comunicación que la cita ante los leones “trae buenos recuerdos, aunque sabemos que será un partido complicado, porque la gente aprieta mucho, es un estadio que impone y tienen grandes jugadores”. “Aun así, podemos sacar algo positivo”, advirtió Plano, quien subrayó que “estamos en un buen momento y hay que aprovecharlo”.

El 10 del Valladolid aseguró además que “el equipo ha demostrado que tiene ese poso que nos faltaba el año pasado, esa paciencia para cerrar los partidos”. “Hemos madurado y sabemos manejar mejor los tramos, porque el año pasado a veces pecábamos de ir a por el partido y a veces tienes que frenarlo. Eso se traduce en goles y en puntos conseguidos a partir del minuto 80”, finalizó el futbolista madrileño.