bilbao - Lezama, el auténtico y genuino corazón del Athletic, presume de buena salud. Con el primer equipo destinado a competir en tres frentes por segunda temporada consecutiva y el Bilbao Athletic luciendo músculo en Segunda División diecinueve años después, la factoría bilbaina puede sentirse orgullosa de seguir dando los frutos que demanda un club ligado en cuerpo y alma a una filosofía envidiable por su naturaleza.
Hasta que se materialicen las primeras salidas, en la plantilla de 35 hombres que maneja Ernesto Valverde hay 29 jugadores con pasado más o menos reciente como cachorros. Solo De Marcos, Balenziaga, Mikel Rico, Viguera, Toquero y Elustondo, el último en llegar a Bilbao, asoman en el plantel actual sin haber sido miembros activos del club en categorías inferiores, toda vez que Rico solo disputó un partido oficial con el primer equipo del Basconia.
El trabajo de cantera, invisible a menudo para el público en general, pero de vital importancia para entidades como la de Ibaigane, ha sido, es y continuará siendo una de las principales bazas del Athletic para equiparar su poder al de equipos con las puertas del mercado futbolístico abiertas de par en par. Demostrar que competir en dichas circunstancias no supone una insalvable limitación, sino una gran oportunidad de defender con orgullo y tesón una innegociable forma de entender el fútbol, forma parte del ideario de un club que puede volver a aplaudirse a sí mismo por lo acontecido el miércoles sobre el terreno de juego de Basozabal. Allí, en el primer test de pretemporada disputado ante un combinado de jugadores de los equipos del Txorierri, los leones dieron rienda suelta a su versión más goleadora para imponerse por 14-0 a un entregado grupo de futbolistas. El partido, más allá del resultado, sirvió para que Valverde pusiera en liza a veintidós jugadores, de los cuales dieciocho saben lo que es quemar distintas etapas en Lezama.
El porcentaje de canteranos fue idéntico en caso de atender al once inicial por el que apostó el técnico de Viandar de la Vera, puesto que nueve de los once titulares fueron cachorros en el pasado. Hablamos de Iraizoz, Gurpegi, Saborit, Iturraspe, Unai López, Williams, Ibai, Eraso y Aduriz, siendo solo los dos laterales que posaron de inicio, De Marcos y Balenziaga, quienes nunca llegaron a emplearse como rojiblancos en edad de formación.
Después, tras el paso por los vestuarios, Valverde dio vuelo a los once jugadores que esperaban su momento desde el banquillo. El número de antiguos cachorros volvió a establecerse en nueve, merced a la aparición sobre el verde de Herrerín, Bóveda, Etxeita, Aurtenetxe, Morán, Beñat, Susaeta, Aketxe y Kike Sola. Durante los segundos cuarenta y cinco minutos, Elustondo y Viguera, formados ambos en la Real Sociedad, fueron los únicos rojiblancos que desconocían el significado de defender la camiseta del Athletic antes de alcanzar el primer equipo.
Además, a modo de resumen general, cabe destacar que veintitrés de los veintiocho jugadores que continúan con opciones de figurar en la primera plantilla bilbaina al inicio del próximo curso, se han empleado en el pasado bajo el abrigo de Lezama. La mayoría de ellos, hasta siete (Gurpegi, San José, Herrerín, Saborit, Laporte, Unai López y Williams), se incorporaron al club como juveniles, siendo seis los que llegaron para dar sus primeros pasos como rojiblancos en edad alevín (Susaeta, Beñat, Iturraspe, Sabin, Aketxe y Galarreta); cuatro como infantiles (Kike Sola, Bóveda, Morán y Muniain); uno como cadete (Eraso); dos partiendo desde el Basconia (Iraizoz y Lekue) y tres (Aduriz, Etxeita e Ibai) a lomos del Bilbao Athletic en 2000, 2006 y 2010, respectivamente.
descartes con sello de la casa El pasado de los seis jugadores a los que Valverde puso el miércoles en la rampa de salida también atañe a Lezama. Kepa, Bustinza, Aurtenetxe, Guarrotxena, Guillermo y Toquero no han pasado el primer corte del verano y, salvo el punta gasteiztarra, todos fueron cachorros años atrás.
Los cinco, junto con el lesionado Ramalho, quien deberá esperar a otro momento para subirse al tren del primer equipo, se incorporaron al club en categoría alevín. Lo hicieron prácticamente de la mano, puesto que ingresaron en Lezama entre 2002 y 2004, año en el que se unió a la causa rojiblanca Kepa, ausente en el primer amistoso de la pretemporada a la espera de cerrar su cesión al Valladolid de Gaizka Garitano. Con Bustinza contando también las horas para recalar en el Leganés, la Segunda A volverá a tener presencia rojiblanca más allá del Bilbao Athletic, con la factoría bilbaina como productiva escuela deportiva y formativa de jugadores que lucharán por regresar a San Mamés.
Los leones que lo han conseguido en los últimos años figuran como sólidos ejemplos para los jóvenes descartados, quienes al igual que veintidós de sus todavía compañeros de vestuario, han tenido la oportunidad de interiorizar las particulares enseñanzas de Lezama en un pasado más o menos cercano. El trabajo de cantera, visible en el ADN de la plantilla comandada por Valverde, seguirá su curso para renovar el poderoso impacto de una factoría sin fecha de caducidad.