bilbao - Las pruebas se han acabado, la siguiente vez que los jugadores vistan de rojiblanco será en partido oficial. La semana que media hasta que esta imagen pueda captarse servirá para que todos vayan alcanzando la forma física idónea para competir, lo que incluirá una mejora en todos los aspectos, sobre todo en la velocidad. Cada futbolista necesita un tiempo diferente para llegar a su rendimiento óptimo, pero el plan trazado por Ernesto Valverde busca que la mayoría lo consiga coincidiendo con un arranque de temporada muy exigente por la calidad del Nápoles, la trascendencia del cruce con el cuadro italiano y la densidad del calendario, con alternancia de citas europeas y de Liga cada tres o cuatro días. Hasta la fecha el equipo ha dado la sensación de haber seguido una progresión que le faculta para desplegar su juego característico, pero esto solo podrá confirmarse a partir del día 19.

Es posible que haya faltado constancia a la hora de plasmar ese estilo intenso, de ritmo alto que entraña un gran desgaste, pero se ha podido observar que el Athletic se encuentra en la senda correcta. El conocimiento de las directrices tácticas, la compenetración o los automatismos adquiridos en la campaña anterior (repasados en estas seis semanas), han subsanado los déficits individuales propios de la fase de preparación. Aymeric Laporte declaraba antes de viajar a Atenas que la plantilla “está muy bien físicamente, se ve en el campo ese ritmo que hemos cogido”. Quiso destacar que ha cundido una planificación que engloba el montón de entrenamientos repartidos entre Lezama y Austria, así como la serie de amistosos programada.

Dentro del esperanzador tono general, algunos elementos han dejado la impresión de sentirse más fuertes, con confianza. Este sería el caso de Gorka Iraizoz, Óscar De Marcos, Ander Iturraspe, Iker Muniain, Beñat Etxebarria y Aritz Aduriz. Cada uno vive su particular circunstancia, hasta es posible que alguno de ellos no sea titular en el Estadio San Paolo, pero se les ha visto muy enteros, más desenvueltos que los demás, más entonados. El portero, el medio centro y el ariete presentan un nivel muy similar al que dieron en la última Liga, como si para ellos no hubiese habido parón vacacional y pretemporada, con la particularidad de que Aduriz fue operado el 16 de mayo.

Iraizoz completó seguramente su mejor año en el club y este verano sigue haciendo gala de una concentración extraordinaria. Transmite seguridad, que es lo principal en su demarcación por lo que facilita la labor de la línea defensiva y del bloque. No se ha limitado a atajar remates, ha estado muy rápido para corregir errores ajenos en las salidas y ha ganado casi todos los balones colgados en sus dominios. Si importante es la aportación del portero, no menos trascendente es el acierto del punta. Aduriz llegó algo justo el 7 de julio a Lezama, ni siquiera contaba con el alta médica, se fue integrando en la dinámica del resto y ha rubricado la mayoría de sus actuaciones con remates marca de la casa. Siete goles repartidos en cuatro partidos: dos al Al-Hilal, uno al Werder Bremen y al Benfica y tres al Borussia Moenchengladbach. Muchos y la mayoría nacidos de su saber estar en la zona más comprometida del campo. La nómina de delanteros habrá crecido, pero Aduriz sigue siendo indiscutible.

A Iturraspe le ha venido de perlas disfrutar de un descanso normal. Haber sido el hombre más destacado de la plantilla en el primer año de Valverde estuvo a punto de llevarle al Mundial de Brasil, pero Del Bosque se inclinó por la vieja guardia y el de Abadiño ha podido cargar pilas. El Athletic lo agradece y también él, que parece haber interiorizado cuál es su valor a partir del rol que desempeña en la estructura. Iturraspe ha adquirido definitivamente la jerarquía que por calidad le corresponde y en los amistosos se ha notado positivamente.

FRESCO No se le recuerda una pretemporada mejor a Iker Muniain y no es casualidad que haya podido desconectar. Es obvio que haber disputado en período estival campeonatos con las selecciones inferiores de España le ha pasado factura otros años, cuando regresaba a Bilbao adolecía de una saturación más perniciosa aún por su juventud. Además, hoy afronta el futuro con una perspectiva muy sugerente merced a su reciente renovación de contrato. Valverde no deja de echarle flores y el extremo ha captado el mensaje, se diría que quiere dar un salto. Ha ganado en soltura, desequilibra y no se obceca, practica un fútbol más inteligente, eligiendo bien el uso de cada posesión y cooperando en la presión.

Si la puesta en escena de Muniain constituye una noticia grata, tres cuartos de lo mismo hay que decir del rendimiento de Beñat, quien apunta las maneras que se le presuponían y el año pasado mostró con cuentagotas. Más integrado y asumiendo tareas que acaso no sean sus favoritas, pero para las que está capacitado. Por último, destacar el momento de Óscar De Marcos, el comodín abocado a realizar un esfuerzo extra por ganarse un puesto, que se perfila como una alternativa sólida para Iraola. Poderoso y decidido, parece dispuesto a explotar a fondo sus cualidades ofensivas partiendo desde el lateral derecho.