bilbao. Si la portería del Athletic asoma en primer plano con Iago Herrerín y Gorka Iraizoz luchando entre sí en busca de la confianza de Ernesto Valverde, la guarida del Real Madrid está que arde. El debate, lejos de aplacarse con el paso del tiempo, ha ido en aumento en fondo y forma en la capital estatal, donde la pugna por la titularidad entre Iker Casillas y Diego López continúa acaparando todo tipo de titulares y críticas.
Los defensores de Casillas, seducidos por las reconocidas aptitudes de su capitán, así como por su aún vigente huella en el club, no entienden su suplencia. Y si la entienden, no la comparten. Los siete meses que lleva el portero titular de la selección estatal sin defender la portería del Real Madrid en partido oficial se antojan demasiados para aquellos que dieron como vencedor al de Móstoles en su presunto litigio personal con José Mourinho. Pero el verdadero triunfador ha sido Diego López.
Después de ganarse el respeto y la confianza del técnico luso en el segundo tramo del curso pasado, el gallego ha logrado convencer a Carlo Ancelotti para mantenerse en el once inicial, cuyas puertas se le abrieron de par en par tras la lesión sufrida por Casillas el pasado mes de enero en Mestalla. Fue entonces cuando una invonlutaria patada de Álvaro Arbeloa al tratar de despejar un balón, impactó de lleno en la mano izquierda de Casillas, ocasionándole una fractura en la base del dedo pulgar que le obligó a pasar por el quirófano.
Florentino Pérez, aconsejado por Mourinho, no lo dudó. Los dos meses que el capitán iba a tener que pasar en el dique seco obligaban a moverse en el mercado. Más aún, teniendo en cuenta que, previamente, el técnico portugués había optado por entregar la titularidad a un desafortunado Adán en detrimento del propio Casillas. El elegido para instalarse definitivamente en la portería blanca fue Diego López. El Real Madrid se lanzó a por él y este, suplente de Andrés Palop en el Sevilla, no lo dudó. Aceptó la irrechazable oferta del club en el que se había formado como portero y se hizo fuerte bajo los palos del siempre exigente Santiago Bernabéu. Lo hizo incluso tras la recuperación de Casillas, que esperó al final de la temporada y a la marcha de Mourinho para despertar de su particular pesadilla e intentar recuperar su lugar en el equipo.
El inicio de la nueva temporada, sin embargo, no ha cambiado el escenario reinante bajo los palos de Chamartín. Las nubes negras, con aviso de tormenta incluido, continúan acechando a Iker Casillas, que ha visto cómo Ancelotti apostaba también por su más directo competidor. "Diego López lo está haciendo bien y, por ahora, está jugando él", se limitó a decir el técnico italiano tras el envite del pasado lunes en Granada. Fue el segundo partido en el que el cancerbero gallego, ajeno al debate en la portería, logró dejar la portería a cero desde su regreso al Real Madrid.
esta tarde, el teresa herrera A pesar de que el de Móstoles podría ser titular esta tarde en el trofeo Terera Herrera que el Real Madrid disputa ante el Deportivo en Riazor, la buenas actuaciones de Diego López, respaldadas además por la confianza que ha depositado en él Ancelotti, convierten a Casillas en carne de banquillo de cara al partido del domingo ante el Athletic. Las muestras de apoyo que las aficiones rivales tienen para con el capitán madridista carecerán de poso. Y es que el pasado lunes, como ya sucediera en los últimos compromisos correspondientes al curso pasado, fue un sector de la afición del Granada la que coreó su nombre.
La portería del Real Madrid, por tanto, asoma al rojo vivo. Cada partido y cada movimiento de Diego López se convierten en un suculento menú para el análisis y la crítica por parte de aficionados y medios estatales. Mientras, serio y con el Mundial de Brasil a la vista, Iker Casillas luce silueta en el banquillo. Ese lugar al que le abocó Mourinho y en el que le ha asentado definitivamente Ancelotti, a quien no le ha temblado el pulso a la hora de dar a Diego López las aún ardientes llaves de la portería del Real Madrid.