“Todo en el fútbol no es tan bonito como parece”, sostiene Dani García (Zumarraga, 24-V-1990) en Marienfeld, el tranquilo paraje al que llegó el Athletic en la noche del domingo para realizar su stage de pretemporada. Allí, el centrocampista hizo público ante los periodistas que se encuentran cubriendo la actualidad del conjunto rojiblanco en tierras germanas un problema que sufre desde tiempo atrás y que se recrudece en momentos puntuales: la ansiedad. Un mal común entre muchos deportistas del que en el entorno del Athletic se tuvo constancia cuando Gorka Iraizoz dio a conocer en una rueda de prensa hace ya algunas temporadas que llevaba tiempo trabajando con un coach, y del que recientemente Álex Abrines, uno de los nuevos refuerzos del Barcelona de baloncesto, habló largo y tendido. El escolta balear abandonó la NBA con el curso ya empezado para tratarse de sus problemas y meses después ya está a pleno rendimiento. No parece que la situación de Dani García haya alcanzado tal relevancia, pero el centrocampista ha necesitado de un verano de total desconexión para volver con las pilas cargadas al inicio de la pretemporada.

Ante la sorpresa de los periodistas allí presentes, pues se trata de un asunto en numerosas ocasiones muy delicado y que los protagonistas, por norma general, prefieren no tratar, el guipuzcoano no tuvo reparos en hablar de su problema, si bien quiso matizar que se trata de algo puntual y que tiene “controlado”. “Soy una persona que desde hace algunos años a veces sufre ansiedad. Pero lo tengo controlado”, expuso sin más miramientos.

Después de pasar por Segunda B, Segunda y alcanzar la máxima categoría con el Eibar en tres temporadas imborrables para él, llegar a Bilbao supuso un gran salto en la carrera de Dani García, quien a sus 29 años sueña con jugar aún en Europa y no pudo ocultar el golpe moral que supuso no clasificarse para la Europa League en el último encuentro del curso pasado: “La primera semana después del partido de Sevilla fue complicada. No he pasado mucho por estas situaciones. Me apoyé en gente como Susaeta y Balenziaga, que me decían que esto se olvida en una semana, pero los primeros días estuve fastidiado”.

Se refugió en su familia y sus amigos con el claro deseo de hacer borrón y cuenta nueva, para lo que hizo valer las palabras que Josean Lekue, jefe de los servicios médicos del Athletic, pronunció en Lezama hace unos pocos días y en las que hizo hincapié en que uno de los principales objetivos de las vacaciones era desconectar lo antes posible. Así lo hizo. “En una semana que te reúnes más con tu familia y tus amigos, sales del núcleo de Bilbao... cuesta, pero luego estar pensando en otras cosas ayuda; sobre todo para recargar pilas y empezar a tope, que no queremos que pase lo del año pasado otra vez”, agregó.

En este sentido, la mayoría de sus esfuerzos veraniegos, mientras muchos de sus compañeros realizaban trabajo físico para llegar en las mejores condiciones posibles al inicio de la pretemporada, pasaron por olvidarse del fútbol y centrarse en el día a día de un joven que disfruta de las vacaciones en compañía de su familia y amigos. En definitiva, despejar la mente. “Terminé bastante estrenado la temporada pasada”, apuntó. “Aunque me advirtieron de que tenía que venir bien de peso, he intentado más olvidar el mal trago del año pasado”. Ello no implica que haya vuelto al trabajo en malas condiciones, ni mucho menos, aunque hizo saber que es ahora cuando le está tocando pasar “un poco de hambre” porque tiene que “bajar peso”. “Hay que tener una buena condición física para el inicio de liga y espero llegar a punto”.

Bóveda, su confidente Su problema, como él mismo avanzó ayer, viene de lejos, concretamente de su etapa en el Eibar, el club del que llegó el pasado verano al Athletic para convertirse en una pieza fundamental en los esquemas de Eduardo Berizzo y Gaizka Garitano. Durante su paso por el conjunto armero se refugió en un viejo conocido de Lezama como es Eneko Bóveda, que tal y como ha podido saber este periódico también vivió alguna experiencia similar relacionada con el estrés tiempo atrás. “Dani le hizo saber sus problemas a Eneko y este enseguida le ayudó al haber experimentado en sus propias carnes alguna situación similar”, cuentan desde el entorno del ahora futbolista del Deportivo. “Para la gente que experimenta cuadros de ansiedad o cuestiones similares es difícil abrirse a los demás y hacerles saber sus problemas, pero hay más futbolistas en sus situaciones. Hay quien lo esconde y lo pasa peor, pero Dani encontró a alguien que sí sabía de lo que hablaba”, añade la misma fuente.

Con el problema controlado, parece que sin la necesidad de recurrir a alguno de los muchos profesionales ligados al mundo del deporte que trabajan a día de hoy en tratar dicho asunto, Dani García trabaja en la Alemania para mantener la confianza que Gaizka Garitano depositó en él desde su llegada al banquillo rojiblanco en el mes de diciembre. Mientras llega el estreno ante el Barça, dejó una frase que bien merece una reflexión: “Todo en el fútbol no es tan bonito como parece”.