No es un asiduo en las alineaciones de Javier Aguirre, pero Manu Lanzarote (Barcelona, 1984) es de esos futbolistas que tiene una buena historia más allá de su faceta como profesional del balompié. El extremo blanquiazul, que en lo que va de temporada ha participado en once partidos, anotando un gol, no termina de convencer al entrenador de los periquitos. Fichado el pasado verano procedente del Sabadell, club en el que militó durante los dos últimos años, Lanza es un superviviente del fútbol.
Joven promesa de La Masía, donde llegó incluso a debutar con el primer equipo del Barcelona hace una década, Lanzarote ha tenido que bajar varios escalones para conseguir un contrato profesional en Primera División. Tras salir del conjunto culé, pasó al Lleida, donde descendió a Segunda B, categoría en la que también militaba su siguiente equipo, el Oviedo. En la capital asturiana tampoco cuajó, y en la temporada 2007-08 tocó fondo en cuanto al nivel de la competición se refiere. Recaló en el Sant Andreu, en Tercera, un escalón muy bajo para ese jugador desequilibraste y con pegada fácil que apuntaba maneras en la cantera del Barça y que deslumbró en el día de su debut con el primer equipo culé, ya que marcó un gol de bandera al regatear a varios rivales en Los Cármenes ante el Granada. Pero Lanza no se resignó y comenzó a subir como la espuma. Tras ascender a Segunda B con el Sant Andreu, su siguiente destino fue Eibar. En el equipo armero, hace cuatro años, continuó su progresión hasta recalar en el Sabadell, en la categoría de plata, donde tuvo su primer contacto con el fútbol femenino, actividad que ocupa en la actualidad buena parte de su tiempo libre.
un proyecto diferente En el Sabadell, empezó a entrenar al juvenil de la sección femenina. Poco a poco fue cogiéndole gusto al asunto y meses después, con la ayuda de otro amigo, fundó la Escuela Femenina Manu Lanzarote, un proyecto que combina el deporte con la enseñanza en base a unos principios que se respetan sobre todos los demás (en el escudo hay una V, inicial de la palabra valores, y aparecen un búho, como símbolo de sabiduría, un libro como distintivo de la educación, y una cadena como emblema de la unión). Firmó un acuerdo con el San Lorenzo U. D. de Terrassa para poder utilizar sus instalaciones, a las que tres veces por semana se sigue desplazando desde Barcelona para entrenar a sus chicas. - U. M.