Bilbao - El bloque que en principio cargará con el peso de la competición está definido y la verdad es que no incluye excesivas novedades respecto al que Gaizka Garitano utilizó la campaña anterior. Sin incorporaciones de fuera era complicado que fuese de otra manera, pero ello no quita para que el técnico se esté planteando alguna variación. Acaso no tenga carácter definitivo, en el sentido de adjudicar la condición de fijo en el once, pero Unai López y Oihan Sancet, por ejemplo, están llamados a adquirir cierto protagonismo y si se repasa el comportamiento del Athletic hasta el verano no es casual que ambos sean centrocampistas. Puede existir cierta duda en la portería, mientras que Núñez, De Marcos e Ibai, se perfilan como las alternativas más habituales.

Garitano tenía interés en llevar a cabo ayer un ensayo general aprovechando la identidad del adversario y la categoría del escenario. El retraso en la preparación respecto al West Ham United, que en una semana afronta el inicio de la Premier, se dejó sentir en algunas fases del juego y en general en la diferencia de velocidad en favor de los hombres dirigidos por Manuel Pellegrini. Cuenta el chileno con un plantel muy amplio que combina el clásico poderío físico de los conjuntos ingleses con la notable calidad técnica de muchos de sus hombres. En teoría era un mal enemigo y por tanto el encuentro entrañaba peligro. Una respuesta tibia hubiese tenido consecuencias indeseadas, sin embargo supo el Athletic estar en su sitio y contó además con la necesaria dosis de fortuna para compensar su inferior puesta a punto.

A Garitano le sigue funcionando bastante bien el sistema defensivo y qué duda cabe que en ello fundamenta el éxito de su propuesta. El triángulo que forman los centrales y Dani García, uno de los más entonados, exhibiendo sentido táctico y un atrevimiento con balón que ni asomó el pasado curso, favoreció en todo momento que el equipo se sintiese seguro. Salvo en un tramo demasiado largo en el primer acto y en los minutos previos a la conclusión, el Athletic no se vio desbordado por el dinamismo y el empuje local. Quizá lo mejor de la tarde fuese la capacidad para superar el bache que originó los goles en contra y varios sustos, una fase que se caracterizó por el dominio absoluto de la iniciativa, de la posesión, por parte inglesa.

La segunda mitad resultó bastante más equilibrada y en la misma el Athletic, sufriendo de lo lindo porque hay que aguantar un ritmo tan elevado, mostró parte de su repertorio para realizar transiciones, amenazar en ataque y globalmente tener el duelo bajo control. En esa labor de desdoblarse y forzar al West Ham a recular y currelar, fueron capitales los laterales, siempre dispuestos a ganar metros. En síntesis, la parte de atrás fue la más fiable y la que mantuvo al grupo enchufado, competitivo. Y ahí, en la doble labor de desgaste y de dar salida al fútbol, quiso influir Unai López, quien se halla en mitad de un salto formidable, el que separa el ostracismo de la asunción de responsabilidades en una zona crítica del terreno.

Unai López, deficiente en la estrategia, se esfuerza por hacerse notar y se implica en el trabajo sucio, lo que más le cuesta. Lucha por demostrar que puede ser sólido, que no es solo un chico que la toca con gracia, un objetivo que le enfrenta deportivamente hablando sobre todo a Beñat y en segundo término a Sancet, falto aún de rodaje para manejarse a este nivel, pero que aporta una colocación y unos movimientos que le convierten en una pieza muy interesante. Sancet puede asimismo situarse como enlace, pero partiendo más retrasado lucen mejor sus virtudes más evidentes, argumentos que no se veían en un centrocampista del Athletic desde hace muchísimo tiempo.

Sobre este trío se posa pues uno de los focos de la nueva andadura. Otro a seguir es el que compete a los que actúan en los costados. Ayer por ejemplo ni Córdoba ni Muniain estuvieron acertados, si se exceptúa la combinación que generó el gol de Williams, pero tampoco Ibai o De Marcos dan síntomas de pujanza. Es normal en estas fechas que quienes deben pisar terreno ajeno anden más espesos, les quedan dos semanas para coger el punto que ya se observa en compañeros que tienen otras misiones.