bilbao - Cuando Josu Urrutia se puso delante de los micrófonos de Ibaigane y soltó la noticia: “Yeray tiene un tumor en el testículo y será operado la semana que viene”; Markel Irizar supo de lo que hablaba. El ciclista oñatiarra del Trek-Segafredo fue diagnosticado del mismo cáncer en 2002, y aunque logró superarlo y volver a subirse a la bicicleta, reconoce que nunca olvidará aquel 16 de noviembre, el día en el que se lo detectaron. “Es un golpe muy duro enterarse de algo así. Ahora estará flasheado porque no sabrá cómo enfrentarse a eso, ni qué supone, ni nada. Enterarse es lo más duro. Luego, cuando lo vas asimilando y vas sabiendo qué tienes entre manos y cómo puedes afrontarlo, se hace más sencillo porque ya te lanzas a por ello”, explica Irizar. Por aquel entonces, el ciclista tenía 20 años, ahora, Yeray tiene 21. Por aquel entonces, el oñatiarra estaba a punto de dar el salto a profesionales, ahora, el futbolista debe frenar su fulgurante progresión apenas tres meses después de debutar en Primera. Así que Irizar no puede evitar verse reflejado en el joven central: “A mí me pasó cuando justo iba a ascender y podía haber pensado que acababa mi carrera deportiva, pero la verdad es que en cuanto te dan la noticia no piensas en nada de eso. Solo quieres curarte, porque entonces entiendes que efectivamente lo primero es tu salud, y luego ya se verá lo demás”.
A pesar de ello, el ciclista reconoce que no hubo un día que no pensara en volver a la bicicleta, en regresar a la carretera. Y no duda en afirmar que Yeray también estará descontando los días para retornar a los terrenos de juego. “Los deportistas somos ambiciosos y siempre queremos volver cuanto antes y mejor. Yeray lo va a llevar muy bien, estoy convencido. Ahora solo es el momento de apoyarlo, estar con él y ser positivos”, reconoce Irizar.
Al ciclista le diagnosticaron el tumor maligno en noviembre de 2002, le extirparon el testículo y 20 sesiones de quimioterapia después, logró superarlo en febrero de 2003. Sin embargo, no fue hasta noviembre de 2012 cuando consiguió el alta médica definitiva. Así que el corredor se hizo experto en este tipo de enfermedad a la fuerza y sin remedio: “El cáncer de testículo es uno de los que mejor estadística de curación tiene porque el tumor es más fácil de extraer. Entonces, el resultado suele ser muy bueno y, además, Yeray tiene el apoyo de su club, que es muy importante”. Asimismo, Irizar explica que, en su caso, el tumor fue tan agresivo que ni siquiera la radiología le hubiera hecho efecto, así que no pudo sortear la quimio. Aunque después de conocer que el central rojiblanco será operado el martes, el ciclista recuperó el optimismo con el que superó su enfermedad: “Ahora con extirpar el tumor suele ser suficiente, entonces si se libra de la quimioterapia la curación puede ser mucho más rápida y en un par de meses podría estar jugando otra vez. Aunque es cierto que acabará todo el tratamiento reventado”.