bilbao - Ernesto Valverde era anoche la viva imagen de un hombre satisfecho. Con las pulsaciones aún por encima de un nivel recomendable para el común de los mortales, el entrenador del Athletic compareció ante los medios de comunicación con la sensación de haber situado al equipo donde se merece. La fase de grupos de la Champions League es una realidad para el conjunto rojiblanco. Entra por la puerta grande, después de eliminar a uno de los considerados cocos. Un botín muy deseado en Bilbao, que llegó después de una segunda parte frenética. Una noche para el recuerdo en el estreno con aforo completo de San Mamés. El Nápoles, pese a marcar primero y poner de los nervios a los locales, no pudo con el empuje de los leones. El ritmo de juego, marca de la casa del Athletic de Valverde, la fe y los goles de Aritz Aduriz e Ibai Gómez, hicieron el resto. Una apoteosis final que el de Viandar de la Vera intentó asimilar desde el área técnica, donde no paró de moverse durante los noventa minutos. Después de mucho sufrimiento, pudo respirar tranquilo. Ha puesto la guinda al regreso perfecto. Su segundo ciclo al frente del Athletic por ahora no tiene techo.
Como era de esperar, Valverde encajó el éxito con naturalidad. Como ha hecho hasta la fecha. Lo primero que hizo fue agradecer el trabajo de sus jugadores. “El equipo ha demostrado empaque y la tranquilidad necesaria para remontar el resultado. Ha sido una emoción terrible. Creo que hay que reconocer lo que han hecho estos jugadores. El año pasado logramos 70 puntos y nos vamos a codear con los mejores clubes de Europa”, destacó Valverde, que intentó describir la alegría que exteriorizaron sus pupilos en el vestuario, ya sin las miradas del público de por medio: “Ha sido una fiesta total. Hemos descargado toda la presión que hemos tenido durante estos meses, en los que hemos preparado la eliminatoria”.
Sobre lo que vendrá a partir de ahora, Valverde aseguró que el Athletic no se pone límites en la Liga de Campeones. “Queremos competir, disfrutar, pero llegar lo más lejos posible”, subrayó el técnico rojiblanco, que descartó nuevas incorporaciones. Sobre el apoyo del campo, ya con la Tribuna Sur terminada, fue clarividente: “¿Qué puedo decir? Ha sido una noche extraordinaria. Yo lo esperaba. La gente venía especialmente predispuesta a disfrutar, a ayudarnos y a empujar”. No es de extrañar que al término del encuentro, con los jugadores en el centro del campo agradeciendo a la afición el apoyo brindado, Valverde se sumara también a la celebración y devolviera los aplausos al respetable.
una competición conocida Valverde ya tiene experiencia en la Liga de Campeones. Como jugador, el técnico rojiblanco nunca la disputó. Tuvo que esperar a su primera etapa a las órdenes del Olympiacos, ya como entrenador, para escuchar el conocido himno que tanto ha tardado en volver a sonar en Bilbao. Un debut para el olvido, ya que el conjunto de El Pireo no pasó de la tercera ronda de la previa. En su segunda etapa en Atenas, participó en la fase de grupos con una actuación más que digna, y en la media temporada que permaneció en Mestalla, llegó a tiempo para dirigir al Valencia en octavos ante el Paris Saint Germain, una eliminatoria que no superó. Ahora, con un equipo que juega a lo que él quiere, el patrón de la nave rojiblanca culmina un año de ensueño clasificando al Athletic a la mejor competición de Europa. La élite del fútbol.