pROBABLEMENTE los nervios le inquieten a Josu Urrutia en el palco del San Paolo. El presidente del Athletic bien que conoce la incertidumbre, incluso angustia por momentos, que entraña una eliminatoria previa de la Champions, donde tanto hay en juego. La gloria o la más indigesta consolación de la Europa League. Urrutia vivió en su propia carne semejante liturgia en su época como jugador. Fue en agosto de 1998, en la recta final de la conmemoración del Centenario del club. Entonces, se trató de la que es la primera y última experiencia hasta mañana de la entidad en la máxima competición continental bajo el vigente formato.

Hace 16 años, aquel Athletic de Luis Fernández superó con éxito ese duro escollo, el de la antesala de la fase de grupos. Lo hizo, a diferencia del que le corresponde a este Athletic de Ernesto Valverde, después de que la fortuna le sonriera en el bombo. Le tocó en suerte el Dinamo Tblisi de Georgia, un club modesto, desconocido por estos lares y con la plusvalía de jugar también el partido de vuelta en el viejo San Mamés. O sea, miel sobre hojuelas.

Urrutia, como el resto de la plantilla y la familia rojiblanca, seguramente no intuía una eliminatoria tan dura y tan exigente. El hoy presidente, que ejerció como capitán en el encuentro de ida en Tblisi, no esperaba a un rival tan incómodo y menos que la eliminatoria se llegara a complicar muchísimo en tierras georgianas, cuando el Dinamo cobró una ventaja de dos goles a la media hora de juego, gracias a los tantos de Jomeriki y Tsikitishvili. Luis Fernández se vio en la obligación de hacer ajustes sobre la marcha, destinados a evitar una debacle, como así se habría entendido un hipotético K.O. frente a un rival menor.

El titular de la crónica del enviado especial de DEIA a Tblisi resumió lo que ocurrió después: Imaz llega a tiempo. Porque fue la aparición del de Zizurkil, hoy en día delegado de la primera plantilla, el que arregló el desaguisado con una semivolea que sorprendió a Guaramadze. Aquel alivio llegó en los inicios del segundo periodo, lo que permitió a los rojiblancos gestionar con mejor cara lo que restaba de encuentro. O lo que es lo mismo, se refugiaron en la magia de San Mamés.

El propio Luis Fernández, que propició esa primera experiencia del Athletic en la Champions gracias al subcampeonato de Liga el curso anterior -por entonces solo se clasificaba de forma directa el campeón y el segundo clasificado disputaba la previa-, ha insistido en varias ocasiones de esos factores que no se supieron controlar en vísperas de aquella eliminatoria. La última reflexión la hizo en DEIA el pasado mayo: “Vimos cosas muy raras. No nos habían mandado la información del equipo contrario, un campo muy extraño... Lo pasamos mal, pero sabíamos que teníamos que luchar. Empezamos pronto a trabajar, hicimos una pretemporada más intensa y quizá nos afectó”.

voltereta Al Athletic se le llegaron hacer muy largos esos 14 días de travesía hasta el partido de vuelta. Pasaron muchas horas de reflexión y preparación al detalle de esos noventa minutos decisivos en La Catedral, donde los rojiblancos no podían fallar. El tanto de Imaz -su segundo y último durante sus cuatro cursos como león- se entendió como una auténtica joya. San Mamés vistió sus mejores galas la noche del 26 de agosto de 1998. Fue un partido tenso, marcado por la incertidumbre y las prisas traicioneras en el bando del equipo de Luis Fernández, que no logró superar la muralla georgiana en el primer periodo.

Todo cambió a vuelta de vestuarios. La presión y acoso en sus inicios resultaron determinantes para el éxito del Athletic, que encontró a Bittor Alkiza en el jugador clave, al margen de Joseba Etxeberria, autor del tanto que daba el billete a la fase de grupos. Alkiza forzó en el minuto 50 la expulsión de Mudjiri y un minuto después el donostiarra se fabricó una bella acción personal que culminó Etxebe. Quedaba aún mucho tiempo por delante, pero el Athletic, que desperdició algunas ocasiones para sentenciar, había hecho los deberes. Desde mañana le espera un reto quizá más complicado. La ley de la Champions.