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“Los demás no lo pueden apreciar, pero la presidencia del Athletic pasa factura”

DEIA, en el 120 aniversario del Athletic, reúne a todos los expresidentes del club para que expliquen qué supone ocupar el cargo de mayor responsabilidad de la entidad y cuáles son los mayores retos y alegrías que vivieron en sus etapas

“Los demás no lo pueden apreciar, pero la presidencia del Athletic pasa factura”

Bilbao - Solo siete personas en este mundo saben lo que es ser presidente (o presidenta) del Athletic. Todos ellos, a excepción de Josu Urrutia, que no quiso participar en esta entrevista ni permitió que se hiciera en Ibaigane, conversan con DEIA sobre su experiencia con el timón del club.

¿Cuál es la mayor motivación a la hora de decidir presentarse a la presidencia?

José Julián Lertxundi: Fue una cuestión progresiva en un proceso de amor inmenso hacia una institución de una forma irracional. El Athletic es lo único por lo que he llorado no siendo una tragedia familiar. Así mismo, no siendo un evento familiar, es por lo único que me he abrazado y besado enloquecidamente con personas de mi mismo sexo. No puedo olvidar un día en Valencia con Juan Pedro Guzmán, que tuvimos una escena absolutamente pornográfica en el palco cuando metió gol Noriega. Es un proceso que facilita que conozcas la institución. Yo tengo que reconocer que conocí la institución gracias a que amigos que tenía dentro de ella me eligieron para ser directivo. Una vez dentro, se produce un proceso de dinamización de sentimientos y de emociones por el que llegas a la situación de pensarte y creerte que tú también puedes gozar de ese puesto privilegiadísimo.

¿Cómo son desde dentro unas elecciones del Athletic?

José María Arrate: Yo he tenido dos contra este señor (Lertxundi) y fueron terribles. Fueron muy peleadas. En unas elecciones peleadas se producen momentos más o menos agradables. Me tocó ganar y me tocó perder. Cuando el objetivo es tan importante como ser presidente del Athletic uno pone toda la carne en el asador y la parte contraria también. Se producen momentos de tensión. Lo importante es que después se produzca un oasis de paz. Mientras que el Athletic sea de los pocos clubes que pueden alardear de que tienen unas elecciones absolutamente democráticas y, como hizo posible Beti Duñabetitia, que cada socio es un voto, el respeto al que gana hay que tenerlo sobre cualquier otra consideración.

¿Qué virtudes o características debe tener un buen presidente del Athletic?

Ignacio Ugartetxe: Las virtudes y características deben ser las de una persona consciente del cargo que representa, debe ser una persona lo suficientemente madura y que haya mamado el club desde niño. Que tenga un amor por los colores que esté fuera de toda duda. A partir de ahí, con un cierto saber hacer y una buena cualificación profesional, se puede ser presidente. También es verdad que a día de hoy influye tener una cierta posición económica porque hay que avalar una cantidad de dinero importante.

¿Qué coste personal y profesional tiene ser presidente del Athletic?

Fernando Lamikiz: La presidencia del Athletic pasa factura. Los demás igual no lo pueden apreciar, pero sí los que estamos aquí. No es lo mismo ser directivo que ser presidente. Pasa factura porque vives en una vorágine permanente. Cosas que un socio normal las ve de una forma, tú las ves de otra manera. Por ejemplo, estás en un partido de San Mamés y ves que se arrojan cosas detrás de una portería. Tú ya lo estás cuantificando en una sanción que te va a meter la Liga. El Athletic, para lo bueno y para lo malo, te absorbe 24 horas al día y eso es algo que, lógicamente, te quita tiempo para la familia y para tu profesión. Te hace vivir muchas veces en un estrés que no es demasiado bueno. Estás continuamente tomando decisiones, apagando fuegos y no hay días tranquilos. Quizás lo mejor es la pretemporada, cuando no hay partidos ni resultados, que lo cambian todo de un día para otro. Cuestiones que en los medios de comunicación aparecen como una cosa puntual, dentro del club suelen ser auténticas tormentas que no trascienden pero que se dan todos los días.

¿Qué peso institucional tiene el Athletic?

Ana Urquijo: El Athletic tiene una presencia enorme en todas las instituciones. Tanto en la Federación como en la Liga el Athletic es un club muy importante porque institucionalmente es muy potente. Creo que tenemos que ser conscientes de la importancia que tiene que el Athletic siga estando presente en las instituciones, porque no nos olvidemos de que en Madrid se cuecen todas las alubias. Allí se corta el bacalao de muchas cosas que atañen a la importancia y trascendencia de nuestro club. En relación a los otros clubes, el Athletic es un grande. En las comidas de confraternización, todos los clubes venían con sus representaciones más potentes. Eso forma parte de la identidad de nuestro club. El club tiene una identidad que, aunque haya pasado en determinadas épocas por momentos deportivos menos buenos, nunca ha dejado esa presencia importante y determinante en el fútbol. Y qué decir en nuestra sociedad o en las instituciones de aquí, políticas o de cualquier índole. El Athletic está muy permeabilizado en nuestra sociedad y es una institución con una trascendencia muy grande. Eso lo debemos cuidar y mimar muchísimo porque es lo que nos da identificación.

¿Qué variables complican más la gobernabilidad del Athletic?

Fernando García Macua: El Athletic es una institución viva que, además, tiene un elemento especial, que es que está compitiendo en el corto plazo. El resultado es una de las características que tiene el deporte de élite y más si tiene la trascendencia social del Athletic. Hablando en términos empresariales, cada semana está presentando la cuenta de resultados a sus socios. Para que las cosas vayan bien, tiene que haber un equilibrio perfecto con tendencia a la excelencia en todos los ámbitos: deportivo, social, económico? Un desequilibrio en cualquiera de esos factores desencadena un desequilibrio en todos los demás aspectos y al final se aprecia que hay una pieza desencajada. En ese sentido, creo que una de las grandes fortalezas que ha tenido el Athletic es que, al tener tanto arraigo social y ser tan sentido como propio por tantos y tan diferentes, ha hecho que muchas veces desequilibrios de otra índole, como los deportivos e incluso los económicos, han podido tener un amortiguador. También cuando las piezas están razonablemente encajadas en el Athletic eso le da una fuerza tremenda. El Athletic es la sociedad vizcaina. Es una muestra y no creo que haya un vizcaino que no sienta el Athletic como propio, aunque no le guste el fútbol.

¿Engancha ser presidente del Athletic?

José Julián Lertxundi: Duele dejarlo. Costar no cuesta nada, porque te lo hace otro que te manda para casa. Por lo tanto, esfuerzo ninguno. Duele porque has estado haciendo algo por lo que has luchado muchísimo y que ha sido la gran ilusión de tu vida. Duele dejar ese tipo de cosas y más tratándose del Athletic, que es una institución singular, especial y diferente. Pero siempre he dicho que el Athletic es una ilusión y no una obsesión. El que convierta ese dolor en depresión, se lo tiene que mirar. Al día siguiente hay que pasar página y volver a San Mamés con la bufanda, con los hijos y el bocadillo.

¿La filosofía debe ser un tabú o hay que exponerla a debate?

José María Arrate: Yo lo tengo muy claro: la filosofía es la que es y la directiva que llegue al cargo, si tiene tiempo para exponer sus ideas, como tiene siempre en unas elecciones, si tiene que cambiar la filosofía lo dirá. Entonces cada socio es un voto y los socios le dirán si están de acuerdo con ella o no. El voto es el que va a decidir en la democracia pura y dura que existe en el Athletic. El socio decidirá si se cambia la filosofía. El día que cambie la filosofía yo me llevaré un gran disgusto y, desde luego, entiendo que el elemento diferenciador que tiene hoy en día el Athletic ante cualquier otro club del mundo es precisamente su filosofía. Que seas el único te da un cierto orgullo y una cierta satisfacción.

¿De dónde le llegan al presidente las mayores hostilidades?

Ignacio Ugartetxe: En principio, una vez que estás como presidente, lo que debes hacer es gestionar una gran entidad como es el Athletic. Tú juegas un partido cada domingo y al final, lo que debes pretender es ganar al equipo contrario cada semana. Eso es lo que marca tu gestión. Que entre la bolita o que no entre la bolita es lo que marca la gestión. Al final, las hostilidades las dejaría para el campo de juego, no tanto para los despachos.

¿Corre el Athletic el riesgo de convertirse en una institución obsoleta?

Fernando Lamikiz: Cada aficionado del Athletic siente el Athletic de una manera diferente. Hay una cosa que nos hace bastante comunes, es el hecho de que no nos gustan los debates dentro del club. Y cuando no te gustan los debates, malo. No estoy hablando de cambiar la filosofía. Estoy diciendo que nos pegamos mucho antes. Ni siquiera somos capaces de hablar. Muchas veces el debate se soluciona con decir que “siempre va a haber tres peores que nosotros, saca otro pote”. Creo que en la vida no hay que tener miedo a debatir. El hecho de que debatas te hace, por los menos, estar en alerta permanente para saber qué tienes que hacer de cara al futuro. El fútbol ha cambiado muchísimo en los últimos años y parece que alguien lo ha pensado para que fuese contra el Athletic. El derecho de retención desapareció, como no podía ser de otra forma. Hemos conocido una Liga sin extranjeros, luego aparecieron dos extranjeros, luego tres y ahora hay 300.000 en cada equipo. Antes trabajábamos la cantera muy bien, pero hoy en día todos los equipos trabajan muy bien sus canteras. Luego las televisiones han multiplicado los ingresos del club por las retransmisiones, pero el problema es que también se ha multiplicado lo que cobran los otros equipos. La diferencia presupuestaria se ha reducido porcentualmente. Miras un equipo como el Eibar, que puede cobrar 45 millones por temporada, y eso es mucho dinero, aunque el Athletic cobre 70. Eso nos iguala. Añade a eso que el plan de saneamiento termina esta temporada. Los equipos que están afectados por las limitaciones que pone la Liga podrán fichar, ya que podrán liberar unas cantidades económicas. Tarde o temprano se impondrá una liga europea, porque lo van a imponer las televisiones. Hace treinta años Nike y Adidas esponsorizaban a todo el mundo y ahora solo lo hacen con los mejores. Las televisiones también harán lo mismo.

José María Arrate: La realidad es que todos los años bajan tres y los tres equipos tienen un montón de extranjeros.

Fernando García Macua: Pero el Athletic siempre se ha adaptado, porque si no, no se hubiese producido el efecto que dice José María. Con debate o sin debate, pero creo que se ha adaptado.

Ana Urquijo: Lo cierto es que la competitividad cada vez es más complicada porque los equipos pequeños y medianos se refuerzan más porque tienen un dinero que antes no tenían. Yo lo extrapolo a cuando en Bizkaia se acabó la industria. Apareció alguien que dijo que nos teníamos que reinventar. Reinventar, para mí, no es fichar extranjeros. No creo que el debate sea ese. Además, creo que el debate debe ser más interno que externo. Actualizarse para no quedarse caducos.

Fernando García Macua: En la competencia deportiva entre los clubes hay un cierto componente zoológico. La adaptación al medio la demuestra la supervivencia, incluso los resultados, porque en el museo hay un cuadro con los banderines de los equipos que jugaron la primera Liga. ¿Dónde están cinco, seis o siete de esos? ¿Quiénes han estado siempre en Primera?

Ana Urquijo: Está claro que no hablamos de cambiar la filosofía. La filosofía es lo que nos hace singulares y únicos. Pero tenemos que ser conscientes de que la realidad actual que nos rodea es muy terca. Igual dentro de unos años no es así.

José María Arrate: Con lo que ha cambiado el fútbol, Real Madrid y Barcelona son los únicos que están comiéndose la tostada. Porque todos los demás no pueden llegar a ese nivel.

Ana Urquijo: No sé si el Athletic tiene que aspirar a estar como el Real Madrid y el Barcelona. Sí aspiramos a estar en una posición y tener resultados de títulos, que eso es lo que hace que en la afición haya un sentimiento de pertenencia. Lo que no debemos hacer es que, porque plantees una forma de ir adaptándonos a los tiempos se interprete que vas contra la filosofía.

José María Arrate: Es que adaptarse a los tiempos es una obligación. ¿Pero cuál es el planteamiento para adaptarse a los tiempos?

Fernando Lamikiz: Ese es el debate.

José Julián Lertxundi: Para mí no hay debate. Yo creo que la filosofía es indebatible. Si viniese el Euskoamancio Ortega a presentarse a las elecciones del Athletic diciendo que nos va a hacer campeones del mundo, no saldría presidente. La gente no quiere eso. Saldría por la ría a boinazos. El fútbol tampoco ha cambiado tanto. Siempre ha sido una cuestión económica. Lo que pasa es que la potencia económica, antiguamente, estaba en función de los socios, de la asistencia a los campos de fútbol y de la fidelidad. Y en eso éramos campeones. La fidelización de los socios que decían “como pierda, tiro el carné a la ría”. Y en esta ría nunca ha caído un carné. Nunca jamás. Siempre ha habido lista de espera para ser socio. Hoy la riqueza del fútbol la dan las televisiones. Hay muchos ricos y el Athletic era más poderoso en un fútbol de pobres. Hoy no. Hoy sube el Leganés y tiene asegurados más de 40 millones de la televisión, cuando el año anterior tenía un presupuesto de 10 millones. Y hay muchos más ejemplos: Eibar, Girona? Todos esos, con esa entrada brutal de dinero, van al mercado y compran muchísimos jugadores en mercados emergentes y potentes deportivamente, y ganan los partidos. Eso hay que entenderlo. Por eso en la última temporada he sufrido especialmente con la campaña corrosiva en contra de los profesionales del Athletic, el entrenador y los jugadores. He sufrido muchísimo porque eso es no entender la historia del Athletic. Como decía Pedro Aurtenetxe, si no crecen las lechugas hay que esperar a que crezcan. Lo que no podemos hacer es ir al supermercado a comprar otras. No es nuestra filosofía. Tampoco sería yo más papista que el Papa. Tenemos que abrirnos en algunos conceptos. Por ejemplo, en el caso de Marco Asensio. Si es verdad que no le hemos dado la carta de naturaleza de vasco siendo hijo de un señor de Barakaldo, es que somos un poco lelos.

José María Arrate: Los que peinamos canas nos acordamos de Jones, de Pereda y de Gárate. Cada junta directiva tiene una actuación determinada en un momento determinado y aquellos pobres, para mí, metieron la pata. Porque si Gárate no era susceptible de jugar en el Athletic, estamos todos locos. Y Jones es tan bilbaino como yo.

Fernando Lamikiz: El problema, José Mari, es que hay miedo a debatir. No se puede plantear el futuro con unos temas absolutamente cerrados. Yo no estoy a favor de los extranjeros ni de cambiar la filosofía. Lo que digo es que lo primero que tienes que pensar cuando tienes un caso de estos encima de la mesa es: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué ventajas tiene? ¿Qué inconvenientes tiene? A ver si dentro de 25 años alguien va a decir cómo se equivocó aquella junta directiva. Para eso hay que hacer un debate muy claro y decir dónde vamos. Tener un planteamiento claro.

¿Cómo hace un presidente para mantener la cabeza fría en crisis profundas?

Ana Urquijo: Cuando eres presidente tienes la responsabilidad de que el Athletic vaya encaminado lo mejor posible en todos sus ámbitos. Creo que, siendo cierto que la figura de la presidencia es a veces solitaria y tienes que tomar tú la decisión, siempre es conveniente apoyarte en tu equipo y en la gente con la que trabajas. Como anécdota, puedo contar que tuve la ocasión de conocer a Marcelo Bielsa en los pasillos de Lezama. Me preguntó qué hacía falta para ser presidente del Athletic, si saber de fútbol o saber de gestión. La respuesta que me vino en ese momento fue que hay que saber del Athletic.

José María Arrate: Creo que es una respuesta muy sabia. Tu padre sabía tanto del Athletic como tú o más.

Ana Urquijo: ¡Mucho más! De él aprendí yo algo.

¿Es justo que la presidencia del Athletic quede solo al alcance de una élite económica?

Fernando García Macua: Yo no creo que en esta mesa estemos representantes de ninguna élite económica. Creo que somos socios del Athletic con unas ciertas capacidades, que nos hemos presentado con unos grupos que han venido con nosotros a una junta directiva. En una junta directiva hay un conjunto plural de personas y en ese número de personas siempre ha habido capacidad para repartir ese aval. Haría incidencia en que ese es un requisito especialmente injusto en los clubes que no se han adaptado a la ley de sociedades anónimas. El aval no limita para nada la responsabilidad de los miembros de las juntas directivas, que es una responsabilidad objetiva e ilimitada. El aval es simplemente una forma de, respecto a un determinado importe, hacer más fácil la exigencia de esa responsabilidad. Por eso pondría en valor la figura del directivo, porque creo que no está suficientemente valorada. Es un socio que da un paso adelante y decide participar en la gestión del club asumiendo una grandísima responsabilidad. A cambio de asumir un coste indudable a nivel personal y profesional. Indudablemente, con otras satisfacciones.

¿Con qué momento se quedan de su paso por la presidencia del Athletic?

José Julián Lertxundi: Yo me quedo con un momento: desde el 17 de mayo de 1990 hasta el 8 de junio de 1994. Todo lo vivido en ese momento fue positivo y digno de recordar. No hubo nada negativo, porque lo que pudiera haber habido ni lo recuerdo ni lo recordaré nunca. El Athletic se merece que el tiempo que se ha empleado en estar en él, sea tu momento. Ese es el momentazo.

José María Arrate: Yo firmo debajo de lo que ha dicho Txetxu. Solo que mi momento fue desde el 8 de junio de 1994 hasta 2001.

Fernando Lamikiz: Yo me quedo con el fichaje de Aduriz. Estábamos mal, los últimos. Peor no se puede estar. Yo había hablado con Aduriz cuando vino en Copa con el Valladolid y le pedí que no hiciese nada si tenía alguna oferta. Me llamó Carlos Suárez, el presidente el Valladolid, y me dijo que tenía oferta del Betis. Lo movimos bastante rápido con el club y con el jugador, con unas cantidades muy pequeñas. Suárez me dijo que ellos no iban a escuchar más ofertas, pero me informó de que los representantes tenían una oferta del Tottenham que le pagaba unas cantidades que multiplicaban la ficha de Aduriz por tres o por cuatro. Yo pensaba que se marchaba, pero Aduriz cumplió su palabra y vino a Bilbao ganando mucho menos. Eso es lo que hace la pena que este club sea diferente.

José María Arrate: Al hilo de eso, yo también tengo una anécdota. Cuando fiché a José Mari, del Betis, nos reunimos en un hotel de Madrid con Lopera y el jugador. Cuando ya estaba todo cerrado, empezaron los dos a discutir acaloradamente porque el jugador le reclamaba al Betis 300.000 pesetas. José Mari dijo que si no le pagaba las 300.000 pesetas no se iba al Athletic ni a ningún sitio y le iba a hacer la vida imposible. Y Lopera dijo que entonces no se hacía el acuerdo. Luis Fernández tenía mucho interés en el jugador y decidí intervenir. ¿De verdad estáis discutiendo por 300.000 pesetas? Las pone el Athletic. Y cuando le fui a pagar esas 300.000 pesetas a José Mari, el jugador renunció porque decía que el Athletic no tenía por qué pagar esa cantidad. En el mundo del fútbol es tremendo que haga eso un jugador como José Mari. Me quedé asustado.

Ignacio Ugartetxe: Mi mejor momento como presidente del Athletic fue cuando nos clasificamos para la Copa de la UEFA. Yo estaba saliendo de El Sadar una vez terminado nuestro partido y por la radio en el coche, estando con Iribar y con Argoitia, creo recordar que escuchamos el resultado de un Atlético de Madrid-Zaragoza que nos beneficiaba y nos metía en Europa. Es un recuerdo bonito porque volvimos al campo para celebrarlo con los jugadores y el entrenador.

Ana Urquijo: Yo suscribo lo que ha dicho Txetxu, porque siendo una etapa poco fácil, considero que estar en el club en ese momento, para mí, fue un gran honor como persona y como hincha del Athletic. Creo que fue muy importante la materialización del acuerdo para el nuevo campo del Athletic. Tuve la enorme suerte de poder materializar lo que todos los presidentes que me habían precedido iniciaron con un enorme cariño y una enorme visión de futuro, porque eso se persiguió desde muchos años atrás. En una asamblea que no fue nada fácil nos dieron la aprobación para la cesión del suelo. Llevamos a efecto un acuerdo con la BBK y la Diputación. Aquello fue histórico, fue conseguir una realidad que hoy está aquí.

Fernando García Macua: El campo nuevo es una demostración de lo que ha sido el Athletic y su capacidad de adaptación. Porque al final, todos los que estamos aquí hemos intervenido en ir modelando esa realidad. Esa inquietud del Athletic demuestra que es un ente vivo e inquieto. Hubiera sido muy fácil tirar la toalla en un momento determinado o en varios momentos. Y, sin embargo, ha habido muchas directivas en diferentes momentos que han ido poniendo las piedritas necesarias. Para mí es perfecto reflejo de lo que es el Athletic. En cuanto al momento de mi mandato, fue aquella semifinal de Copa contra el Sevilla. Más que un evento deportivo, fue un evento sociológico en toda Bizkaia. Fue un momento de absoluta comunión entre el Athletic, la afición, el equipo, el entorno? Fue una movilización de toda Bizkaia.

Ana Urquijo: Al lado mío siempre se sienta un señor que es juez y que siempre está muy templado, pues había que verle ese día cantando “cómeme el rabo”.

Fernando García Macua: Pues Del Nido estaba sentado al lado mío y me decía “lo tengo merecido”. Lo encajó muy bien.