bilbao - El fútbol da muchas vueltas. Como la vida. El tiempo vuela y aprovechar cada momento es casi una obligación. A sus 32 años recién cumplidos, Joseba Garmendia, natural de Basauri, anda en esas. Desde la tranquilidad de una pequeña isla como Formentera, atiende a DEIA para analizar el duelo copero que enfrentará mañana al Athletic y al equipo balear.
¿Cómo es la vida en Formentera?
-Muy tranquila. Hasta hace pocos días se veía bastante ajetreo, quedaba bastante gente en la isla, pero ahora los restaurantes y demás servicios que abren solo en la temporada de verano están cerrando y se nota que nos vamos quedando un poco solos.
En los últimos tiempos se han multiplicado los reportajes sobre las dificultades que encuentran los trabajadores a la hora de alquilar una vivienda. ¿Es para tanto?
-Sí que es verdad que en verano hay verdaderos problemas con el tema del alojamiento. Hay pocos pisos para mucha gente y por momentos te toca compartir vivienda. Ahora, sin embargo, pasa un poco al revés: hay muchos pisos y pocas personas.
Ha fichado por un equipo que acaba de ascender a Segunda B. ¿Cómo les va?
-Vamos poco a poco, que es lo que tenemos que hacer. En liga estamos dando pasitos pequeños, pero vamos haciendo el camino poco a poco.
En Copa van como un tiro. Eliminaron al Tarazona, quedaron exentos en segunda ronda y luego dejaron en la cuneta a la U. D. Logroñés. ¿Qué supone para ustedes jugar ante un equipo de Primera?
-Es innegable que siempre es un aliciente positivo para un club de Segunda B, aunque por otra parte supone que vamos a acumular cinco partidos en dos semanas. Y no tenemos una plantilla muy extensa, pues somos solo 19 y encima tenemos dos lesionados. Así que afrontamos todo con prácticamente 16 jugadores y seguramente que de alguna manera nos pasará factura.
Es una especie de premio trampa...
-Sí, pero vamos a disfrutar, porque es imposible no hacerlo. Aquí será un día de fiesta, intentaremos disfrutarlo al máximo y afrontaremos el partido desde la ilusión. El sábado recibimos al Mallorca, un líder muy sólido. Van a ser unos días muy exigentes para nosotros.
Antes del sorteo de Copa, ¿cuál era la preferencia dentro del vestuario?
-Aquí la gente está muy equivocada. Son todos del Madrid (se ríe) y, claro, querían jugar contra ellos e ir al Bernabéu.
Conociéndole un poco, puedo imaginar que usted no pensaba como sus compañeros...
-No, desde luego que no. Para alguien como yo tener la posibilidad de jugar en el nuevo San Mamés, algo que evidentemente no pude hacer cuando estuve allí, supone un aliciente muy bonito y especial.
¿Qué siente ahora que solo quedan unas pocas horas para el partido?
-No sé si será por la tranquilidad con la que se vive en la isla o porque ya tengo unos años, pero todavía no siento ni nervios ni mariposas. Sí un poco la incertidumbre de ver qué nos vamos a encontrar, qué van a traer ellos, qué papel seremos capaces de desempeñar ante un equipo de esas características...
Entiendo que su veteranía y experiencia son importantes para un equipo así...
-Sobre todo a nivel de experiencia. Hay varios jugadores que no habían competido en esta categoría y tanto yo como otros compañeros hemos tenido la suerte de haber jugado en categorías superiores durante bastante tiempo. Intentamos ayudarles en el camino de la adaptación para lograr el objetivo de la permanencia.
¿Mantiene contacto con algún jugador de la actual plantilla?
-Sí, pero recientemente no he hablado con ninguno. Entiendo que las cosas allí no están siendo fáciles y prefiero mantenerme al margen, esperaré a reencontrarme con ellos aquí.
¿Cree que es el mejor momento para hincarle el diente al Athletic?
-A priori, diría que sí, porque es un equipo que tal vez no está consiguiendo los resultados que se esperan. No sé hasta que punto, pero me llega que hay ciertas dudas en torno al equipo en estos momentos. Si pudiéramos tener alguna mínima posibilidad, creo que podría pasar porque ellos se encuentren en un momento como este.
¿Cómo ve la situación del Athletic desde la lejanía?
-Tampoco estoy al corriente de todo. Sé que la gente es exigente, son ya unos cuantos años a un altísimo nivel y cuando las cosas empiezan a no ir tan bien, la gente se impacienta, se generan dudas y entiendo que pueda haber cierto nerviosismo, aunque a mi entender es todavía muy pronto.
¿Qué Athletic espera?
-No lo sabría decir. Por lo que he podido ir viendo, el míster está rotando mucho. También es una circunstancia especial después de haber perdido el domingo. No sé si decidirá venir con todo o no. Además el sábado juegan contra el Barça. Me decantaría por algo intermedio.
Cuando deje el fútbol, en su currículum aparecerá que jugó en el Athletic. De qué se siente más orgulloso, ¿de haber sido león o de ser aficionado del conjunto rojiblanco?
-El hecho de haber sido jugador es un dato diferenciador respecto a otra cosa que nos une a todos, que es formar parte de la familia del Athletic. Eso no nos lo quita nadie. Pero por encima de haber sido jugador, empleado, socio o aficionado, lo importante es la gran familia que formamos entre todos. Eso no nos lo puede quitar nadie, es lo más importante y la grandeza de este club.
Un sentimiento por el Athletic muy arraigado en su familia.
-Pero como en muchos casos, el tuyo mismo o el de otros, es algo que hemos mamado desde pequeños. Es por ello que creo que no hay que atribuirle ningún mérito, porque no entendemos que pueda ser de otra manera. De alguna manera es nuestra razón de ser.
¿Va a echar a alguien en falta en el partido de vuelta en San Mamés?
-Desde luego. Siempre nos acordamos de las pérdidas de personas importantes. En mi caso, personalmente me faltarán mi aitite y mi osaba, gente que me apoyó mucho en su momento como Luis Peña, que fue el presidente de mi peña en Basauri, y cómo no acordarme, aprovechando que un basauritarra va a volver a pisar San Mamés, de Iñigo Cabacas, que seguramente habría estado apoyándome.
Han pasado ya ocho largos años de su salida del Athletic. En su momento fue muy crítico con cómo se sucedieron las cosas. ¿Sigue dolido?
-Darle más vueltas no merece mucho la pena en el momento en el que no voy a conseguir nada. Sería hablar por hablar. Sí que sigo pensando igual que entonces. Sentí la necesidad de exteriorizarlo porque tanto a nivel personal como profesional me afectó.
¿Fue el fin de un sueño?
-De alguna manera sí, aunque cuando sales de allí piensas que tal vez se pueden dar las circunstancias de volver. Aquello fue un golpe importante. Supuso el final en aquel momento de lo que había sido mi vida hasta entonces, que era formar parte de la familia del Athletic. Yo entré en Lezama con 10 años...
Y debutó el día que Julen Guerrero se despidió de San Mamés, el 27 de agosto de 2006. Me consta que el portugalujo, de quien heredó el dorsal 8, fue un referente para usted y que guarda con cariño una camiseta firmada por él.
-Sí, está a buen recaudo (se ríe). En mi caso, como en el de muchos otros, me tocó vivir la explosión de Julen como referente del Athletic. Era el espejo en el que mirarme, la referencia a la que intentar imitar. Para mí siempre fue y será alguien especial dentro del Athletic.
¿Cómo ve su futuro?
-Hace tiempo que no me gusta hacer planes a largo plazo. Me gusta disfrutar del momento. Me veo capacitado para seguir, más aún mientras el fútbol me dé un lugar donde poder estar. Sigo con la misma ilusión y disfrutando de mi profesión. No sé cómo se darán las cosas en el futuro, pero mi intención sigue siendo la de jugar.