bilbao - Desarrolló una carrera brillante como extremo, a pesar de que él hubiese preferido actuar como delantero centro. Su deseo chocó con un obstáculo insalvable llamado Telmo Zarra. Ambos debutaron el mismo día como rojiblancos y cultivaron una gran amistad hasta el fallecimiento en 2006 del mejor rematador de todos los tiempos. Tras colgar las botas en el Indautxu, Rafa Iriondo alargó hasta 1982 su etapa como entrenador y dirigió al Athletic en dos épocas. El secreto de su longevidad acaso esté conectado a su afición al deporte, en concreto al frontón, su pasión según cuenta, que cultivó hasta una edad muy avanzada, así como a la sobriedad observada en sus hábitos diarios.

Sus inicios en el fútbol estuvieron marcados por la Guerra.

-Yo empecé en el equipo de mi pueblo, en el Gernika, donde casi no jugué. Luego vine a Bilbao para hacer una prueba en el Athletic. La prueba era en el campo de Garellano y me cogieron para el Bilbao Athletic. Entonces me tocó ir a hacer la mili, me destinaron a África y allí jugué un poco en el Atlético Tetuán, cinco partidos, y volví a Bilbao con una prórroga de estudios.

Y le cogieron para el Athletic.

-Se estaba reconstruyendo el equipo después de la Guerra, muchos de los de antes habían salido y no volvieron. Empecé a jugar la Liga desde la primera jornada.

En efecto, debutó contra el Valencia y ese mismo día también lo hizo Telmo Zarra, quien además metió los dos goles.

-Telmo metía muchos goles, sobre todo de cabeza.

Tantos que le quitó el puesto.

-A mi me gustaba jugar de delantero centro, pero ahí estaba Telmo, así que me pusieron de extremo derecha. A mí también me gustaba meter goles y tenía cierta facilidad.

De hecho metió 115 en el Athletic, a una media de casi nueve por temporada y jugando en la banda.

-Desde chaval quería jugar en esa posición de delantero. Cuando dejé el Athletic fiché por el Barakaldo con la condición de que sería el delantero y me lo respetaron. Como metí bastantes, pues vino a ficharme la Real Sociedad. Yo pensaba que sería para seguir igual, pero en la Real volví a ser extremo porque tenían a Epi para ese puesto, que era un jugador muy bueno. La primera vez que vine a San Mamés con la Real, marqué.

No parece que tuviera problemas para adaptarse a la banda. Hizo una gran carrera en una demarcación que no era su favorita. ¿Qué cualidades tenía?

-Era bastante rápido y sacaba buenos centros. Era preciso y templaba la pelota, en esto era distinto a Gainza, que desde la otra banda ponía centros con más fuerza.

Centros para Zarra, lo cual facilitaba que la jugada acabase bien.

-Era capaz de rematar en cualquier postura. Le daba con las dos piernas.

Con Urkizu consiguieron un doblete y dos títulos de Copa más. Además, perdieron otra final.

-Era un buen equipo. Pero no me acuerdo mucho, hace ya mucho tiempo de todo esto.

De lo que la gente no se acuerda es de quiénes ocupaban el resto de las posiciones. Para la posteridad ha quedado la imagen de la delantera.

-[Se le escapa una sonrisa mientras mira la famosa foto del quinteto] Sí, bueno, es lo que ha quedado en la memoria, pero no jugábamos sólo cinco. Éramos once en el equipo, los delanteros solos no podíamos ganar partidos.

Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza.

-De aquellos años ya no queda ninguno.

¿Qué puede decir de los componentes de la famosa delantera?

-Eran buenos jugadores. Panizo tenía clase y era goleador. Venancio no jugó mucho con nosotros. Y Piru jugó más años que ninguno.

Y llegó su primera experiencia como entrenador del Athletic.

-Cogí el Bilbao Athletic en Regional. Estábamos para subir, que luego el equipo subió, y me llamaron para el primer equipo, que no andaba bien. Le quitaron a Piru y lo cogí yo. El equipo se salvó y ese año ganamos la final de Copa, contra el Elche.

Pero no siguió en el puesto.

-Aunque ganamos la Copa, el club ya tenía fichado a Ronnie Allen y yo dije que no me quedaba de segundo de él. Así que me fui al Espanyol y le subí a Primera.

Un bagaje que le permitió regresar al banquillo de San Mamés.

-Pero al final no salió bien. Llegamos a estar año y medio sin perder un partido en San Mamés y se fue haciendo un equipo nuevo, hacía falta renovar, pero decidieron cambiar y me tuve que ir.

Se va al Betis y se da uno de esos episodios que la afición rojiblanca no olvida, la famosa final de los penaltis en el Calderón.

-La gente pensaba que el Athletic iba a ganar esa final.

Un mes antes perdió la de la UEFA. La Copa no se podía escapar.

-Se sacaron unas pegatinas en las que ponía que el Athletic era subcampeón de Europa y campeón de Copa. La gente las llevaba puestas antes de jugarse la final.

Dos veces fue por delante el Athletic y en los penaltis?

-Fallaron varios, también Dani, que debutó conmigo en el Athletic. Le dije a Esnaola que no se moviese, eso hizo y se la tiró a las manos. Dani hacía una paradinha y con eso engañaba a los porteros, que se tiraban para un lado, pero Esnaola le esperó y se lo paró.

Entre jugador y técnico, estuvo muchos años en el fútbol.

-Sí, me gustaba el fútbol, pero más me gustaba jugar a pelota.